El anuncio de las nuevas contrataciones en Renfe Operadora -las primeras que se realizan en el ente desde que comenzó la crisis- se dieron a conocer a mediados de julio a bombo y platillo por el operador ferroviario. La empresa espera que 150 trabajadores entren este año “por la necesidad de incorporar gente joven” según el presidente de la empresa, Pablo Vázquez. “Lo que está sobre la mesa es ver cómo creamos empleo en Renfe”, añadió Vázquez, quien rechazó la apertura de un Expediente de Regulación de Empleo (ERE) y abogó por el lanzamiento de un plan de empleo ante el envejecimiento de una plantilla de 14.500 personas cuya edad media ronda los 55 años.
El Plan de Empleo, a cuyo primer borrador ha tenido acceso eldiario.es, ha sido presentado estos días en la compañía de trenes sin hacer demasiado ruido. Y cumple todos los requisitos para convertirse en un auténtico ERE encubierto, camuflado en el denominado “Plan de desvinculaciones laborales”. Se trata de bajas suculentamente incentivadas que contrastan con la pobreza salarial que se ofrece a los nuevos contratados: sueldos que van de los 8.000 a los 23.000 euros brutos anuales y muchas dificultades para promocionar internamente. Los principales sindicatos rechazan esta propuesta de la empresa.
El plan, que consta de cinco páginas, parece un caramelo para aquellos empleados que acumulen la antigüedad necesaria (25 años) ya permitirá cobrar un generoso complemento durante un tope de dos años en caso de que a un trabajador le falte un ese tiempo (dos años) como máximo para alcanzar la jubilación: Renfe Operadora ofrece nada menos que 1.000 euros al mes a sumar al cobro de un 40% del salario bruto. Y muchos de los trabajadores podrían además jubilarse con la pensión máxima.
La propuesta salarial del operador es clasista: espléndida con la plantilla actual y tacaña con los jóvenes llamados a rejuvenecer Renfe. Algunas retribuciones suenan a broma: un factor recién incorporado ganaría 8.000 euros anuales. Un trabajador de talleres, 10.500 euros. Alguien dedicado a la gestión se embolsaría 10.000 euros. Una persona que trabaje en la estructura de apoyo, 23.000 euros.
En el último convenio colectivo de Renfe los sueldos más bajos en las diferentes áreas que se establecen apuntan a cantidades más elevadas. En el caso de un operador de entrada de mantenimiento y fabricación el sueldo se establece en 18.924 euros, para un operador comercial de entrada del colectivo comercial se apuntan 16.724 euros y para un operador de entrada de administración y gestión se cifra el salario en 17.054 euros brutos al año.
En la nueva propuesta se cercenan asimismo las posibilidades de promocionar internamente y aspirar a ganar un sueldo mayor. Otro de los puntos del Plan de Empleo impone hasta ocho años de espera desde que una persona ingresa en Renfe hasta que accede a cuadros intermedios. “Parece un modo de proteger a una casta directiva”, denuncian algunos sindicatos.
Entre los posibles afectados por las bajas incentivadas conviven distintas categorías. Es el caso de los maquinistas -los mejor pagados junto a los directivos dentro del escalafón ferroviario- que podrían llegar a acumular más de 60.000 euros durante 24 meses entre la suma del complemento de mil euros y el 40% del salario bruto, según cálculos estimados por fuentes de la empresa. “No es normal que unos se jubilen con tanto y otros entren con tan poco”, lamentan estas mismas fuentes.
En 2014 culminó el último ERE voluntario de Renfe y Adif: dado el envejecimiento del personal, las peticiones para acogerse al expediente desbordaron las previsiones más optimistas. Se esperaba la salida de 500 trabajadores y se acogieron al ERE más de mil, así que es de prever que, de prosperar, haya una avalancha de demandantes del “plan de desvinculaciones laborales” planteado ahora.