El economista Jorge Fabra Utray (1949), fundador y presidente de Economistas Frente a la Crisis, nos contesta en una entrevista de urgencia para valorar y entender la nueva propuesta de factura de la luz que ultima el Gobierno.
Fabra es experto en energía y ha sido presidente de la estatal Red Eléctrica entre 1988 y 1997 y consejero de la Comisión Nacional de la Energía (CNE) entre 2005 y 2011. Aunque en su opinión la reciente medida anunciada esta misma semana de eliminar la subasta trimestral (CESUR) va por el buen camino, aún quedan muchas lagunas por reformar en el sector eléctrico. La primera: la forma de fijar los precios a diario en lo que se conoce como mercado mayorista.
¿Qué le parecen las propuestas que está haciendo el Gobierno para modificar la factura de la luz?
En las últimas semanas ha habido dos novedades que van en dirección contraria y que afectan al recibo. Por un lado, se ha subido la parte de la fija –la regulada– aumentando su peso en el total de la factura en detrimento de la variable –el consumo de la energía–. Por otro, se ha anunciado esta misma semana que se elimina la subasta CESUR que se realizaba cada trimestre y que encarecía el precio de la luz.
En mi opinión, la decisión de aumentar la parte fija estaba pensada de antemano para suavizar el efecto de la supresión de la subasta, que aliviará el recibo. Se compensan en cierta forma.
¿Se pueden traducir en números estos cambios?
El incremento del peso de la parte fija puede suponer una subida media del recibo entre el 1,5 y el 2,5%, según datos de la CNMC. Es un incremento oculto de la factura. Por el contrario, la propuesta de eliminar la subasta trimestral puede aligerar, según el Ejecutivo, el recibo en un 3%.
Esta rebaja puede ser más, ya que desde que se instauró el modelo actual, en 2009, el sobrecoste que se está pagando en el mercado de la electricidad debido a estas subastas ha sido de un 15% de media.
Además, aunque ese precio sólo se aplica a los hogares –con la tarifa de último recurso–, también es referencia para el precio de la energía en el mercado libre. La estimación del Gobierno de que se pueden ahorrar en total entre 200 y 300 millones de euros se puede quedar corta. En total, podría llegar a rebajar la facturación hasta en 1.000 millones de euros.
Veo que en general su valoración es positiva.
La eliminación de la subasta trimestral va en el buen camino. Esta era una de mis propuestas como consejero de la CNE. Además, el PSOE ya lo incluye en su ponencia política. Es una idea buena que el Gobierno no había puesto en marcha antes porque no le gusta aplicar reformas ajenas.
Es buena pero... ¿es suficiente?
No, porque el problema más grave, el de cómo se forman los precios en el mercado mayorista, sigue igual. En el sistema actual la energía más cara es la que marca el precio de todas las demás, el denominado pool. Por este sistema tenemos un sobrecoste que puede alcanzar los 3.000 millones de euros. Así que con esta reforma, aunque han quitado de en medio un problema muy gordo, aún quedan otros dos.
¿Cuáles son?
Por orden de importancia, el primer problema al que se enfrenta el mercado eléctrico es este pool que hace que energías muy baratas, como la nuclear o la hidráulica, se cobren a precios del gas, que es la más cara.
El siguiente problema a resolver en magnitud es la intervención en el mercado de las renovables que ha hecho el Gobierno. Una intervención salvaje en la que se recortan la retribución de las energías renovables, una medida retroactiva de primer grado.
El futuro pasa por las renovables, sí o sí. Las grandes eléctricas terminarán entrando en las renovables. Es irremediable. Pero, por el momento, lo quieren retrasar para ordeñar la vaca –en referencia al sistema de pool– todo lo que puedan.
Volviendo al tema de la factura. ¿Cómo se pueden beneficiar los que tienen ya los llamados contadores digitales? ¿Qué pasará con los que no los tienen?
Los que tienen contadores digitales tendrán una factura detallada completamente informatizada en la que se registre a qué hora consumen y con qué precio. Para los que no los tengan, se les aplicará una curva de consumo estándar. Esto es, se hará una fórmula ya establecida en la que se haga un perfil del consumidor doméstico típico con las horas en las que habitualmente se consume. Hay que esperar a la concreción de la norma que lo regule, pero irá en este sentido.
¿Entonces, los que no tengan contador digital da igual lo que hagan para ahorrar, porque se les aplicará un patrón?
Sí. En cualquier caso, es complicado cambiar el patrón de consumo de un bien esencial como es la energía. La electricidad se produce en el momento exacto en el que se la está consumiendo. Cuando se da al interruptor de la luz, se produce energía a un precio que no se conoce.
El valor de uso de la energía es, en realidad, muy superior al coste. A largo plazo se puede cambiar comprando electrodomésticos más eficientes o que se puedan programar. Pero la mayor parte de las actividades que hacen los hogares no se pueden aplazar. A corto plazo, la capacidad de ahorro es muy limitada.
¿Hay otros países europeos con este sistema?
Europa tiene en general un sistema muy ineficiente porque se asemeja mucho al de la telefonía. Se contratan planes con tarifas, etc. El lobby que hay en la UE con las eléctricas es todavía más fuerte que en España.