La Justicia belga está investigando si el presidente de Pescanova, Manuel Fernández de Sousa, se sirvió del financiero Eduardo Pascual Arxé –encarcelado desde el 23 de marzo por su implicación en el caso de los ERE de Andalucía– para vender el 6,95% de la multinacional gallega, la mitad de su participación, por unos 32 millones de euros a espaldas del resto de accionistas y de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV).
La venta de las acciones de Fernández de Sousa ha trascendido después de que el propio presidente de Pescanova hiciera pública la operación y de que el gigante pesquero, que tiene más de 10.000 empleados, se declarara en concurso de acreedores.
Fuentes muy próximas a la Administración de Justicia belga y de la acusación particular en los procedimientos que se siguen contra Pascual Arxé en aquel país aseguran que el financiero mantiene una relación privilegiada con la familia Tesch, una de las 10 principales fortunas de Luxemburgo, que fueron quienes le facilitaron la creación de una aseguradora en el país, algo prácticamente imposible sin un aval como el que respaldaba al financiero catalán.
En 2000, el fondo de inversión de la familia Tesch, Luxempart, creó una aseguradora en Luxemburgo, Le Foyer Key, de la que poseía un 51%. Su socio en aquella aventura no era otro que Eduardo Pascual Arxé. Cuando la compañía fue bendecida por las autoridades financieras de Luxemburgo, los Tesch le vendieron toda su participación en Key a Pascual.
A los reguladores del principado les sorprendió la operación. Cuando pidieron explicaciones a los Tesch, aseguraron que habían creado la aseguradora con la intención de entrar en el mercado español. Pero finalmente descartaron entrar en España y ofrecieron a Pascual que se hiciera con el 100% de la aseguradora Key. Pascual se hizo con todo el capital y le cambió el nombre por Excel Life Internacional.
Asombro en Luxemburgo
Tras la salida de los Tesch del capital de Key, los operadores de los mercados de Luxemburgo no salían de su asombro cuando su fondo, Luxempart, anunció la adquisición del 5,8% del capital de Pescanova. Analistas financieros belgas aseguran que, en aquel momento, atribuyeron la operación a las excentricidades de François Tesch, el responsable de Luxempart, que, afirman, suele tener una razón oculta para justificar sus operaciones.
El presidente de Pescanova se deshizo de los casi dos millones de acciones de la compañía en una veintena de pequeñas operaciones para evitar llamar la atención. Sousa empezó a vender en diciembre de 2012 y realizó la última venta el pasado 27 de febrero, el mismo día que se celebró el consejo de administración previo a la junta general de accionistas al que se presentaron las cuentas de la compañía. Cuentas que los otros dos socios de referencia de Pescanova, el grupo Damm y el Luxempart, se negaron a firmar a la luz de las irregularidades halladas por la auditora BDO. La más llamativa, la desaparición del balance de 50 millones de euros.
Ahora, los investigadores belgas temen que las ventas del paquete de Fernández de Sousa se realizaran en realidad fuera del mercado, a través de Pascual Arxé, a sus antiguos socios de la familia Tesch, que habrían registrado unas pérdidas contables de 20 millones de euros.
Fernández de Sousa aseguró al anunciar que se había desprendido de la mitad de su participación en Pescanova que su objetivo era obtener liquidez para inyectar en la propia compañía. Sin embargo, de los 32 millones de euros que ha obtenido, sólo nueve millones de euros han entrado en la caja de Pescanova. Además aparecen en realidad como un crédito con un tipo de interés que supera el 5% anual.
La presidenta de la CNMV, Elvira Fernández, ya ha anunciado una investigación sobre la venta realizada por Fernández de Sousa. No sólo por no haber comunicado la operación, sino por si el presidente de Pescanova pudiera ser acusado de uso de información privilegiada. Las acciones que vendió por 32 millones de euros valen hoy menos de 12 millones.
Hasta que la titular del juzgado de instrucción número 6 de Sevilla, Mercedes Alaya, encargada del caso de los ERE falsos de la Junta de Andalucía, ordenó su ingreso en prisión, Pascual Arxé se ha podido permitir implicarse en oscuros negocios, a pesar de todos los procedimientos judiciales que tiene abiertos.
Pascual es el principal imputado en el caso Eurobank, un pequeño banco catalán que logró presidir antes de que fuera intervenido por el Banco de España en 2003, y de cuyas arcas expolió, según las acusaciones, más de ocho millones de euros. El titular del juzgado de instrucción número 5 de la Audiencia Nacional, Pablo Ruz, dictó la primera semana de noviembre auto de apertura de juicio oral contra Pascual y sus colaboradores, especialmente su mano derecha, María Vaqué, encarcelada como él por orden de la juez Alaya.
Siete años de prisión
La Fiscalía Anticorrupción pide para el financiero una pena de siete años y ocho meses de prisión, una responsabilidad civil de más de ocho millones, además de la devolución de otros cinco millones de euros que cobró del banco en concepto de comisiones.
Además, el juzgado de instrucción número 6 de la Audiencia Nacional, también investiga la gestión de Eduardo Pascual en su grupo de mutuas y aseguradoras, del que forman parte Excel Life, Vitalia y Apra Leven.
La jueza Alaya encarceló a Pascual porque considera acreditado que dos de las aseguradoras de Pascual, Vitalia y Apra Leven, cobraron 4,5 millones de euros en concepto de comisiones ilegales en relación con la falsificación de Expedientes de Regulación de Empleo que santificaban las aseguradoras como asesoras de la Junta de Andalucía.
Y, finalmente, los tribunales de Bélgica y Luxemburgo también investigan las actividades del financiero. Sospechan que algunas de las operaciones de sus aseguradoras en ambos países responden, en realidad, al blanqueo de dinero procedente de los supuestos delitos cometidos en España, además del vaciado de fondos de algunas de las compañías del grupo que cuentan con socios autóctonos.