No parece nada bueno que, al escribir sobre una empresa, el periodista de una publicación como la revista económica germana Capital, se pregunte si ha llegado ya la hora de que repiquen las campanas por la muerte de esa compañía.
Eso mismo es lo que ya ha hecho a cuenta de Siemens Energy el comentarista Bernd Ziesemer, editorialista de la revista alemana Capital. Esa empresa, responsable del negocio energético del conglomerado industrial alemán Siemens, tiene en la firma hispano-alemana Siemens Gamesa una fuente de problemas.
Ziesemer llegaba a explicar al público alemán que “la compra de Gamesa por miles de millones de euros forma parte de uno de los peores negocios que ha hecho Siemens en su historia”.
En Alemania llevan ya mucho tiempo viendo a Siemens Gamesa como una empresa problemática. Esa imagen no ha hecho más que empeorar este verano. Sobre todo, después de que en agosto Siemens Energy señalara a la empresa radicada en Zamudio como principal responsable de los malos resultados del negocio energético de Siemens. Para este 2023, Siemens Energy prevé perdidas de 4.500 millones de euros.
Problemas técnicos de las plataformas de aerogeneradores 4.X y 5.X tiene desde este verano ocupados a las altas instancias de la empresa, según ha reconocido en Siemens Energy. “Debido a la evolución de Siemens Gamesa, estamos revisando la estrategia y el plan de acción actuales en el negocio eólico”, han señalado en Siemens Energy uno de sus comunicados del pasado mes de agosto.
Esa “revisión” se producía tras el que ha sido el mayor bajón bursátil que se recuerda en el 'mundo Siemens'. A finales de junio, las acciones de Siemens Energy perdían más de un tercio de su valor. Pasaron de costar poco más de 23 euros el titulo, según el precio del pasado jueves 22 junio, a 14,65 euros por acción, de acuerdo con el precio del viernes 23 de ese mes. A mediados de esta semana la acción de Siemens Energy estaba en 12,06 euros.
Según ha recogido el también semanario económico germano WirtschaftsWoche, arreglar las imperfecciones de las plataformas 4.X y 5.X de Siemens Gamesa va a costar unos 1.600 millones de euros. Así figura en las cuentas de Christian Bruch, CEO de Siemens Energy, quien también ha reconocido que esos arreglos mantendrán ocupada a la firma de aerogeneradores, al menos en parte, durante los próximos dos años. “El contratiempo es más grave de lo que creía posible”, ha dicho Bruch a cuenta de estos problemas de Siemens Gamesa.
También ha dicho Bruch que tiene fe en que la capacidad de la empresa para “retomar el negocio con éxito”, aunque observadores y comentaristas no ven a corto plazo mejoras en Siemens Gamesa. Fuentes sindicales de la empresa consultadas por elDiario.es transmiten su “pesimismo” ante la situación de la compañía.
“Desde que Siemens llegó a Gamesa [en 2017] hemos vivido problemas de forma constante. Lo que han hecho ha sido destrozar la empresa, con cierres de centros industriales y ahora la posible venta de fábricas que se están estudiando además de posibles reestructuraciones adicionales. Todo viene por problemas de gestión de la propia Siemens”, apuntan estas fuentes.
“Han querido aplicar a los procesos industriales del sector eólico los mismos principios que los de la industria el automóvil con componentes que sean iguales para todas las turbinas y eso no funciona en el sector eólico, porque el sector eólico requiere turbinas que se adapten a los emplazamientos donde montas los aerogeneradores. Cada emplazamiento requiere unos componentes específicos”, abundan.
Se supone que Siemens Gamesa podría gozar de un marco geopolítico favorable, al menos en Alemania, donde el Gobierno del canciller Olaf Scholz está apostando fuertemente por las energías renovables después de haber decidido independizar a su país del gas natural ruso tras el inicio de la invasión de Rusia contra Ucrania. Al día se levantan en Alemania entre y uno y dos aerogeneradores, según cuentas de organizaciones como la Asociación Federal de la Energía Eólica (BWE, por sus siglas alemanas). En la BWE defienden que tendrían que levantarse cuatro o cinco molinos eólicos si Alemania quiere cumplir con sus objetivos climáticos.
De aquí a 2030, el 80% de la energía que produzca Alemania ha de venir de fuentes de energías renovables, según las cuentas del Gobierno de Scholz. En 2022, según datos de la Oficina Federal de Estadística (Destatis), el 44% de la energía que producía el país era de origen renovable.
Sin embargo, el negocio de Siemens Energy no sólo está lastrado por los problemas que pueda representar Siemens Gamesa. Cada vez es mayor la inquietud que generan los productores chinos de aerogeneradores y de componentes para molinos eólicos.
La amenaza de Asia
En cuestión de dos décadas, Asia – con China a la cabeza – se ha convertido en el origen de entre un 60% y un 70% de las piezas de los componentes que se utilizan en un parque eólico, de acuerdo con las cuentas que presentaba al diario Frankfurter Allgemeine Zeitung Ilya Hartmann, responsable la empresa alemana fabricante de aerogeneradores Nordex. En dicho periódico los hay que han pedido “una nueva política industrial que dé un impulso”, según Martin Knops, responsable de ZF Wind Power, empresa dedicada a la fabricación de cajas de turbinas para aerogeneradores con sede en Friedrichshafen (oeste germano).
El país del canciller Olaf Scholz lleva semanas discutiendo qué tipo cambios necesita llevar a cabo para que su economía abandone la recesión. Sin embargo, más allá del impacto que puedan tener las últimas medidas fiscales – se han aprobado reducciones de impuestos de 32.000 millones de euros para los próximos años – y las iniciativas para aligerar la entrega de permisos, no hay una hoja de ruta específica para el sector de la energía eólica. Tampoco parece haberla para Siemens Gamesa.
Los sindicalistas con los que habla este periódico apuntan descreídos que los responsables que están al mando de la compañía “no tienen suficiente experiencia en el sector eólico”. “No consiguen estabilizar la empresa”, concluyen.
En un momento convulso para las noticias de economía, es más importante que nunca estar bien informado. Las repercusiones de cada movimiento de empresas, de la política económica de los gobiernos y su impacto en los ciudadanos, explicadas desde un punto de vista riguroso y diferente.