Crónica

Los rivales de Calviño para presidir el BEI se plantan en su fiesta en Santiago

Irene Castro

Santiago de Compostela —
15 de septiembre de 2023 16:14 h

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Nadia Calviño jugaba en casa. Su intención es que los ministros de Economía de la UE la auparan a la presidencia del Banco Europeo de Inversiones (BEI) en la reunión informal que mantienen este viernes y este sábado en Santiago de Compostela. Y, salvo sorpresa mayúscula de última hora, no va a ser así. Al responsable económico del Gobierno belga, Vincent Van Peteghem, le corresponde organizar el proceso de elección y, en principio, se limitará a lanzar el procedimiento.

La posibilidad de que la decisión se tomara en Santiago, la tierra natal de la vicepresidenta económica, había despertado suspicacias en el resto de aspirantes, que no han dudado en viajar a Galicia. Lo han hecho la comisaria de Competencia, Margrethe Vestager, que está apartada de su cargo durante la carrera; el italiano Daniele Franco, y la polaca Teresa CzerwiÅ„ska.

Ninguno de ellos estaba invitado a la fiesta, organizada por la presidencia española del Consejo de la UE, pero fueron incluidos en las correspondientes delegaciones de sus países. Fuentes del gobierno polaco explican que tomaron la decisión a principios de agosto y en el equipo de Vestager que fue comunicado a la presidencia española cuando las candidaturas fueron formalmente proclamadas.

Y es que el encuentro con los ministros de Economía -que en esta ocasión incluye también a gobernadores de bancos centrales y representantes de Latinoamérica- era una oportunidad para Calviño de lucirse como anfitriona, pero también de hacer campaña con quienes, al fin y al cabo, tienen la última palabra sobre su futuro.

Aunque la irrupción de Calviño en la carrera arrebató a la danesa Vestager el puesto de favorita, no hay un consenso en torno a la elección del próximo presidente del BEI, que tiene que estar en su puesto en enero de 2024. “Creo que no tenemos que forzar el proceso. Estamos en un proceso de tener consultas informales e intentar tener un candidato de consenso para el final del proceso. No creo que estemos en ese punto todavía”, ha dicho Van Peteghem para justificar el retraso. “No habrá discusión sobre los candidatos”, apuntalan desde el Ejecutivo belga.

La concurrencia de cinco candidatos -también el sueco Thomas Östro- hace imposible que uno de ellos alcance la mayoría suficiente para ser elegido. Se necesita el respaldo de 18 estados miembros que representen, al menos, el 68% del capital del banco público. Por eso, Alemania, Francia e Italia, como principales accionistas, se convierten en aliados fundamentales.

Y ahí empieza el intercambio de cromos. La elección de la vicepresidenta del Bundesbank, Claudia Buch, como responsable del Mecanismo Único de Supervisión (MUS) allanó un poco más el camino de Calviño. Aunque el ministro de Finanzas, Christian Lindner, ha asegurado a su llegada a Santiago que “hay varios candidatos bien calificados, incluyendo la anfitriona”, ha asegurado que no ha tomado una decisión aún.

“Tiene todas las habilidades necesarias, pero tenemos que hablar con todos los ministros para tomar la decisión final”, ha agregado el francés, Bruno Le Maire, que ha avanzado que hará su apuesta pronto. Prácticamente todas las intervenciones han comenzado con palabras de agradecimiento para la vicepresidenta económica.

La competición por el BEI se ha trasladado a los foros informales de la cita y todos los mandatarios eran conscientes. Incluida la presidenta del Banco Central Europeo, Christine Lagarde, que preguntada por su aspirante favorito ha respondido con una sonrisa: “Una mujer puede hacer un buen trabajo”. Minutos antes había agradecido a Calviño la acogida en Santiago a través de su cuenta de X (antes Twitter).

La respuesta de Lagarde dejaría fuera de la carrera al sueco y también al italiano Daniele Franco. Respecto al segundo, se ha producido otro movimiento con la elección de Piero Cipollone como miembro del Consejo de Gobierno del BCE para sustituir a Fabio Panetta, algo que no se había puesto en duda, pero que algunas fuentes ven como un gesto hacia Italia que pueda hacer a Franco caer de la carrera.