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Las sentencias que condenan a las casas de apuestas por limitar a quienes ganan dinero: “Son cláusulas abusivas”

Portal de la empresa de juegos y apuestas Bet365.

Mario Escribano

Cancha libre para quienes pierden dinero, bloqueo y limitaciones cuota para quienes lo ganan. Es la dinámica que siguen determinadas casas de apuestas, que controlan qué tipo de clientes juegan de forma más rigurosa. Aquellos que estudian modelos estadísticos para prever resultados y, por tanto, con alta posibilidad de obtener beneficios, se enfrentan a una situación en la que recalculan sus cuotas o, en el peor de los casos, bloquean sus cuentas. En los últimos años, tribunales de toda España han despachado sentencias condenatorias a estas empresas, tachando sus cláusulas de “abusivas”. Ahora, decenas de tipsters -así suelen denominarse estos jugadores- están denunciando ante los juzgados las condiciones impuestas por las plataformas de juego. La mayoría, dirigidas a Bet365, una de las principales multinacionales de este sector.

Una de las primeros autos favorables llegó en 2016, de la mano del Juzgado Mixto número 2 de Sanlúcar de Barrameda (Cádiz), que dio la razón a un joven que, después de realizar seis apuestas en favor de un equipo de fútbol femenino en la liga rumana, dejó de percibir más de 3.200 euros. En este caso, Bet365 eliminó una de sus apuestas y recalculó el resto una vez acabado el partido porque consideró que hubo un “error” a la hora de fijar los premios. Finalmente, fue condenada a pagar lo establecido en un primer momento y las costas judiciales en un proceso que se ha repetido de forma muy similar en distintos tribunales.

“Todas las sentencias que hemos tenido en este tipo de casos han ido en esa dirección”, comenta al otro lado del teléfono Nieves Gómez Martínez, abogada del despacho Gómez Villegas, que fue la encargada de defender al demandante mencionado. Esta letrada ha trabajado en varias denuncias similares y, aclara, en el caso de los bloqueos a jugadores aún no ha ido a juicio, ya que las empresas contactan para resolver de forma amistosa. “Están intentando que haya el mínimo posible de sentencias en su contra”, valora.

Gómez Martínez explica que “se amparan en que su normativa interna siempre prevé que pueden actuar como ellos consideren y que, si consideran que hay error, pueden anular una apuesta”. El problema es que, frente a estas reglas, el ordenamiento jurídico impone otras condiciones, tal y como atestiguan las distintas sentencias consultas por este periódico. En concreto, se incumple el Código Civil, la ley sobre Condiciones Generales de Contratación o la de Defensa de los Consumidores y Usuarios. Incluso las especializadas en la materia, como la ley del Juego o la orden por la que se aprobó la reglamentación básica de las apuestas deportivas de contrapartida, ambas de 2011.

“No hay equilibrio”

La clave está, continúa la letrada, en que “captan la atención de un jugador con una cuota muy alta y, luego, cuando han terminado los partidos, recalculan como consideran”. “Siempre se amparan en que son errores, pero supone dejar al arbitrio de una de las partes el cumplimiento del contrato: si tú realizas una apuesta y quieres retirarla, no puedes. No hay equilibrio”, argumenta la abogada, en sintonía con las distintas sentencias.

En el juicio mencionado, Bet365 aludían a una cláusula que ampara “anulaciones y recálculos” y acusaban al jugador de “mala fe y abuso de derecho, puesto que conocía perfectamente que se trataba de un error”. En sus normas internas, se eximen de ser “responsables de ningún error relacionado con las apuestas”, aunque los cometan ellos mismos. “En el caso de que se detecte antes del comienzo [una cuota incorrecta], en directo o después de un evento, cualquier apuesta prevalecerá y se determinará a la cuota revisada de bet365”, reza el texto.

En cambio, la magistrada María del Pilar Sebastián Benito recordaba que el negocio del juego consiste en “que cada una de las partes asume un riesgo, a cambio del que asume la otra”. El auto destaca que el hecho de que una parte “no pueda influir en su determinación”. Una “asimetría” ante la que, además, “no hay mecanismo objetivo alguno” para determinar la comprobación de que haya habido un error: “Vincula la determinación final del premio que ha de recibir el consumidor a la voluntad del empresario”.

La buena fe, continúa la sentencia, implica “hacerse cargo de los propios errores, máxime cuando el que los comete es un profesional, que tiene a su disposición más medios”. “Actúa de mala fe, precisamente, el empresario”, le achaca a bet365, a quien indica que “si estaba fijada una cuota en el momento en que se formalizó la misma, esa es la cuota vigente”.

Desde aquel entonces, ha habido un “aluvión brutal” de jugadores que han comenzado a denunciar a casas de apuestas, subraya la abogada Gómez Martín. Este verano acudieron a su despacho decenas clientes y, en lo que va de mes, asegura haber presentado ya cerca de 40 demandas. “Y porque no doy más abasto”, admite. La situación es tal que la no penalización a ganadores ha llegado a ser usada como reclamo publicitario por determinadas plataformas.

“Es mi dinero y ya no paso ni una”

“Vas abriendo cuentas a nombre de otros y te resignas a que te las quiten”, cuenta Julián, un jugador treintañero que prefiere usar un nombre ficticio. Compagina su trabajo con su actividad como tipster: estudia estadísticas y modelos de distintos deportes antes de realizar apuestas, tratando de averiguar el resultado final. En su caso, veía limitadas las cuotas ofertadas hasta el extremo, por lo que abría perfiles a nombres de familiares y amigos que le daban su consentimiento. Una práctica que se ha extendido hasta el punto de que algunos usuarios, en lugar de pedir el favor, directamente paguen por usar cuentas no penalizadas. Todo un mercado negro por el que se llegan a pagar cantidades que rondan los 100 euros por la cesión de perfiles.

Julián notaba que “cada vez limitaban más rápido” su cuenta en una conocida casa de apuestas, así que buscó empresas más pequeñas. Acudió a Pastón.es, donde ingresó 150 euros para una única jugada con la que luego obtuvo más del doble de beneficio. “Cuando fui a entrar en la cuenta la tenía bloqueada: dijeron que su servicio estaba analizando la cuenta”, relata, “pero pasaron los días y nada, hasta que les hice una reclamación”. “Me dijeron que habían detectado un uso fraudulento… ¡y solo había hecho una apuesta! Pero sabía que había un par de sentencias que se hicieron virales y me animó. Es mi dinero y ya no paso ni una”, relata.

“Las casas de apuestas viven de jugadores recreacionales, los que juegan dos o tres euros”, critica este afectado, que define los ‘regalos’ de dinero para apostar como “un engañabobos”: “Los usan para engancharte. Para que el dinero que supuestamente te regalan se convierta en dinero real lo tienes que mover muchísimas veces en una semana en apuestas pequeñas. No vale la pena, pero así te incitan”.

También se muestra partidario de un mayor control del juego. “No me gusta para nada cómo está enfocado, ni que a todas horas lo anuncien famosos por la tele”, lamenta. Como ejemplo, cuenta que hace poco estudió un módulo en el que sus compañeros eran adolescentes: “Veía que todos estaban haciendo apuestas con el móvil, así que les expliqué cómo funcionaba este mundo y lo difícil que es ganar dinero. Si te sobra dinero y tienes información, tiene sentido apostar, pero hay que saber lo que estás haciendo y controlarte mucho”. “Al final, conseguí que dejaran de apostar”, celebra sobre aquel episodio.

Su denuncia la hará a través del despacho Pineda Abogados, de Valencia, que ya ha ganado casos parecidos. El letrado Eduardo Andrés Guzmán es el encargado de llevar estos asuntos, que suelen basarse en limitar la cantidad de la apuesta “a un euro o menos”, cuando no a cerrar la cuenta. “Se basan en sus cláusulas generales que no puedes negociar y fueron declaradas abusivas. Se condenó a dejarles usar libremente las casas de apuestas dentro de los límites establecidos o en el marco normal de todos los usuarios”, responde a este periódico, recalcando que “no puedes dejar a una persona que no apueste porque es ganador”.

“El negocio es redondo, porque solo garantiza ganancias: a los que ganan no les dejan apostar y al que pierde le dejan apostar lo que quiera. Es un abuso”, asevera Guzmán, que se congratula de que sus clientes “ya están utilizando sus cuentas con normalidad” y va a continuar presentando demandas en las próximas semanas.

Las críticas a Hacienda: “No hacen nada”

La Dirección de Ordenación del Juego, órgano gubernamental dependiente del Ministerio de Hacienda, es la encargada de controlar la actividad de este sector, en pleno auge. Solo en el último lustro, los jugadores online se han triplicado y las apuestas deportivas suponen ya el 40% de los 17.000 millones de euros que se juegan cada año en España a través de Internet. Los distintos jugadores y abogados consultados coinciden en algo sobre este organismo: “No hacen absolutamente nada”. Y les afean que no hayan obtenido respuesta a sus reclamaciones, o que esta haya sido escueta. Este periódico ha intentado, también sin éxito, obtener respuesta de este departamento. No obstante, su postura al respecto ha sido explicitada en distintas ocasiones.

En una entrevista con Azarplus en febrero 2017, el director de Juego, Juan Espinosa, declaró que “este tipo de quejas, legítimas o no, es lógico que conforme avanza un mercado se vayan suscitando”. En aquel momento, cuando ya se habían publicado varias sentencias favorables al jugador, pedía cautela porque “no se puede frivolizar o emitir juicios sumarísimos sobre cuestiones generales que en su dimensión particular sí pueden ser susceptibles de reprobación”.

Su función, continuaba, es “intentar clarificar si el contenido de los contratos es suficientemente claro” y “reducir lo que puede ser una interpretación asimétrica, no la cláusula abusiva”, cuestión que corresponde a los tribunales. Eso sí, reconoció que desde Juego se tendría que “ofrecer una disponibilidad” para “clarificar este tipo de cuestiones”, algo que contrasta con las críticas mencionadas de los afectados.

Espinosa defendía que las casas de apuestas “tienen derecho a organizar las reglas a las que sujetan a los jugadores de la mejor manera que les permita gestionar sus riesgos”, que están relacionados “con las condiciones que se dan al resto de jugadores en términos de cuota o en términos de oferta”. El propio entrevistador, que a su vez es organizador de honor de la Feria Internacional del Juego, le llegó a sugerir que “partir de una hipótesis en la que siempre se va a ganar es absolutamente inmoral”, recordando la sentencia favorable a Los Pelayos, hace ya dos décadas.

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