La receta de Mario Draghi para que la UE no quede atrás frente a EEUU y China: una inversión anual de 800.000 millones
El diagnóstico está claro: la UE se está quedando atrás frente a Estados Unidos y China. A partir de ahí, las recetas para superar esa situación son múltiples, variadas y complejas en su aplicación. Sobre todo la que tiene que ver con la financiación de los planes. Pero realizar una “inyección masiva” de fondos, similar al Plan Marshall del pasado siglo, es un punto de partida básico para el expresidente del Banco Central Europeo Mario Draghi, a quien la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, encargó un recetario para el que será el principal eje de su segundo mandato: reforzar la competitividad del continente.
'Super Mario' ha trabajado codo con codo con altos cargos de la propia Comisión Europea en la elaboración del informe en el que plantea una inyección de entre 750.000 y 800.000 millones de euros al año para situar a la UE en condiciones de competir con otras grandes potencias. “Para digitalizar y descarbonizar la economía y aumentar la capacidad de defensa de la UE, la inversión total en relación con el PIB tendrá que aumentar en torno a 5 puntos porcentuales del PIB de la UE al año”, señala el informe que Draghi ha presentado junto a Von der Leyen este lunes.
Esa cantidad, que representa en torno al 4,4 y 4,7% del PIB europeo, es similar a la que los líderes de los 27 acordaron para el Mecanismo de Recuperación y Resiliencia tras la pandemia. A esos planes, que tienen un periodo de ejecución de cinco años (entre 2021 y 2026), fía en buena medida Bruselas la capacidad competitiva de la UE ante la feroz rivalidad que ha ido aumentando la brecha con Estados Unidos y China en los últimos tiempos. “La UE puede satisfacer estas necesidades de inversión sin sobrecargar los recursos de la economía europea, pero el sector privado necesitará apoyo público para financiar el plan”, sostiene el documento.
Draghi, a favor de la deuda común
“Es necesaria cierta financiación conjunta de la inversión a escala de la UE para maximizar el crecimiento de la productividad, así como para financiar otros bienes públicos europeos”, afirma el informe en el que Draghi apuesta por la emisión de deuda conjunta. Se trata de una herramienta polémica en el seno de la UE. De hecho, preguntada por esa posibilidad, Von der Leyen ha lanzado balones fuera. “Las prioridades comunes europeas tienen que financiarse con fondos comunes”, ha dicho la presidenta de la Comisión Europea, que se ha referido exclusivamente a las contribuciones nacionales al presupuesto comunitario y a recursos propios, que pasan, por ejemplo, por impuestos que van directamente a las arcas comunitarias.
“Los valores fundamentales de Europa son la prosperidad, la igualdad, la libertad, la paz y la democracia en un entorno sostenible. La UE existe para garantizar que los europeos siempre pueden beneficiarse de esos valores fundamentales. Si Europa deja de poder proporcionárselos a sus ciudadanos -o tiene que contraponer unos a otros- habrá perdido su razón de ser”, reza el texto en el que se utilizan expresiones como que Europa se enfrenta a un “desafío existencial”. “La única manera de afrontar este reto es crecer y ser más productivos, preservando nuestros valores de equidad e inclusión social. Y la única manera de ser más productivos es que Europa cambie radicalmente”, establece el informe, que plantea una nueva estrategia industrial europea.
“La innovación es el primer pilar del informe”, ha afirmado el exprimer ministro italiano en una rueda de prensa junto a Von der Leyen en la que ha presentado el informe que recuerda que sólo cuatro de las 50 mayores empresas tecnológicas del mundo son europeas: “La posición global de la UE en tecnología se está deteriorando: de 2013 a 2023, su cuota de ingresos mundiales en tecnología cayó del 22% al 18%, mientras que la de EEUU aumentó del 30% al 38%”.
Como parte del “plan conjunto de descarbonización y competitividad”, Draghi también plantea la necesidad de abaratar la energía, que tras la desconexión de Rusia ha conllevado que en Europa sea cinco veces más cara que en EEUU. La otra pata a la que hace referencia es a la reducción de las dependencias estratégicas, como el refuerzo de la defensa en la que la UE ya está embarcada desde hace tiempo.
La pelea tecnológica
Draghi también emplaza a los 27 a actuar conjuntamente y a no ir por libre en lo que a política industrial se refiere. “Los estados miembros ya actúan individualmente y las políticas industriales van en aumento. Pero es evidente que Europa no está a la altura de lo que podríamos conseguir si actuáramos como comunidad”, recoge el documento, que ve en la desmembración dentro del mercado único un punto débil así como en las trabas administrativas contra la que Bruselas ya se ha conjurado.
“Europa no se coordina allí donde importa. Hoy en día, las estrategias industriales -como se observa en EE.UU. y China- combinan múltiples políticas, que van desde políticas fiscales para fomentar la producción nacional, pasando por políticas comerciales para penalizar los comportamientos anticompetitivos, hasta políticas económicas exteriores para asegurar las cadenas de suministro. En el contexto de la UE, vincular las políticas de este modo requiere un alto grado de coordinación entre los esfuerzos nacionales y los de la UE. Pero debido a su lento y desagregado proceso de elaboración de políticas la UE es menos capaz de dar una respuesta de este tipo”, señala el informe.
En una rueda de prensa junto a la presidenta del gobierno comunitario, Draghi ha defendido la necesidad de que Bruselas abandone la mano ancha con las ayudas de estado que ha tenido desde la pandemia y circunscriba las autorizaciones a aquellos proyectos que son de interés común en la UE. La concesión de ayudas de estado es uno de los motivos de desequilibrio interno en el club comunitario ya que Alemania, que tiene más músculo fiscal, copa el grueso de las ayudas de estado.
“Europa está malgastando sus recursos comunes. Tenemos un gran poder de gasto colectivo, pero lo diluimos en múltiples instrumentos nacionales y de la UE”, critica Draghi, que pone como ejemplo la necesidad de unir fuerzas en sectores como el de la Defensa. Tras la invasión rusa de Ucrania, la UE, que nació como un proyecto de paz europeo, empezó a impulsar medidas de este tipo, como la compra conjunta de armamento.
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