El regulador nuclear y la transparencia: el CSN publica ahora el plan de comunicación que le exige el Congreso desde 2014
Siete años después de la catástrofe de Fukushima y cuatro años después de que se lo exigiera por primera vez el Congreso de los Diputados, ante el que rinde cuentas, el Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) ha publicado al fin el plan de comunicación que le pidió la Cámara Baja en abril de 2014 para mejorar su transparencia y cumplir con las recomendaciones de diversos organismos internacionales.
El organismo ha colgado esta semana, con más de un año de retraso desde su aprobación por el pleno el 5 de abril de 2017, un documento que estaba contemplado en el plan estratégico que el CSN aprobó hace ya siete años.
Se trata de una vieja exigencia del Congreso. En abril de 2014, la Cámara Baja instó por primera vez al regulador “a que mejore su comunicación, dotándose a la mayor brevedad posible de un Plan de Comunicación, en sintonía con lo establecido en el Plan Estratégico 2011-2016 del propio CSN y atendiendo a las recomendaciones de la NEA [Agencia de Energía Nuclear] de la OCDE, del OIEA [Organismo Internacional de Energía Atómica] y de la Comisión Europea tras el accidente de Fukushima”.
Publicarlo el documento sin anunciarlo al público, como ha hecho el CSN, resume cómo ha gestionado este asunto su máximo responsable, Fernando Marti, que preside el organismo encargado de supervisar la seguridad de los reactores nucleares desde diciembre de 2012.
El verano pasado, cuando el plan ya había sido aprobado por el pleno, los diputados pidieron al CSN que publicara “de forma inmediata” en su web. eldiario.es preguntó el jueves por escrito al CSN por las razones del retraso, sin obtener respuesta.
El plan, de 20 páginas y disponible desde el miércoles en el apartado de “Transparencia” del CSN (hay que buscarlo para encontrarlo), recuerda que el preámbulo de la ley que en 2007 reformó el estatuto del regulador “exige reforzar la transparencia en el CSN al considerarla uno de los objetivos instrumentales básicos del Consejo”.
El documento persigue “incrementar el conocimiento sobre la labor del CSN y sus funciones” y “mantener y elevar la credibilidad y la confianza” en sus actuaciones y decisiones. Entre las acciones concretas que recoge, “adoptar un mayor tono divulgativo en las notas de prensa correspondientes a sucesos notificables hasta donde el rigor técnico lo permita” y, en clave interna, “contribuir a un clima laboral de participación y colaboración”.
Marti, que antes de ser colocado por el Gobierno de Mariano Rajoy al frente del CSN fue el primer secretario de Estado de Energía del exministro de Industria José Manuel Soria (duró menos de un año en ese cargo), pareció recoger el guante que le lanzó el Congreso en abril de 2014 y en diciembre de ese año se comprometió ante los diputados a elaborar con “urgencia” el plan “en nuestro afán de transparencia y acercamiento a la sociedad”.
El documento, dijo entonces, implicaría “a toda la organización” y se basaría “en cuatro pilares básicos: primero, el posicionamiento, para definir el lugar que se desea que ocupe la institución; segundo, proyección o alcance de las características de la institución; tercero, imagen, que implica una selección de las características del consejo para reforzar su posicionamiento y proyección y, finalmente, acciones, que serán el conjunto de actividades a ejecutar para lograr los tres puntos anteriores”.
Largas al Congreso
Pese a las promesas de urgencia, Marti tiene sus propios ritmos (“Reconozco que nunca he estado en Almaraz”, espetó en diciembre pasado a los diputados). Y, tras dar largas a sus señorías en varias ocasiones sobre la fecha aprobación del plan (“Estará en breve, dentro de un mes o de tres”, aseguró en octubre de 2016), el documento ha salido a la luz en la recta final de su mandato de seis años.
En principio, el mandato de Marti expira el 28 de diciembre, aunque el estatuto del regulador permite una prórroga de seis meses. Marti, cuyo cese ha llegado a pedir la mayoría del Congreso, podría renovar por otros seis años, pero él ha dicho que no quiere hacerlo: “A mí ya me queda año y medio y no quiero ni debo repetir”, dijo a los diputados en una comparecencia a puerta cerrada en junio.
Tras su estéril visto bueno a la prórroga de Garoña, el CSN tiene como principal asunto sobre la mesa a corto plazo el futuro del almacén temporal centralizado (ATC) de residuos nucleares de Villar de Cañas. En este primer semestre, el Gobierno prevé, previo informe del organismo, dar el visto bueno a la autorización de construcción del polémico silo, en un intento por agilizar un proyecto que también es una exigencia del Congreso y que se retrasa desde hace años. Ahora, el CSN podrá pronunciarse con un plan de comunicación en vigor.