El Santander se ve implicado en la crisis del Monte Paschi italiano

eldiario.es / Agencias

La crisis del banco más antiguo del mundo tiene dos vertientes: una financiera que ha obligado al banco central a poner más dinero para salvar la entidad y otra judicial, que implica al Banco Santander por su participación en la venta a Monte Paschi de un banco italiano, lo que le permitió conseguir un espectacular beneficio.

El Santander compró el banco Antonveneta por 6.600 millones de euros cuando varias entidades se hicieron con el banco holandés ABN Amro en 2007. La empresa de Emilio Botín se hizo con el trozo más rentable, como quedó de manifiestos unas pocas semanas más tarde cuando vendió Antonveneta por 9.000 millones a Monte dei Paschi di Siena.

La investigación judicial intenta demostrar que hubo un pacto secreto entre Monte Paschi, Santander y JP Morgan para inflar el precio de la operación y repartirse los beneficios de la misma.

Por segunda vez, Monte Paschi, fundado en 1472, se va a ver obligado a recibir fondos públicos para asegurar la supervivencia, lo que puede tener repercusiones políticas en las elecciones italianas de febrero. Ha solicitado un préstamo del Estado por un importe de 3.900 millones de euros dentro de una ampliación de capital de 6.500 millones. El Banco de Italia dio el sábado su visto bueno a la operación.

Existen dudas fundadas de que el banco pueda conseguir fondos por su cuenta en el mercado, lo que abre la posibilidad de que tenga que ser nacionalizado. El primer ministro de Italia, Mario Monti, cree que la nacionalización es una “hipótesis remota”. Para defender el nuevo uso de fondos públicos, Monti dice que sólo se trata de un préstamo con un alto interés.

Monte Paschi está controlado por una fundación en la que influyen poderosos políticos de Siena. Al igual que las cajas de ahorros en España, sus responsables dedican una parte de los dividendos a obras sociales o benéficas que permiten beneficiar a sus patrones políticos.

La reputación de Monte Paschi sufrió otro desastre en la última semana al tener que admitir pérdidas de 720 millones de euros en operaciones con derivados. El Banco de Italia acusó a la entidad de haber ocultado las características de estos movimientos “tras el descubrimiento de documentación que se había mantenido escondida a los supervisores y que ha sido sacada a la luz por los nuevos gestores del banco”.

Las repercusiones políticas se proyectan en varias direcciones, y no se limitan al Gobierno de Monti. La cúpula de Monte Paschi, con sede central en Siena, ha tenido una estrecha relación durante muchos años con autoridades regionales vinculadas a los partidos de izquierda. Varios medios de comunicación acusan al Banco de Italia de una muy pobre supervisión de las actividades del banco desde la época en que Mario Draghi –actual presidente del BCE– era el gobernador del banco central.