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Lasse Rheingans llegó en octubre de 2017 como nuevo propietario de la empresa alemana Digital Enabler, una firma con sede en Bielefeld. Rheingans entró en la dirección de la empresa decidido a ser algo más que el “nuevo jefe”. De hecho, ahora es uno de los empresarios que mayor atención internacional ha sabido generar por sus iniciativas en Digital Enabler.
Que últimamente el mundo de los negocios hable de su empresa no es tanto por lo que hace esta pequeña compañía de quince empleados dedicada a las soluciones digitales, ya sea crear páginas web o tiendas online. Lo que interesa tanto sobre Digital Enabler es cómo trabajan Rheingans y compañía. Él y sus empleados tienen jornadas de trabajo de sólo cinco horas. A la semana, trabajan 25 horas.
“Las cinco horas no significan que el salario sea el equivalente a cinco horas de trabajo al día. El salario sigue siendo el mismo que cuando en la empresa se trabajaban ocho horas al día”, explica Rheingans a eldiario.es. “El salario y los días de las vacaciones, del mismo modo que las cotizaciones, yo no las he tocado. Todo es lo mismo que antes, salvo que ahora tenemos contratos a jornada completa pero el tiempo de trabajo semanal no son 40 horas sino 25”, abunda. Sus empleados ganan lo que cobran de media en Alemania los trabajadores de su sector. A saber, entre 2.500 y 3.500 euros al mes.
Rheingans tiene a sus espaldas más de 20 años en el sector del diseño de soluciones online. Sin embargo, este hombre parece ser de esos emprendedores que no paran de interrogarse sobre lo que hacen y cómo lo hacen. “Cuando llegué a la empresa en 2017 me reorienté. Decidí romper con esos días de trabajo de diez ó doce horas”, cuenta.
“Por eso, propuse lo siguiente a los trabajadores: 'vamos a plantearnos nuestro trabajo de modo que podamos conseguir los mismos resultados pero en cinco horas de trabajo al día en lugar de ocho”', agrega. No ha sido fácil, pero Rheingans defiende que ahora tiene “compañeros de trabajo que están más contentos y sanos, gente que puede hacer su tarea más rápida” y con más tiempo para ellos. “Es mejor tener a la gente trabajando cinco horas contentos y sanos que ocho horas e infelices”, asegura.
Que su empresa figure ahora como innovador ejemplo sin parangón – Rheingans dice no poder mirar a ninguna otra compañía que se haya atrevido a hacer lo que él ha implementado en Digital Enabler – ha costado lo suyo. Rheingans y sus “compañeros de trabajo” – ese es el modo en que él habla de sus empleados – han trabajado duro para determinar qué procesos del día a día consumían tiempo en vano de los trabajadores, haciéndoles menos productivos.
Hay estudios que apuntan cuánto tiempo necesita el cerebro para volver a estar concentrado en una tarea. Cada distracción cuesta quince minutos hasta que recupera la concentración en la tarea que desarrollaba. Cuando uno se da cuenta de que a través de e-mails, pequeñas interrupciones de compañeros en diálogos sin relación con el trabajo, las notificaciones de WhatssApp, leer la prensa o las redes sociales, uno está constantemente interrumpido“, explica Rheingans. ”Por eso nosotros hemos identificado muchos procesos que hacen que nos distraigamos y hemos planteado ideas para luchar contra eso hasta concluir en trabajar de 8:00 a 13:00“, añade, aludiendo a las jornadas laborales en Digital Enabler.
En ese tiempo, sus empleados no charlan de esto o aquello en la oficina. No hay pausas para el café o fumar. Sus empleados no cuentan con sus teléfonos móviles sobre sus mesas, sino que están guardados. No hay acceso a redes sociales en tiempo de oficina y no se atiende en permanencia a los correos electrónicos. En sus oficinas, también se evitan esas reuniones, a menudo interminables e inservibles, que los expertos en asuntos laborales llaman “reuniones-rituales”. Si hay reuniones, éstas son muy cortas y en ella se va directo al grano.
Todo esto requiere “mucha disciplina y capacidad de organización”, conviene en afirmar Rheingans. “Es un trabajo muy duro”, reconoce. Además, la semana de 25 horas semanales, controlada por un sistema de fichas de cada empleado, no significa que no haya que hacer horas extra si no se consiguen los objetivos semanales que tienen los trabajadores. Si un cliente de la compañía tiene un alto nivel de exigencia que obliga a trabajar más de ese tiempo, ha ocurrido que los empleados de Rheingans tengan que sobrepasar esas 25 horas, según confirman trabajadores de la empresa a eldiario.es.
En cualquier caso, instaurar en la compañía ese “compromiso básico según la cual si cumples con tus objetivos puedes irte a las 13:00”, según definen los trabajadores la organización planteada por Rheingans, no sólo cuesta esfuerzos a nivel de disciplina. Rheingans también da a entender que su firma podría ganar más dinero si hiciera trabajar más a sus empleados.
“Si hubiera mantenido las ocho horas de trabajo, tal vez hubiera ganado más dinero, pero pienso que tendría que haber pagado el precio por otro lado, a saber, que los trabajadores no estén tan contentos ni felices, o que mis trabajadores se fueran a otras empresas o que tuviera dificultad para encontrar nuevos empleados”, señala Rheingans.
Aún así, otras fuentes de la empresa señalan a eldiario.es que la empresa es “rentable”. A pesar del reciente “cambio de propietario, y de la nueva estrategia, de la instauración de las cinco horas de trabajo al día y de haber registrado un aumento en el número de empleados, la compañía está en números positivos”, aseguran los responsables de comunicación de la firma de Rheingans. Él no quiere hablar del volumen de negocio de la compañía y cómo ha afectado en éste los cambios organizativos implementados desde que llegó.
Para él, lo que parece ser prioritario es el bienestar de sus empleados. Ahora Rheingans identifica menos tiempo de trabajo con mayor productividad en la oficina y con una mejor salud de su mano de obra. Sin embargo, en Ver.di, el mayor sindicato alemán del sector servicios, ven la iniciativa con cierto escepticismo.
“En un primer momento, este tipo de iniciativas suenan muy bien, porque los trabajadores ganan lo mismo trabajando 25 horas en lugar de 40. El empresario obtiene, por su parte, los mismos resultados y los trabajadores son más productivos. Pero a nosotros se nos enciende una alarma, porque los trabajadores siempre tienen que hacer más en menos tiempo”, señala Norbert Reuter, responsable de negociación colectiva en Ver.di. Para él, hay ahí un riesgo de burnout o también llamado “síndrome del quemado”, un tipo de desgaste profesional con efectos físicos y mentales negativos para los trabajadores que lo sufren.
“Nosotros tememos que este tipo de modelos de trabajo, que en principio suenan muy bien, signifiquen más explotación para los trabajadores, porque si bien la gente joven puede aguantar un ritmo de productividad muy alto, habría que ver si ese ritmo se puede mantener durante toda la vida laboral”, sostiene Reuter. “Sobrecargarse de trabajo es un gran peligro. Hay que buscar soluciones que aumenten la productividad de los empleados sin que ello lo acuse su salud”, abunda.
Rheingans, parece ser consciente de esta problemática. Es más, él rechaza esa forma de “capitalismo en el que siempre se tienen que hacer más y más beneficios”. “Yo creo que hemos superado ya esa fase del capitalismo. Tenemos que velar ahora por un trabajo económicamente rentable, porque tenemos que seguir viviendo e invirtiendo pero no siempre tener que hacer crecer los beneficios. Es mejor cuando en una empresa todos trabajan sanos y felices porque la sociedad obtiene algo a cambio”, apunta el responsable de Digital Enabler.
Para Karl Brenke, experto en mercado laboral del Instituto Alemán para la Investigación Económica (DIW), el sector creativo, en el que se mueve Digital Enabler, es más propicio para que prosperen ideas como la semana de trabajo de 25 horas. “La de esa empresa es una estrategia razonable. En Estados Unidos hay estudios que señalan que, en el sector de la IT, la mitad del tiempo de trabajo de los empleados no se emplea en trabajar”, apunta Brenke a eldiario.es.
“En Alemania, por otra parte, tenemos un fenómeno de estancamiento de la productividad pese a que los trabajadores cada vez están más formados, o sea, que si la productividad no crece no es por la falta de preparación de los trabajadores. Tiene que haber otros motivos”, añade.
A su entender, la “burocratización” de empresas públicas y privadas es una barrera para que crezca la productividad. Por eso, en empresas pequeñas, poco burocratizadas y poco jerarquizadas, como puede ser Digital Enabler, ideas como las semanas laborales de 25 horas pueden tener más sentido que en otras compañías.
No obstante, en Alemania los expertos constatan la existencia de una tendencia a reducir el tiempo de trabajo, también en sectores menos creativos, como ocurre por ejemplo, en el sector industrial. “La reducción del tiempo de trabajo también es posible en otros sectores, más allá del creativo”, señala a eldiario.es Stefan Lücking, investigación de la Fundación Hans Böckler, un think tank especializado en la investigación del mundo laboral.
Así, el sindicato IG-Metall, el mayor del sector industrial de Alemania, ha conseguido que los trabajadores puedan elegir entre un mayor salario o un menor tiempo de trabajo. “En este sector, en el que se suele cobrar bien, poder elegir esto es especialmente interesante, pero en sectores donde se cobra poco, la cuestión es más complicada de valorar”, según Lücking.
De ahí que el ejemplo de Digital Enabler pueda servir, no sólo para el sector servicios en Internet, sino para otros ámbitos económicos. Esto es al menos lo que piensa Rheingans. “Una idea como la nuestra va a tener que implementarse cada vez más porque hay un número creciente de empleos dependientes de la innovación y de la creatividad. No es con procesos laborales de los años 60 y 70 que vamos a encontrar soluciones para los tiempos actuales. Tenemos que pensar el trabajo de otro modo”, dice Reinghans. “En la industria hay cambios a través de la robotización y la tecnología. Hay que dejar trabajar a las personas de otra manera”, insiste.
Con todo, hasta ahora, sólo su pequeña empresa en Bielefeld se ha atrevido a dar el paso de poner a trabajar a sus empleados 25 horas semanales.
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