Rosana Morillo: “El turismo malo es irresponsable con el territorio, aunque se aloje en un hotel de cinco estrellas”
La secretaria de Estado de Turismo asegura que esta actividad “tiene que ser beneficiosa para los residentes y no percibirse solo por sus impactos negativos”
Rosana Morillo ocupa la secretaría de Estado de Turismo desde 2022. Sobrevivió al cambio de titularidad del Ministerio de Turismo con el nuevo Gobierno de Pedro Sánchez y ahora está a las órdenes de Jordi Hereu. Antes de convertirse en una de las principales responsables de las políticas turísticas del Estado, Morillo fue nombrada en 2019 directora general de Turismo del Govern balear que presidía la socialista Francina Armengol, etapa en la que desarrolló la Ley de Circularidad en el Turismo y el pacto para limitar la llegada de cruceros a las Islas. Morillo es licenciada en Ciencias Matemáticas por la Universidad Complutense de Madrid y ha ocupado puestos directivos en empresas del sector hotelero.
La mano derecha de Hereu en la gestión turística asegura que las prioridades del sector tienen que pasar por la sostenibilidad social y medioambiental. “El turismo crea empleo y esa riqueza tiene que ser respetuosa con el territorio, pero también responsable con toda la comunidad donde se ubica”, asegura; y, aunque apoya la medida de eliminar los vuelos cortos cuando hay alternativa en tren, pide “mirarlo con mucho detenimiento”. También asume que uno de los retos donde las administraciones pueden hacer más es la gestión de la vivienda turística, por el impacto que tiene en los residentes.
En la edición de Fitur de este año, el foco ha estado puesto en cómo intentar mejorar e innovar en el ámbito turístico teniendo en cuenta la saturación que viven muchas regiones de España. Las hoteleras hablan de subir de categoría. El objetivo es apostar por un turismo de mayor calidad y no tanta cantidad. En definitiva, que vengan turistas, pero menos días y que gasten más. ¿Debería España enfocarse en turistas de clase media o media-alta?
España nunca ha competido en precio. El país lleva muchos años compitiendo en calidad y no está entrando en la guerra de precios que otros destinos han tenido que llevar a cabo. Cuando hablamos de calidad no siempre es una calidad ligada, por ejemplo, al número de estrellas de un alojamiento. Se puede tener calidad con menor categoría de alojamiento, porque siempre va ligada al precio que pagas por un servicio. Podemos tener servicios de calidad, empleados bien formados e infraestructuras en hoteles de menor categoría. No hagamos siempre la correspondencia entre calidad y lujo.
Las hoteleras han hablado estas semanas de la necesidad de aumentar precios e ir a categorías más altas. De hecho, en Fitur mencionaron subidas de precios del 20% e incluso del 35% este año. ¿Eso no puede dejar a una parte del turismo español fuera de la opción de poder viajar donde quiere?
España tiene destinos para todos los bolsillos y todos los gustos. El propio sector privado admite que en 2023, en algunos casos, se ha llegado al 20% de subidas. También hay que tener en cuenta la subida de costes. Además, es un tema de mercado y de demanda. España sigue siendo un destino popular, con muy buena conectividad y que ofrece una seguridad frente al escenario de inestabilidad que tenemos en otros territorios. Esto ha permitido también al sector privado poder subir los precios porque somos un destino competitivo. Tampoco hay que generalizar porque no todo el sector privado ha podido hacer la misma subida de precios. Todavía hay destinos en España que necesitan recuperar el número de visitantes que tuvieron prepandemia.
La contrapartida de subir los precios es que esto puede afectar también a los residentes, porque, por ejemplo, es muy difícil imaginar que una cafetería rodeada de hoteles cinco estrellas no vaya a encarecerse.
En este ejemplo que pone, si toda la oferta y las infraestructuras de un área se elevan y van dirigidas a un cliente de otro segmento, no solamente esa cafetería, sino todos los comercios que se establezcan en esa zona estarán dirigidos a ese público. Esto supone una transformación entera, a veces en positivo, en barrios que quizás estaban con una degradación mayor.
Uno de los grandes retos para el año 2024 es trabajar en esta sostenibilidad social. Es decir, el turismo tiene que ser una actividad beneficiosa para los residentes, no puede percibirse como algo que genera solo impactos negativos. El turismo crea empleo y da riqueza y esa riqueza tiene que ser respetuosa con el territorio, pero también responsable con toda la comunidad donde se ubica, porque al final también el turista quiere venir a España a disfrutar de la experiencia de cómo se vive aquí. Nuestra primera obligación es siempre proteger a los residentes.
El turismo tiene que ser una actividad beneficiosa para los residentes, no puede percibirse como algo que genera solo impactos negativos
Otro aspecto es la sostenibilidad medioambiental. Por ejemplo, en 2023 los aeropuertos de Balears batieron récords en la llegada de pasajeros. Desde AENA comentaron que eran unos datos bastante positivos. Pero después escuchamos voces dentro del propio Gobierno, en Sumar, que están en contra de la ampliación de los aeropuertos. ¿Cómo podemos casar esas dos vertientes?
Por el lado de los aeropuertos, ni en la ampliación de Madrid ni en la de Palma se plantea incrementar la capacidad máxima de vuelos al día. Es una mejora de las instalaciones y los servicios. Por ejemplo, los pasajeros de Reino Unido después del Brexit necesitan una entrada especial como tercer país. Por lo tanto, estos controles tienen que ser sencillos. Es verdad que con una mejor gestión podremos tener más pasajeros porque el visitante va a tener unos procedimientos diferentes, por ejemplo, no sufrir colas ni aglomeraciones. Estos proyectos permiten que la calidad de nuestros aeropuertos sea comparable a otros que hay en todo el mundo. Vamos a mejorar las infraestructuras, no solamente para el turismo. Los aeropuertos también los usamos los residentes y quien viene a hacer negocios a España.
La ampliación del aeropuerto de Barajas no implica incrementar la capacidad máxima de vuelos al día, sino mejoras para evitar colas o aglomeraciones
Por el lado de la cantidad de turistas, aquí hay que discriminar entre destinos. Hay zonas en España que han alcanzado un volumen de pasajeros o de visitantes difícil en determinados días. Es muy interesante el dato de la presión humana. Por ejemplo, en Balears se duplica la población en determinados días. Esto, que es un dato objetivo, parece que no es muy sostenible. Tus recursos naturales y tus servicios públicos son los que son. Esto no aumenta. Balears tiene muy buenos servicios, pero no son infinitos. Por ejemplo, habría que plantearse si es necesario aumentar las plazas turísticas o si las Islas tienen que apostar por la desestacionalización. En determinados territorios de éxito hay que parar de contar visitantes en temporada alta e ir a una estrategia para que la actividad turística dure más meses al año.
Esto no corresponde a este Ministerio, sino a otros, pero, desde la perspectiva turística, primero hay que seguir apostando por la sostenibilidad. Lo interesante es que el viajero pueda elegir y tenga a su disposición una red ferroviaria de alta calidad que conecte el máximo número de territorios posibles. Esto hay que mirarlo con mucho detenimiento, porque si al viajero no le da tiempo a conectar, no podemos eliminar vuelos. Esta iniciativa es muy positiva, pero hay que analizar cuáles son las rutas en las que se tiene que aplicar.
(La reducción de vuelos cortos) hay que mirarlo con mucho detenimiento, porque si al viajero no le da tiempo a conectar, no podemos eliminar vuelos
En zonas como Balears han aumentado considerablemente los jets privados. ¿Este turismo elitista tiene más impacto medioambiental?
El número de aviones ha crecido, pero nunca el volumen. Nunca los jets privados van a asimilarse al volumen que tienen los vuelos comerciales. La aviación comercial, por frecuencia y por tamaño, va a tener una huella de carbono mayor. Este tipo de clientes se dirigen a unos establecimientos que ya tienen muy incorporada la sostenibilidad en todos sus procedimientos operativos.
No hay turismo mejor o peor. El único malo es el que no es responsable con nuestro territorio. Me da igual que se quede en un hotel de cinco estrellas o que venga en un jet privado si luego no va a ser respetuoso con las costumbres locales o va a generar altercados donde tengan que intervenir las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad, o va a generar un gasto sanitario por el exceso en el consumo de alcohol o de otras sustancias. No tenemos que querer este tipo de turismo. El resto de visitantes, que viene de una manera responsable a aprender lo que tiene que ofrecer España y a respetar el territorio, es un turista que sí quiero, independientemente de la categoría del alojamiento que elija.
No hay turismo mejor o peor. El único malo es el que no es responsable con nuestro territorio. Me da igual que se quede en un hotel de cinco estrellas o que venga en un jet privado
¿Hasta qué punto la sequía y el cambio climático son un riesgo para el turismo, para que vengan turistas a España cuando ven la situación que estamos viviendo?
Los riesgos asociados al cambio climático hay que enfocarlos de una manera mucho más amplia que solamente pensando en el turismo. Las medidas que se han aprobado en Catalunya afectan al turismo, a la agricultura, a la industria, hay que aplicarlas de manera transversal. Estoy preocupada porque el cambio climático nos traiga calentamiento en los océanos, cambios en la fauna y la flora, afecte a nuestros cultivos y, también, a nuestros propios residentes. Todo esto viene antes que el tema de si el turista va a elegir España o no para pasar sus vacaciones. Es una responsabilidad que tenemos desde el punto de vista social y ciudadano, no solamente de los gobiernos. Me gustaría una concienciación social amplia.
Dicho esto, actualmente, no parece que el aumento de las temperaturas en España esté teniendo una incidencia directa en la decisión de los turistas de visitarnos, al menos en nuestros mercados principales. Por ahora no parece un factor determinante.
Ha mencionado antes la necesidad de hacer un reequilibrio territorial para evitar destinos que estén saturados en determinados momentos. ¿Deberíamos tener más zonas turísticas en España?
España en su totalidad es una zona turística. Si lo que buscas es el turismo auténtico, genuino, conocer realmente las costumbres de una tierra, las tradiciones, la cultura, la artesanía, España entera es una zona turística. El viajero, cada vez más, busca esas rutas menos conocidas, esa España menos visitada, y te cuenta experiencias de pequeños pueblos donde han degustado un plato típico de allí en un restaurante familiar. Es un turista que busca autenticidad.
¿Pero cómo se hace ese reequilibrio en destinos y a lo largo del año? Al final la gente quiere viajar a las zonas de costa durante el verano. ¿Cómo se hace ese replanteamiento?
De manera muy quirúrgica, porque tienes que buscar los segmentos a los que te diriges. Por ejemplo, el mercado norteamericano, que ha sufrido una explosión en 2023, con casi cuatro millones de turistas. Es un incremento enorme con respecto a lo que había prepandemia. Este tipo de turista está muy interesado en el patrimonio histórico, en nuestros Paradores, en la oferta de arte, cultura y de patrimonio histórico. Ese turista no te va a buscar la playa en julio. Lo mismo ocurre con el viajero asiático, que no busca el sol y playa y suele viajar fuera de lo que es nuestra temporada alta.
Vamos a hacer más acciones promocionales en estos mercados, en un tipo de viajero que no solamente no se concentra en determinadas zonas del territorio, ni en temporada alta, con acciones de promoción siempre coordinadas con el territorio, porque es muy importante que el destino sume, que se involucre en esta promoción. Turespaña en el año 2023 invirtió 12 millones y medio de euros en promoción internacional de los destinos españoles. Si solo tuviéramos que ofrecer el sol y playa, tenemos un grave problema para desestacionalizar, pero es que tenemos un gran producto turístico y un gran territorio.
Hay sospechas de que hay una cierta actividad ilegal en la vivienda turística, ya que el número de anuncios publicitados y el número de registros o licencias para ejercer esta actividad no coinciden
Una de las principales quejas del sector es el alquiler turístico ilegal. De hecho, el Gobierno balear firmó un acuerdo con Booking para ayudar a detectar alquileres irregulares. ¿Qué falla para que los caseros destinen las viviendas a ese turismo, en ocasiones ilegal, antes que a los residentes?
Contra la oferta ilegal hay que luchar siempre. Primero, es una competencia desleal. Segundo, como no tiene un control, no es seguro que ofrezca garantías. Se están poniendo iniciativas en marcha, por ejemplo, el Ayuntamiento de Barcelona lleva haciéndolo muchos años, con acuerdos con las plataformas para que compartan datos y sean partícipes a la hora de detectar anuncios ilegales. ¿Es suficiente? Pues parece que no. Hay sospechas de que hay una cierta actividad ilegal, ya que el número de anuncios publicitados y el número de registros o de licencias para ejercer esta actividad no coinciden. Vamos a asumir que existe una oferta ilegal. Para que se pueda sancionar tiene que haber unas pruebas claras de que ha existido una transacción económica y ahí es donde los inspectores de turismo, con los métodos tradicionales, se topan con dificultades. Dentro de la Presidencia de España del Consejo Europeo, hemos negociado con la Comisión Europea y con el Parlamento para que las plataformas estén obligadas a enviar a los Estados miembros, mensualmente, todos los datos de todos los alquileres, todas las transacciones que han tenido lugar con ellos como intermediarios. Va a ser un antes y un después, porque las autoridades competentes en materia de ordenación e inspección turística van a tener una prueba de que en un inmueble que no está dado de alta se ha ejercido una actividad de alquiler vacacional.
También hay una oferta regulada y hay que ver si, dentro del marco de ordenación turística de cada comunidad autónoma, esta oferta de alojamiento de alquiler vacacional responde al parque de viviendas, a las necesidades, a la densidad turística. Aquí, por ejemplo, tenemos el ejemplo del Ayuntamiento de Palma ratificado por el Supremo, donde el alquiler vacacional en los plurifamiliares no se puede ejercer. Quizá las administraciones públicas hemos tenido una velocidad menor que la que ha tenido el sector a la hora de poner este tipo de oferta en el mercado.
El Ministerio de Vivienda ha puesto en marcha dos grupos de trabajo, uno sobre alquiler turístico y otro sobre el alquiler de temporada, porque hay una parte de la oferta de viviendas que se ha ido ahí y que no pueden utilizar, por ejemplo, los trabajadores del sector turístico que tienen que desplazarse. ¿Qué espera de estos grupos de trabajo?
Las comunidades autónomas son las que tienen las competencias de ordenación turística pero se tiene que buscar una alineación de todas las administraciones, cada una dentro de su ámbito competencial. El Ministerio de Vivienda no tiene por qué conocer los flujos turísticos, el comportamiento de los turistas, cómo es la movilidad en esas ciudades. Hay que ver qué medidas se pueden poner en marcha para fomentar el alquiler residencial. A mí me gustan siempre las medidas de incentivos. Prefiero incentivar siempre que penalizar y creo que hay recorrido.
El sector turístico español ha sido capaz de crecer un 11% en afiliados entre 2018 y 2023. No es que no se encuentren trabajadores para un sector estático, es que está viviendo un crecimiento
Venimos de un año donde todas las empresas han estado hablando de la falta de trabajadores, incluso hace unos meses hablaban de robarse plantillas unas a otras. Esta realidad también refleja unos sueldos que no siempre son lo suficientemente buenos como para que la gente se quede en una empresa y una falta de formación y de desarrollo de carreras profesionales.
La falta de profesionales no solamente ha sido en el sector turístico, también afecta al resto de los sectores, sobre todo en servicios. Y no es solamente en España, es un tema europeo. Cuando vas a la Comisión Europea y expones el problema, esto es un problema compartido. Creo que hay que contarlo también en positivo. El sector turístico español ha sido capaz de crecer un 11% en afiliados entre 2018 y 2023. No es que no se encuentren trabajadores para un sector estático, es que el sector está viviendo un crecimiento que hace que la demanda de trabajadores sea cada vez mayor.
Hay que mejorar la formación. Estamos haciendo unos pilotos que están teniendo un gran éxito en territorios como Canarias, entre el Ministerio de Educación, la Consejería y el sector privado, donde se forma a los alumnos para que luego puedan continuar esa carrera profesional en una empresa. Los sueldos se acuerdan en los convenios colectivos, se pactan entre los empresarios y los representantes de los trabajadores. Por lo tanto, si se detecta por parte del empresariado que estos sueldos no son suficientes para atraer al personal que se necesita, también habrá que plantear esto en los convenios colectivos. Y no me refiero solo a las condiciones salariales, también a la flexibilidad laboral, a la conciliación. Entre todos tenemos que hacer que sea atractivo trabajar en este sector.
Venimos de un 2022 récord en turistas e ingresos. ¿Qué previsiones tiene para 2023?
La gran noticia para empezar el año es que, en el primer trimestre, ya experimentamos un crecimiento tanto de número de visitantes como de gasto respecto a 2023. Es buena noticia porque para España es muy importante qué pasa en el primer cuatrimestre y en el último, por lo que hemos hablado de diversificación y lograr que los turistas vengan los 12 meses del año. No quiero los picos que, en algunos territorios, llevan a esos índices de presión humana que son difícilmente sostenibles. Eso quiere decir que estamos desestacionalizando y que conseguimos atraer a un visitante fuera de la época tradicional o clásica del verano. Es positivo porque aumentamos conectividad, aumentamos asientos y aumentamos previsiones respecto a 2023.
En un momento convulso para las noticias de economía, es más importante que nunca estar bien informado. Las repercusiones de cada movimiento de empresas, de la política económica de los gobiernos y su impacto en los ciudadanos, explicadas desde un punto de vista riguroso y diferente.