La reduflación, cuando las empresas te dan menos para no subir el precio
Menos Doritos en la bolsa, que el papel higiénico dure menos o que el servicio de habitaciones en los hoteles pase a ser opcional. Estos son algunos ejemplos de una tendencia que se está viendo a nivel mundial que se llama 'shrinkflation' (juego de palabras entre reducir e inflación, 'reduflación' en español) o cuando las compañías optan por reducir la cantidad de sus productos en vez de subir los precios, para así no perder clientes.
Esta estrategia económica ya se vio hace una década tras la pasada recesión económica y ahora está volviendo a resurgir debido a que la inflación vuelve a ser la principal preocupación de los economistas. La inflación en Estados Unidos es la más alta en 40 años, esta subida de los precios se debe a una combinación entre escasez de mano de obra, los cuellos de botella en la cadena de suministro, el aumento de la demanda tras la pandemia y el hecho de que la invasión de Rusia a Ucrania esté reduciendo el abastecimiento de alimentos y energía, poniendo así aún más presión en los precios.
La 'reduflación' es una técnica más sigilosa. Por lo general, cuando al productor le cuesta más producir su producto opta por subir sus precios, pero esto puede hacer que los consumidores pasen a comprar los productos de la competencia o de marcas blancas.
El abogado de consumo Edgar Dworsky lleva desde 2006 estudiando las etiquetas de los productos y compartiendo en su organización sin ánimo de lucro, Consumer World, los cambios que ve. En su reporte de 2021, el experto indica que la bolsa de Doritos pasó de contener 276,4 gramos a 262.2, lo que equivale a 5 nachos menos; el papel higiénico Bounty pasó de tener 165 hojas a 147; el tubo de pasta de diente Crest 3D White Radiant Mint pasó de contener 116,2 gramos a 107,7, lo que se traduce a un lavado de dientes menos.
Otra forma en la que se ven estas reducciones es cuando la compañía cambia el envoltorio o paquete de su producto. Como fue el caso de la bebida isotónica de Gatorade, propiedad de PepsiCo, que ha rediseñado sus botellas para hacerlas más aerodinámicas y fáciles de agarrar, pero en este cambio ha reducido el 14% del tamaño de sus botellas.
Algunas compañías hasta justifican estos recortes como mejoras para el consumidor o el medioambiente. Por ejemplo, en Inglaterra, Cadbury dijo que la razón por la que sus barritas de chocolate Wispa ahora son más pequeñas es para ayudar a combatir la obesidad, pero el precio sigue siendo el mismo.
No solo se puede ver la 'reduflación' en las estanterías de los supermercados, sino también en el sector servicios. El pasado julio la cadena de hoteles Hilton anunció que en Estados Unidos la limpieza diaria de las habitaciones ocupadas se realizará solo a petición del cliente (esta sigue siendo gratuita) y que la única limpieza automática que se hará será en el quinto día.
En Walt Disney World, el parque de atracciones de Florida de los creadores de Mickey Mouse, también se puede ver la 'reduflación' desde el verano pasado, cuando los pases para “saltarse la fila” pasaron de ser gratis a costar 15 dólares. Además, este año se suspendió el servicio Magical Express de Disney, que permitía a los huéspedes de los hoteles de Disney World Resort ir y volver del Aeropuerto Internacional de Orlando (MCO) por cortesía del parque temático.
Con estas dinámicas no es de extrañar que el nivel de satisfacción general de los clientes estadounidenses ha caído a su nivel más bajo desde 2005. “El declive comenzó antes de la llegada de la COVID-19, pero la pandemia lo ha acelerado y profundizado”, destaca el informe de 2021 del Índice de satisfacción de clientes estadounidenses.
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