Ryanair ha sancionado con un “último aviso”, acción disciplinaria previa a un posible despido, a una azafata que sufrió un accidente de tráfico de camino al trabajo, en el aeropuerto de Santiago de Compostela. La aerolínea de bajo coste activó un expediente en su contra porque, aunque la afectada avisó rápidamente a sus compañeros para que informaran del siniestro a su supervisor, Ryanair considera que no siguió el protocolo establecido para las ausencias del puesto de trabajo. El expediente se desplegó “días después” de que la tripulante fuese elegida representante del sindicato USO, advierte la trabajadora a elDiario.es.
Los hechos se remontan al pasado 13 de junio, martes, cuando Laura sufrió el accidente de tráfico “en la autovía, cerca del aeropuerto”, cuenta. La azafata había acudido a su puesto de trabajo pero olvidó la comida, así que regresó a por ella –dado que vive cerca– y tuvo el siniestro cuando se dirigía de nuevo a su puesto.
“No me hice ninguna lesión si nada, pero sufrir un accidente de tráfico a 120 kilómetros por hora es fuerte, pudo ser algo gordo”, relata Laura. “Estaba muy nerviosa, el coche quedó destrozado”, indica. Tras llamar al 112, entre las primeras cosas que hizo, Laura avisó a sus compañeros del siniestro por un grupo de Whatsapp que tienen, para que informaran al su jefe de lo sucedido.
“Mi puesto se sustituyó. De hecho, la persona que cubrió la guardia que iba a hacer yo me llamó para avisarme, saber cómo estaba, que no me preocupara... No se retrasó ningún vuelo, no ocurrió nada notable. Solo que no fui yo”, explica Laura.
Aunque por inercia llamó al 112, que la atendió tras el siniestro, luego fue informada de que se trataba de un accidente de trabajo –los llamados 'in itinere' (de camino o regreso al trabajo). La tripulante fue a la mutua, que le reconoció el accidente laboral, como ha comprobado este medio.
Después del accidente, la trabajadora indica que habló con su superior “con normalidad” esa semana, “incluso con empatía”, sobre cómo se encontraba tras lo sucedido. Una actitud que cambió unos días después, dice. El viernes de esa semana fue elegida representante sindical, fruto del respaldo a su candidatura con el sindicato USO. “Y al día siguiente, sábado, me dicen que tengo una reunión para discutir por qué había faltado el día 13”, destaca la afectada.
Tras dos reuniones, la trabajadora recibió en la primera quincena de julio la sanción disciplinaria de Ryanair, un final written warning (último aviso por escrito), por no haber seguido el procedimiento de ausencias de la compañía. Laura indica que lo habitual es que Ryanair acuerde esta sanción “final” después de varios avisos previos, entre dos o tres. “A la tercera o cuarta, llega el final warning, que es un poco un 'a la próxima te echamos”, sostiene la tripulante. “Yo jamás había tenido un aviso, nunca había tenido un expediente ni ningún problema”, subraya.
Sanción utilizando un chat entre compañeros
Ryanair recrimina a la empleada que fuera a recoger la comida de manera unilateral ya que debido al accidente el viaje “fue mucho más de 5 minutos”, así como que no avisara a Control sobre su ausencia como establece el protocolo. Además, la multinacional utilizó una frase de los mensajes que Laura mandó a sus compañeros en su chat de Whatsapp para imponerle la sanción.
La azafata pidió a sus compañeros que avisaran a su supervisor, tanto con un primer mensaje por escrito, así como en un audio posterior. “Nada, chicos, yo solo quería que avisaseis a (apellido del supervisor) porque yo no voy a llamar a Control, no puedo. Estoy a vueltas con el 112. Nada, estaba yendo al aeropuerto, estoy hasta con el uniforme,... y nada, estoy bien, me duele bastante la muñeca porque pegué un volantazo que te cagas del patinazo, porque no sabía cómo pararlo y luego, un poco la cabeza...”, relató a sus compañeros con la voz llorosa en un audio, que ha podido escuchar este medio.
Después, Laura volvió a mandarles otro audio, con la voz más calmada, en el que les tranquilizaba sobre que se encontraba “bien”, pero que no podían ir a verla porque estaba “entre dos quitamiedos” en medio de la autovía. “No se puede estar aquí”, les dice. Vuelve a referirse al aviso a su supervisor y añade: “No he llamado a Control evidentemente porque no me da la gana”. Solo esa última frase es la que Ryanair utiliza para sancionar a la azafata, a la que acusa de querer perjudicar a la empresa y a su operativa de vuelos.
Eduardo Rojo, catedrático de Derecho del Trabajo y profesor de la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB), sostiene que “en principio, se trata de una conversación privada, no susceptible de utilización en contra de la trabajadora por lo que se haya dicho en la misma”. “Sería conveniente que quedara claro que el chat no tiene nada que ver con la relación laboral de quienes forman parte. Dicho de otra forma, que ha sido creado por el personal para hablar 'de lo que les de la gana', incluyendo hablar bien o mal de la empresa y sin que esta haya tenido nada que ver en su creación”. Además, añade que “la jurisprudencia del Tribunal Constitucional es muy amplia para facilitar el derecho constitucional a la libertad de expresión en las relaciones de trabajo”.
Laura advierte de que no ha dado ninguna autorización para acceder a un mensaje privado con sus compañeros y explica que estaba “muy nerviosa” tras el accidente. Ese “no me da la gana” se refería a que no iba a estar siguiendo un proceso interno justo después de sufrir un siniestro en la carretera, apunta la afectada, pero que hizo lo que consideró más rápido, que fue avisar a sus compañeros. “La última vez que enfermé y tuve que llamar porque no podía ir a trabajar me tuvieron una hora esperando al teléfono en Control. Me dijeron que no cumplí con el plazo de dos horas de antelación a un vuelo para faltar, pero no lo hice porque no me cogieron el teléfono”, argumenta.
“Te vienen tantas cosas a la cabeza tras un accidente, que evidentemente si puedes delegar a otra persona informar a la empresa de la situación, lo haces. Aunque no se siguiera el procedimiento, que no dice que tenga que ser yo la que avise a Control, solo hace falta un mínimo de empatía hacia una persona que ha tenido un accidente”, considera la trabajadora.
“Amenazas e intimidaciones” por bajas médicas
Fuentes de Ryanair rechazan valorar la sanción. “No hacemos comentarios sobre casos específicos de empleados”, responden a este medio. Desde la aerolínea se limitan a afirmar que “Ryanair cumple plenamente toda la legislación española”, aunque acumula numerosas condenas laborales y sanciones de la Inspección de Trabajo. En concreto, en el aeropuerto de Santiago de Compostela, la Inspección sancionó a la compañía hace unos meses con una falta “muy grave” por tratar de impedir elecciones sindicales.
Más allá de este caso, desde el sindicato USO añaden en que Ryanair sigue enviando cartas amenazantes a sus trabajadores por sus bajas médicas, como ya informó elDiario.es. “No las envían a todo el mundo”, advierte Laura, que considera que estas cumplen la función de “meter miedo” a la plantilla. En su caso, la azafata subraya la coincidencia de su proceso disciplinario con su recién electo cargo sindical, lo que la sitúa ahora en una situación de extrema vigilancia en los próximos meses. “Voy al trabajo con pies de plomo, porque por cualquier cosa podrían echarme”, teme.
Ernesto Iglesias, responsable de Vuelo de USO-Sector Aéreo, denuncia “la política de Recursos Humanos de Ryanair, de continuas amenazas e intimidaciones a los tripulantes de cabina, que somos los que al final velamos por la seguridad del pasajero, a ser sometidos a procesos disciplinarios como consecuencia de bajas por enfermedad justificadas”.
“Esto no solo va contra los derechos laborales, sino contra la normativa aeronáutica europea” en materia de seguridad, destaca Iglesias, que aboca a que algunos tripulantes vayan a sus puestos pese a estar enfermos “por miedo a procesos disciplinarios”. Además, critica la “absoluta impunidad en forma de alfombras rojas” a Ryanair por parte de algunas instituciones políticas pese a sus numerosos incumplimientos, “como el Gobierno canario”.