El rey iniciará este sábado en Riad la visita oficial a Arabia Saudí aplazada en noviembre por la muerte del hermano del rey Salmán, en la que previsiblemente estarán sobre la mesa el proyecto en marcha del AVE entre Medina y La Meca y las negociaciones para la venta de cinco corbetas que serán construidas por la empresa pública Navantia en un contrato que puede alcanzar los 2.000 millones de euros.
A mediados de noviembre, tras el aplazamiento del viaje, el consorcio español y las autoridades saudíes alcanzaron un acuerdo que concedía 14 meses más de plazo, hasta marzo de 2018, para terminar el proyecto de alta velocidad y que establecía el pago de 150 millones de euros por sobrecostes.
En cuanto al contrato para construir las corbetas en las instalaciones de Navantia en Cádiz y El Ferrol, se espera que la venta se formalice pronto, porque el delegado del Gobierno en Andalucía, Antonio Sanz, dijo a mediados de diciembre que esperaba un cierre “inminente” del acuerdo.
Según Sanz, este acuerdo permitirá “millones de horas de carga de trabajo” para los astilleros de Navantia, que podrían “duplicar” sus cargas de trabajo.
Ese contrato depende ya sólo de la decisión política del Gobierno saudí, pendiente de la visita de Felipe VI para que queden patentes las estrechas relaciones entre las casas reales de ambos países y las ventajas económicas que suponen para el Gobierno español las relaciones con Riad.
Ayuda militar para un país que está atacando Yemen
Los beneficios económicos para Navantia y el personal de sus empresas son cuantiosos, pero el contrato de venta de armamento es especialmente polémico, y no sólo por las frecuentes denuncias de las organizaciones de todo el mundo por las violaciones de derechos humanos que se producen en Arabia Saudí. En 2016, y por segundo año consecutivo, el régimen ejecutó al menos a 150 personas, la mayoría delincuentes comunes, bajo un sistema de justicia que no concede garantías de defensa a los acusados.
Al tratarse de buques militares, la venta, como muchas de las realizadas estos años por EEUU, Reino Unido y Francia, se produce cuando Arabia Saudí y sus aliados del Golfo Pérsico están embarcados en una guerra en Yemen en la que los bombardeos indiscriminados de zonas habitadas por civiles y contra la infraestructura civil del país han suscitado condenas internacionales, pero no las de los gobiernos occidentales.
Además, la Armada saudí ejecuta un bloqueo naval sobre Yemen para impedir que llegue ayuda a sus enemigos, las milicias huzíes de confesión chií, pero también para hacer imposible la llegada de alimentos al que era antes de la guerra el país más pobre de Oriente Medio.
De acuerdo con los datos de Unicef, 370.000 niños yemeníes sufren cuadros severos de desnutrición con el sistema inmune debilitado, y 1,5 millones de niños pasan hambre. La falta de alimentos se agravó en la segunda mitad de 2016. Por culpa de la desnutrición crónica, la mitad de los menores de cinco años sufre retraso en el crecimiento.
Aprovechar las reformas económicas saudíes
Los ministros de Exteriores, Alfonso Dastis, y de Fomento, Íñigo de la Serna, acompañarán al monarca español en la visita, según ha confirmado el lunes la Oficina de Información Diplomática (OID), así como el vicepresidente de la CEOE, Joaquím Gay de Montellà, y el director de Relaciones Internacionales de la patronal, Narciso Casado.
La visita de Felipe VI permitirá explorar las perspectivas de negocio que abre a las empresas españolas el plan Visión 2030, diseñado por Arabia Saudí para impulsar su economía y reducir la dependencia del petróleo, en sectores como infraestructuras, ingeniería, telecomunicaciones y energías renovables.
La agenda de la frustrada visita de hace dos meses incluía reuniones no solo con el rey Salmán, sino también con el príncipe heredero, su sobrino Mohamed bin Nayef, y con el segundo sucesor, su hijo Mohamed bin Salmán, que es el ministro de Defensa y el máximo responsable de la política económica del país.