Renfe, el principal operador público de ferrocarriles en España, vive una situación de parálisis desde que el pasado verano el Gobierno anunció los planes privatizadores del transporte ferroviario. Adif, el gestor de infraestructuras, se ve también arrastrado por esta dinámica
Pese a que la compañía que ahora preside Julio Gómez Pomar anunció para el primer semestre del año un incremento del número de pasajeros del 0,45% al transportar 249,8 millones de personas, el clima interno en Renfe es de “inquietud y desconcierto”, según explican fuentes sindicales. Las centrales han desconvocado los paros que tenían programados para los próximos días en aras a un entendimiento con el ministerio de Fomento, pero ello no ha relajado los ánimos.
La inquietud no ha hecho sino crecer desde que la presidencia de la operadora ha comenzado a barajar números rojos. Renfe estima que en 2011 el ejercicio se cerró con unas pérdidas de unos 330 millones. Para 2012 se ha calculado una “pequeña pérdida” en torno a 17 millones. El baile de cifras en negativo da pie a que entre los trabajadores (unos 28.000 entre Renfe y Adif) se haya instalado la idea de que se prepara un ERE que se podría aplicar en las condiciones de la nueva normativa laboral.
Además, para el ejercicio de 2013 Julio Gómez Pomar “contempla un escenario muy diferente porque Renfe absorbe una parte muy importante de Feve”, la compañía de los ferrocarriles de vía estrecha, que se integrarán en Renfe y en Adif a partir del próximo mes de enero. Según las estimaciones de Renfe, Feve tendrá 130 millones de pérdidas en el año en curso, lo que obligará a la operadora a hacer “un enorme esfuerzo, durante 2013, para absorber este déficit”, según declaraciones de Gómez Pomar. El proyecto de Presupuestos Generales del Estado para 2013 prevé que Renfe asuma números rojos de 171,8 millones, como consecuencia de la absorción de Feve.
Feve explota a día de hoy 1.200 kilómetros de red con 1.800 empleados. Esta plantilla deberá acomodarse al volumen de tráfico real de pasajeros que, según fuentes de la empresa de vía estrecha, se ha visto reducido un 34% desde 2004.
Liberalización ferroviaria
La digestión de Feve a partir de enero se junta con los planes de liberalización del ferrocarril para el servicio de pasajeros en España. Fomento ha fijado la fecha de julio de 2013 como tope para admitir a competidores privados de Renfe en la red ferroviaria nacional. Antes de que se implemente esta medida, la operadora Renfe deberá haberse dividido en cuatro empresas dedicadas a actividades diferentes. La primera empresa estará especializada en tráfico de pasajeros; la segunda a actividades de mantenimiento de trenes, la tercera a tráfico de mercancías, y la última a la gestión del actual parque de trenes y material rodante de la compañía.
El objetivo del Gobierno es privatizar algunos servicios de la Renfe actual, especialmente el de mercancías y el de mantenimiento. A su vez se prevé liberalizar los servicios de pasajeros, introduciendo operadores privados en los corredores del tren de alta velocidad.
Para las cercanías y regionales, amparados por el concepto de servicio público, y por tanto susceptibles de recibir subvenciones estatales, se optará por la vía de la concesión mediante la fórmula de franquicias que ya funciona en el Reino Unido y en Alemania. Cada franquicia se articula en un corredor, un grupo de líneas o un núcleo de cercanías. Su gestión será adjudicada a una empresa privada.
La adjudicataria explotará los trenes que operaran con anterioridad en la línea con su personal y sus viajeros, de manera que mediante un sistema de licitación se fijarán unos parámetros mínimos de explotación por un período limitado en años de adjudicación. Las empresas candidatas deberán realizar sus ofertas de servicio fijando compromisos de calidad, frecuencia, puntualidad, precios, etc.
Franceses y alemanes
En el sector ferroviario, empresas, sindicatos y trabajadores se preguntan si es posible la privatización de los servicios, especialmente los de pasajeros. En general se tiene la consideración de que el tren es un servicio deficitario y no se concibe que empresas privadas puedan apostar por unos tráficos en los que solo pueden acumular pérdidas.
La privatización del tren en el Reino Unido ha supuesto no pocos quebraderos de cabeza para quienes la promovieron. De hecho la red ferroviaria ha sido reestatalizada tras varios accidentes con víctimas mortales, aunque se mantienen los operadores privados de trenes. Con la excepción británica, el resto de las compañías que gestionan el tráfico de trenes de pasajeros apuestan por entrar a competir en territorios que no son el suyo y suelen ser sociedades estatales o de territorios autónomos (los lander alemanes) que desean internacionalizar su servicio.
En España se prevé la entrada de la operadora estatal francesa SNCF que ya homologa sus trenes Alstom de dos pisos para realizar servicios AVE hasta Barcelona. Por su parte, el gigante del transporte de mercancías por ferrocarril, la empresa alemana DB, tiene ya sólidas posiciones en España a través de su filial Transfesa, y solo depende de la posición que adopte Renfe en mercancías para saber si la germana será aliada o su furibunda competidora.