Rusia va hacia el abismo del impago de la deuda en dólares por las sanciones internacionales

Daniel Yebra

16 de marzo de 2022 13:05 h

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El enfrentamiento económico entre Occidente y Rusia, desde la invasión de Ucrania a finales de febrero, escala este miércoles hasta llevar al país que preside Vladimir Putin ante al abismo del impago. Rusia no podría cumplir con cerca de 115 millones de dólares en intereses por las sanciones financieras que le impiden el acceso a moneda extranjera.

La última vez que Rusia impagó fue en 1998 por la guerra en Chechenia, y según recoge la agencia de calificación de deuda Moody's tardó 12 años en volver a tener acceso a los mercados internacionales. Entonces, solo incumplió con intereses que debía hacer frente en rublos. El último impago en divisas extranjeras se remonta a 1917, en plena Gran Guerra.

Los tres escenarios que afronta Rusia en estos momentos son los siguientes: aplazar el problema hasta el próximo vencimiento que aparece en el calendario de su deuda, el 4 de abril; convencer a los acreedores de pagar en rublos, lo que estaría intentando desde hace días según distintas fuentes aunque la moneda se ha depreciado a mínimos en las últimas semanas; o entrar en impago tras un periodo de gracia de 30 días.

El FMI advierte de recesión

El Fondo Monetario Internacional (FMI) sugirió el pasado jueves la posibilidad de que Rusia entrara en bancarrota a causa de las sanciones económicas impuestas por los países alineados con la OTAN por su invasión de Ucrania, y alertó de que la economía rusa ya se está contrayendo y se aboca a una recesión profunda.

La directora gerente del FMI, Kristalina Georgieva, explicó que la oficina de la institución en Moscú está cerrada, que no tiene actualmente ninguna operación en marcha con Rusia y que los fondos de reserva de los que dispone en el organismo son prácticamente inaccesibles para el país precisamente a causa de las sanciones de otros países.

“Antes de la invasión, un incumplimiento soberano por parte de Rusia se consideraba altamente inverosímil”, reconoce Eric Dor, director de estudios económicos de la IESEG School of Management. Estrictamente, Rusia no tendría un problema de endeudamiento: “La deuda como porcentaje del PIB se limitó al 13,8% en 2019, 19,3% en 2020 y 17,9% en 2021”, recuerda este experto.

Y Georgieva calcula que los bancos internacionales tienen una exposición a Rusia cercana a 120.000 millones de dólares, una cantidad que considera insuficiente para provocar una crisis mundial, dado que pese a parecer abultada, no es “sistémicamente relevante”.

Los países más expuestos serían Italia (cerca de 22.000 millones de euros), Francia (otros 22.000), Austria (15.000) y Estados Unidos (13.000 millones), en ese orden, mientras que las entidades financieras de España apenas tienen deuda rusa.

“La deuda pública de Rusia es muy pequeña en relación al PIB, y la parte en divisas extranjeras es muy inferior a las reservas del país, de 631.000 millones de dólares, a las que hay que sumar el fondo soberano de 185.000 millones de dólares”, explica Eric Dor.

“Pero las sanciones son tales que Rusia ha perdido el acceso a sus reservas de divisas en dólares y euros”, continúa. Por lo tanto, es muy posible que se produzca el incumplimiento de pago de sus deudas en moneda extranjera, este mismo miércoles por 117 millones de dólares.

“Rusia va a tener dificultades para refinanciar los bonos en moneda extranjera que vencen, es decir, volver a pedir prestado para pagar viejas deudas, ya que debido a las sanciones, la mayoría de los inversores extranjeros tienen prohibido realizar nuevas compras de bonos rusos en los mercados”, continúa el economista francés.

Estadísticamente, Moody's recoge que las recesiones han acompañado a casi el 90% de los 42 incumplimientos en los mercados de deuda desde 1997 en todo el mundo, y da otro dato: desde 1983, el 75% de las rupturas de países han provocado impagos.

“El período de exclusión del mercado y los costes de financiación dependen del entorno externo y de las expectativas de los acreedores sobre la política futura, el crecimiento y la sostenibilidad de la deuda”, concluye el equipo de analistas de Moody's.