Horarios de diez y doce horas. Salarios muy por debajo del mínimo legal, de 800 y 900 euros por jornadas completas. Alta a la Seguridad Social por menos horas de las trabajadas, incluso por la mitad. El absoluto incumplimiento de la compensación de horas extra. Alguna –o varias– de estas condiciones se repiten día sí y día también a través de testimonios anónimos del sector de la hostelería en la cuenta de @Soycamarero, cuyos mandos lleva Jesús Soriano, “camarero durante 18 años” y que ahora solo ejerce a tiempo parcial, más dedicado a las redes sociales. “Hay gente que no se los cree, pero por desgracia no tengo que inventarme nada”, explica a este medio.
Como ha ocurrido en el pasado, por ejemplo con los insultos racistas a una trabajadora de Goiko en 2019, la semana pasada un nuevo testimonio compartido por su cuenta de X (antigua Twitter) se hacía viral, con más de cinco millones de reproducciones. Se trataba de los pantallazos de una conversación de Whatsapp entre un jefe y un camarero, al que llevaba sin pagar su salario los dos últimos meses, como explicó el afectado a Soriano.
“Normal que no te aparezca ingresada (la nómina), estos meses no has trabajado todos los días”, dice el empleador en los mensajes. “En julio cuando te cortaste el tendón te di tres días libres. Ya no trabajaste los 30 del mes. Y en agosto, con la tontería de tu padre te fuiste día y medio a Madrid”, añade. El responsable de @Soycamarero explica que el padre del trabajador está enfermo de cáncer, en fase terminal, según le explicó el afectado.
“Tu obligación es estar aquí de lunes a domingo de 11 a 11”, reitera el jefe, lo que supone una jornada ordinaria de 12 horas diarias, por encima del máximo legal permitido e incumpliendo el necesario descanso semanal. Poco después, tras la gran difusión en redes sociales, Jesús Soriano explica que el camarero se puso en contacto con él para explicarle que la familia de su jefe había identificado el caso difundido en redes sociales y que iban a pagarle lo debido.
Muchas personas recelaron del caso, por el comportamiento tan abusivo del jefe y también por la feliz resolución tras una denuncia anónima, sin mencionar siquiera al establecimiento en cuestión. Por ello, Soriano compartió varias capturas de los correos electrónicos que le envió el afectado, al que oculta el nombre, ya que quiere mantenerse en el anonimato.
“Me contó su caso y sinceramente no creo que esta persona mienta, me contó muchos detalles, pero no quiere aparecer en los medios. Está muy mal”, lamenta Soriano. En ocasiones, ante las sangrantes situaciones difundidas, la gente pone en duda los testimonios, pero el camarero advierte de que la precariedad es una constante en gran parte del sector, que ha vivido en su propia piel. “Desgraciadamente no tengo que inventarme nada, porque no hace falta. Tristemente, llegan casos que superan la ficción”, apunta.
“He sido camarero 18 años en restaurantes, bares de pueblo, en franquicias,... de todo. Y de todos los sitios en los que he estado, el 80% tenía malas condiciones”, explica el responsable de @Soycamarero.
Entre sus peores vivencias laborales, explica el trabajo en un restaurante “con mucha afluencia de clientes, incluso con colas en la calle” en Valencia durante las Fallas. “Trabajando de lunes a domingo por 900 euros, librando solo un lunes sí otro no. Y con los pies sangrando literalmente. Eran 12 o 13 horas trabajando con muchísimo calor, con zapatos, que al final los pies te sangran”, afirma Soriano.
El sector “más incumplidor” de derechos laborales
Un vistazo a su cuenta en redes sociales ofrece un sinfín de situaciones de explotación. Como la oferta de trabajo con un horario que supone más del máximo de 40 horas semanales y que, cuando es advertido por una solicitante de empleo, recibe esta respuesta: “Se hace un día más a la semana y no se paga y tampoco se da el día libre. Esas son las condiciones de la empresa”.
O el horario en un pub de pueblo, de cuatro de la tarde a cuatro de la mañana en fines de semana, es decir, de 12 horas. Entre semana, la jornada alcanza las 10 horas y media. En principio, el horario incluye todos los días de la semana, sin ningún descanso. Si se quiere descansar uno, el lunes, el responsable explica que se descontaría del sueldo, que sitúa en los 1.200 euros al mes.
Ante las preguntas de una trabajadora, sobre si las horas trabajadas fuera de contrato se pagarían, el empleador del garito responde: “(El contrato) sería de 8 horas, pero es un pub que va poquita gente, no puedo pagar aparte más y no se puede dar de alta más de 8 horas”.
En un sector ya de por sí con bajos salarios, de los más reducidos de las distintas actividades económicas, los abusos que más recibe Jesús Soriano hacen referencia a sueldos por debajo de los mínimos legales, muchas denuncias sobre jornadas interminables, la falta de días de descanso y muchas “horas de trabajo gratis”.
Situaciones a veces tan normalizadas entre muchos empleadores, que las reconocen sin tapujos por escrito en conversaciones de Whatsapp con solicitantes de empleo e, incluso, en ofertas de trabajo colgadas en portales de empleo y páginas web. “Si por algún motivo nos retrasamos dos meses de salario, ¿usted se incomodaría?”, recoge una encuesta vinculada a una oferta difundida este jueves.
Desde los sindicatos, en CCOO coinciden en el diagnóstico de incumplimientos generalizados. “La hostelería sigue siendo el sector más desregulado, más incumplidor de la normativa laboral en este país”, sostiene Marcos Gutiérrez, responsable de Comunicación e Institucional de CCOO Servicios.
En un país de bares y turismo, se trata de un importante motor económico para el país, en el que “hay de todo”, reconoce Gutiérrez, pero explica que conviven “dos realidades”: por un lado, las compañías con más prestigio que respetan los derechos laborales, las condiciones del convenio e incluso las mejoran, donde la mayoría de personal del sector aspira a trabajar, y por otro lado “aquella otra parte de la hostelería que culturalmente entiende que las malas condiciones laborales son un peaje del sector”.
“Claro que así no hay camareros”
Con este panorama, desde los sindicatos y @Soycamarero se rebelan contra una de las máximas repetidas por los hosteleros en los últimos años: la falta de personal. El presidente de la patronal CEOE, Antonio Garamendi, afirmaba hace meses que “por el motivo que sea”, hay más de tres millones de personas sin empleo pero, al mismo tiempo, faltan candidatos a cubrir plazas vacantes sin cubrir.
Los motivos, explican desde la parte trabajadora, pasan por condiciones laborales “nefastas”, con salarios bajos que muchas veces no llegan para pagar una vivienda o un alquiler en muchas ciudades, sobre todo en las zonas más turísticas, así como la existencia de más alternativas en una economía al alza y con crecimiento del empleo, en máximos históricos.
“La gente ya tiene más opciones y no tiene por qué currar en estos trabajos de mierda. Mucha gente ha dado un golpe en la mesa. Antes estábamos tragando más porque no había otra, y aún se sigue tragando por necesidad, que es de lo que se nutren estas empresas, de las personas necesitadas”, considera Jesús Soriano.
Marcos Gutiérrez llama la atención sobre los discursos de algunos hosteleros sobre la falta de camareros y su llamada a traer trabajadores extranjeros para estos puestos, replicados por varios medios de comunicación en los últimos años. “Hay que mirar qué condiciones están ofreciendo. Hay provincias donde han estado con convenios colectivos sin actualizarse durante unos 15 años, como en Euskadi y Murcia, entre otras. Que están pagando salarios de 2008, cobrando precios de 2023”.
“Deben mejorar las condiciones, no que 'como ya no puedo explotar a la gente de España voy a ver si puedo explotar a gente de fuera', nos negamos”, explica el representante de CCOO, para lo que espera que contribuya el aumento de contratos indefinidos gracias a la reforma laboral.
En la parte trabajadora también rechazan que el negocio no dé para subir salarios, como alegan algunos empresarios. La hostelería es de las actividades que más ha exprimido la crisis de inflación, tras las compañías energéticas. Con un encarecimiento de los costes de apenas el 6% de 2021 a 2022, elevaron sus menús, sus cartas y sus habitaciones un 9,3%, según el Banco de España. En cualquier caso, en CCOO insisten en que “los hosteleros tienen que entender que, si la viabilidad de un negocio depende de la explotación laboral, de no cumplir con los derechos laborales, no es una empresa viable”.