Rusia ha recibido con optimismo el triunfo del “brexit”, porque pese a los esfuerzos del Kremlin en exhibir cierta indiferencia por sus consecuencias, la propaganda y los analistas no esconden su esperanza de que la salida del Reino Unido de la UE mejore la posición de Moscú en Europa.
“El 'brexit' puede debilitar el componente antirruso en la política de la Unión Europea, porque el Reino Unido es el centro de apoyo para países como Polonia y los bálticos”, defensores a ultranza de tolerancia cero hacia Rusia, dijo Serguéi Karagánov, experto en procesos de integración en la UE.
El exsecretario general del Consejo de Seguridad de Rusia, Andréi Kokoshin, va más allá al señalar que el “Reino Unido ha tenido una de las posturas más agresivas dentro de la UE en el asunto de las sanciones” económicas adoptadas contra Moscú por su apoyo a los separatistas prorrusos del este de Ucrania.
“Siempre ha estado del lado estadounidense en este asunto, exigiendo constantemente medidas más duras que otros países miembros de la UE”, agrega Kokoshin, decano de la facultad de Política Mundial en la Universidad Estatal de Moscú.
Incluso el antiguo magnate petrolero Mijail Jodorkovski, convertido en líder de la oposición exiliado tras pasar diez años en una cárcel rusa, teme que “las sanciones serán seguramente levantadas hacia finales de este año”.
También los analistas financieros de Sberbank, el banco más importante de Rusia y de Europa del Este, observan que “entre los tres líderes de la Unión -Reino Unido, Alemania y Francia- Londres era el más firme defensor de las sanciones”, por lo que el “brexit” puede “dividir a los países europeos en este asunto”.
Aunque el presidente ruso, Vladímir Putin, ha negado una y otra vez cualquier interés de Moscú en el encaje de los Veintiocho, lo cierto es que el Kremlin lleva mucho tiempo buscando socios en el seno de la Unión dispuestos a presionar para el levantamiento de unas sanciones que han hecho mucho daño a la economía rusa.
El último aliado que se ha granjeado es el primer ministro italiano, Matteo Renzi, que además de viajar hace una semana a Rusia para participar en el Foro Económico de San Petersburgo -algo que evita la mayoría de los políticos europeos tras la anexión de Crimea- defendió que las sanciones no pueden prorrogarse de manera automática.
Hungría y Grecia, y en menor medida Austria y Eslovaquia, también manifiestan dudas sobre la política de sanciones, mientras que una silenciosa mayoría que incluye a España mantiene una postura neutral a expensas de lo que decidan los grandes, reducidos ahora a Berlín y París.
Horas después de que se conocieran los resultados del referéndum británico, el siempre sensato Putin acusó de “baja cultura política” a todos aquellos que ven o quieren ver la mano del Kremlin en la promoción del euroescepticismo.
Pero si por un lado parece razonable la escasa o nula influencia de Moscú en la opinión pública británica, por otro es innegable que la exitosa propaganda mediática desplegada por Rusia ha convertido los 'males' de Europa en uno de sus temas predilectos, junto al “imperialismo” de Estados Unidos, la amenaza yihadista y el “fascismo” en Ucrania.
Desde hace casi dos años, prácticamente desde el comienzo de la crisis en las relaciones entre Rusia y la UE, las televisiones rusas emiten día sí y día también extensos reportajes sobre la inseguridad en Europa, que vinculan a la inmigración y a los refugiados; el auge de los nacionalismos o el descontento popular con el 'yugo' de Bruselas.
“Parece que la gente está descontenta con las decisiones en el ámbito de la seguridad, (un problema) que a día de hoy se ha acentuado bruscamente debido a los potentes flujos migratorios”, dijo Putin tras conocer los resultados de la consulta en Reino Unido.
La concentración de poder en las estructuras comunitarias europeas en detrimento de la soberanía nacional, agregó, tampoco “agrada a la mayoría de los ciudadanos de Gran Bretaña, vistos los resultados” del referéndum.
Muchos políticos y expertos rusos de primer nivel lanzan mensajes de que otros países europeos pueden seguir el ejemplo del Reino Unido, al tiempo que subrayan que en cualquier caso, el “brexit” debilitará la influencia de Washington en las decisiones que se toman en Bruselas y en las capitales europeas.
“El Reino Unido tiene relaciones especiales con EEUU y una cooperación muy estrecha en el ámbito militar. EEUU ejerce una gran influencia en otros países de la UE gracias a esas relaciones especiales”, concluye en este sentido Kokoshin.