La nueva legislatura del Parlamento Europeo va a ser decisiva para el futuro de la Unión (UE). La positiva experiencia de las políticas habilitadas tras la crisis por la pandemia del COVID permite abrigar esperanzas de que se puedan afrontar de forma efectiva las necesarias políticas en campos como el social o el medioambiental.
Confiemos en que el nuevo Europarlamento continúe y refuerce esa tendencia y se apueste decididamente por seguir avanzando hacia una Unión Europea más potente, en favor de una transición ecológica justa y con instrumentos suficientes para ello.
Varias iniciativas europeas recientes, surgidas en respuesta a la crisis climática, a la pandemia de COVID-19 y a la guerra en Ucrania, han comenzado a orientar las políticas de la Unión en esta dirección, como el Pacto Verde o el Mecanismo para la Recuperación y la Resiliencia.
Frente a algunas voces que parecen querer revertir esta tendencia, parece claro que la única respuesta posible a los desafíos actuales es acelerar de manera eficaz la lucha contra el cambio climático y las desigualdades. Para ello, se necesitan recursos adicionales. Los actuales presupuestos comunitarios son evidentemente insuficientes a estos efectos.
La UE está demostrando que es posible superar algunas carencias y obstáculos de su deficiente sistema de gobernanza. La Conferencia sobre el Futuro de Europa ha insistido en la necesidad de armonizar la política fiscal. Recientemente, más de un centenar de eurodiputados pidieron a la Unión que estableciera un impuesto progresivo sobre la riqueza extrema. El establecimiento de un nivel mínimo global de imposición para las multinacionales en la Unión Europea es también un paso en la buena dirección.
Un impuesto sobre las transacciones financieras que compensara la baja tributación privilegiada que recae sobre la actividad financiera y que contribuyera a frenar la especulación en los mercados de valores sería un poderoso instrumento para las políticas de la Unión.
Una buena iniciativa es la que invita a la Comisión Europea a establecer una tributación europea sobre las grandes fortunas. Estamos hablando de un grupo muy reducido de personas, en torno al 0,1% más rico de la población de cada país miembro, llamado a contribuir de forma más equitativa de lo que lo hacen actualmente, para favorecer las necesidades de toda la ciudadanía, del planeta y de esos mismos contribuyentes.
Esta iniciativa, denominada 'Tax the rich', solicita que se ponga en marcha una tributación sobre las grandes fortunas destinada a reforzar la lucha contra la pobreza, las desigualdades económicas y sociales, y que genere recursos adicionales que permitan financiar medidas urgentes para combatir el cambio climático.
Esta tributación contribuiría a los recursos propios de la Unión y los correspondientes ingresos permitirían ampliar y consolidar las políticas europeas de transición medioambiental, social y de cooperación al desarrollo, en cofinanciación con los Estados miembros. Esta contribución se destinaría a combatir el cambio climático y las desigualdades y permitiría una participación más equitativa de la ciudadanía europea en la consecución de estos objetivos.
La puesta en marcha de esta propuesta empujaría el avance hacia un sistema de recursos propios de la Unión Europea más relevante. De hecho, hacer frente al reembolso de los compromisos financieros contraídos por la Comisión con el fin de financiar el Mecanismo de Recuperación y Resiliencia (MRR) obliga a caminar decididamente en esa dirección.
Los ingresos derivados de una tributación sobre las grandes fortunas permitirían reforzar el Mecanismo de Recuperación y Resiliencia, los fondos vinculados al Pacto Verde y la política de cohesión.
Una Europa más limpia, más justa, más sostenible y más solidaria es posible. Y podemos empujar en esa dirección difundiendo la iniciativa 'Tax the rich' y animando a apoyarla con nuestras firmas.