Son muchas las familias que no sabrían celebrar unas buenas navidades sin la presencia de la sidra El Gaitero, auténtico clásico navideño en las mesas españolas. Su melodía “… famosa en el mundo entero”, se repite año tras año en los hogares y ha propiciado que una inmensa mayoría de españoles hayan brindado con una copa de esta sidra achampanada. En estas fechas tan señaladas, la pregunta es obligada. ¿Nota El Gaitero el efecto al cava catalán? Lo cierto es que sus ventas crecen año tras año, aunque según María Cardín, directora de la firma, y quinta generación en Valle, Ballina y Fernández, S.A, fabricante del producto, “nuestro éxito empresarial es fruto de nuestro trabajo”.
“No creo que tenga nada que ver con el boicot al cava catalán”, añade la ejecutiva que recuerda que el soniquete de hacer boicot al cava viene ya desde el año 2004. Fue en ese año cuando el líder de ERC, Josep Lluís Carot-Rovira llamó a boicotear la candidatura de Madrid a los Juegos Olímpicos del 2012 porque no permitían a Catalunya tener su propia selección de hockey. Estás declaraciones tuvieron un efecto inmediato sobre el consumo y dieron lugar a una cadena de mensajes y declaraciones en contra de los productos catalanes (y en especial al cava).
Desde la empresa no quieren dar todavía los datos de cierre de año porque están en plena efervescencia de campaña pero anticipan: este año volverá a ser bueno con ventas ascendentes otro ejercicio más.
Sidra y Cava
La sidra y el cava siempre han marcado su territorio compitiendo con su hermano mayor, el champagne francés, que hace ya varias décadas logró evitar el uso del nombre (aunque el proceso para convertir en espumoso se sigue conociendo como champanización). Durante algún tiempo, la imagen de El Gaitero era la de una Navidad popular y la del cava, la de una sociedad más refinada, algo elitista y adinerada que emulaba a la francesa.
Ni la popular sidra achampanada, ni el cava, han podido con el Champagne francés, cuya denominación reconoce la protección del término “champagne”, restringido al producto elaborado en esta región de Francia. El nombre genérico “cava” se empezó a usar a partir de 1966, cuando España se dotó de su propia regulación, en la que se define al cava como un vino espumoso de calidad, con Denominación de Origen, que se elabora en España con otras variedades de uva.
Por su parte, la sidra achampanada el Gaitero se comercializó por América con el apellido “champagne” durante varias décadas más. Ya en la década de los 90, con la denominación de Origen de la Sidra Asturiana, la sidra 'brut' empezó a competir en el mercado con el cava catalán. Aunque la champanización de la sidra data de 1888, fue a partir de 2004 cuando se comenzó a elaborar este tipo de producto, diferente a otras sidras más habituales de Asturias. Actualmente son ya unas cinco las firmas comercializadoras.
Sidra como la espuma
En realidad, la sidra está estos años encontrando cada vez un hueco más amplio en el mercado y se ha configurado como una triunfadora en el mercado: entre 2006 y 2016 las ventas mundiales han crecido de 217 a 769 millones de dólares. El Gaitero es una buena muestra de ese crecimiento. Ha subido sus ingresos en un 50% en los últimos cuatro años hasta alcanzar los 35 millones de euros en el 2016. La empresa, con 250 trabajadores, distribuye 31 millones de botellas al año, 25 millones en España y seis que se van en exclusiva a Argentina.
El 80% de la facturación de la empresa es gracias a la venta de sidra. Y de ese 80%, la sidra dulce de toda la vida, acapara el 95%. El resto está diversificado en productos acordes a los nuevos mercados para tratar de desestacionalizar la producción. El público empieza a demandar otras variedades de la bebida, y han surgidos nuevas versiones de producto como las sidras brut, sidras naturales filtradas, sidras sin alcohol, sidras de nueva expresión con Denominación de Origen Sidra Asturiana, zumo de manzana, dulces, alimentos preparados y turrones, entre otras variedades.
El último producto en aparecer ha sido una sidra de hielo que se hace con manzanas congeladas. La labor de innovación se desarrolla desde su centro de operaciones ubicado en el municipio asturiano de Villaviciosa. Hablar de El Gaitero, es hablar de este concejo. Varias generaciones de familias han trabajado en sus instalaciones. Es el caso del enólogo, recién incorporado al Grupo, Tano Collada Salvador, cuarta generación ligada a esta empresa.
En palabras del alcalde de Villaviciosa, Alejandro Vega “para Villaviciosa, y salvando las distancias, al igual que se dice en Catalunya del Barcelona Club de Fútbol, El Gaitero es mucho más que una empresa”.
La huella de El Gaitero está presente por todas partes en Villaviciosa, desde la propia fábrica, que gracias a su colección permanente recibe miles de visitas al año, hasta símbolos tan importantes como la escultura “La Manzanera” de Mariano Benlliure, en la plaza que lleva el nombre de uno de los fundadores, Obdulio Fernández.
Del ayer al hoy
El origen de esta compañía se remonta al siglo XIX, cuando la demanda creciente de sidra hace que los comerciantes burgueses locales de Villaviciosa empiecen a exportar la producción a las colonias españolas de América. En 1888 Alberto del Valle adquiere maquinaria francesa para el proceso de carbonatación de la sidra para que los indianos pudieran seguir consumiendo el producto que más les recordaba a su tierrina natal. La sidra natural es un organismo vivo y era imposible que llegara en buenas condiciones al otro lado del Atlántico, pero con el efecto de la champanización se conseguía el milagro de llevar la bebida asturiana a sus sus emigrantes.
El 24 de mayo de 1890 los hermanos Alberto y Eladio del Valle, y los comerciantes Ángel Fernández y Bernardo de la Ballina, constituyen “Valle, Ballina y Fernández”, dedicada a la fabricación, venta y exportación de sidra espumosa. La compañía adoptó el nombre de “El Gaitero” debido a una pintura de José Fernández-Cuevas datada en 1886. En 1895, Eladio y Ángel ceden sus participaciones a Obdulio Fernández, que centralizó la producción, fomentó el uso de la publicidad y ordenó la construcción de una fábrica de botellas consolidando así la compañía.
El Gaitero se vio afectada por la muerte de Obdulio en 1927 y por la situación política a los dos lados del Atlántico. El segundo de los momentos dorados de la empresa se vive en los años 50, con la gerencia de José Cardín Fernández (1905-1992), sobrino de Obdulio y médico de profesión. Él es considerado el refundador de la empresa después de los momentos difíciles que vivió la entidad, y el sector del comercio en general, tras las guerras. José Cardín modernizó las instalaciones y la maquinaria. La ampliación de capital que realizó durante su gerencia llevó a la creación, entre otras cosas, de una nueva bodega de depósitos metálicos, que supuso, en aquel momento, triplicar la capacidad de producción existente hasta entonces. Pero, además, José Cardín diversificó la gama de producto, con el lanzamiento de dulces y turrones El Gaitero, y consiguió, gracias a la inversión publicitaria, un gran éxito: convertir la imagen de El Gaitero en un símbolo de identidad. Su apuesta por la dirección del publicista asturiano Manuel Brun en la estrategia, le llevó a inundar todos los medios y canales de comunicación de los años 60 con publicidad de El Gaitero. Gracias a él se iniciaron también las visitas a las instalaciones, una acción pionera en el sector, lo que permitió al mundo conocer los secretos de la sidra de primera mano.
Las instalaciones, declaradas Patrimonio Histórico Industrial, superan ya los 40.000 metros cuadrados y su producción alcanza los 27 millones de litros de sidra al año. Además, tiene presencia importante en los mercados de todo el mundo. Con el objeto de conservar y divulgar su patrimonio histórico, nació en el año 2000 la Fundación José Cardín Fernández, que se encarga también de impulsar y difundir el mundo de la sidra y de la manzana, especialmente en el Principado de Asturias.