Madrid, 5 nov (EFE).- Cuando te diagnostican un cáncer hay que ser consciente que es una carrera larga y extrema, “pero lo importante es que haya un camino de curación, entonces por muy duro que sea hay que pensar en el final del proceso y no en el camino en sí”, afirma la periodista Tereixa Constenla, quien sufrió un cáncer de mama.
Constenla, corresponsal en Lisboa de El País, ha volcado su experiencia con la enfermedad en “Cuaderno de urgencias”, un libro que acaba de publicar la editorial Siruela y que empezó a escribir en 2018 tras la muerte de su marido, el también periodista del diario madrileño Alejandro Bolaños, fallecido por un cáncer de páncreas.
“Lo escribí -explica a Efe- como un diario para un lector inexistente, pero en ese momento tú estás atrapada por el pensamiento mágico que te deja la muerte y crees que él todavía está allí”.
“En realidad era para mi hija Elba, deseaba que todo lo sucedido y que fue tan intenso y fuerte pero también luminoso, estuviese lo más detallado posible, para cuando empezó todo mi hija tenía seis años y al terminar nueve, y pensé que en un futuro querría saber muchas cosas de lo que pasó”, aclara.
Conforme avanzaba en la escritura fueron saliendo otras necesidades, “porque no era posible reducir mi relación con Alex a tres años de enfermedad, cuando había compartido 18 años donde nos han pasado muchas cosas, también buenas, aparte que mi marido tenía una vida profesional y un pasado. Entonces hice un poco de arqueología y le di voz a través de sus propios textos”.
El resultado es un libro en el que se mezcla la novela, el ensayo, los diarios y el libro de viajes unidos por el cemento común del cáncer, en este caso doble, pues Constenla tuvo al mismo tiempo cáncer de mama, por lo que en más de una ocasión fueron juntos a sesiones de radioterapia y quimio.
Constenla, cuya madre también falleció de cáncer, coincide con el neuropsiquiatra David Servan-Schreiber, que murió de un cáncer a los 50 años, en que esta enfermedad es una epidemia que se desarrolla a partir de la Segunda Guerra mundial por una serie de factores.
Entre ellos cita “la comida procesada, la contaminación no sólo atmosférica sino también la de los productos que nos llegan a casa, y el estilo de vida de una sociedad acelerada con mucha carga de estrés, ansiedad y frustración”.
“Los cánceres hereditarios son un porcentaje minoritario y, por ejemplo, el cáncer de páncreas, que se daba en personas mayores con diversas patologías, ahora es mucho más frecuente en gente joven aparentemente sana”, afirma.
Tereixa Constenla y su marido se trataron en la sanidad pública, donde hay unos “grandísimos” profesionales sometidos a fuertes presiones y con carencia de recursos.
En cuanto a la muerte, “en nuestras sociedades no predomina ya el componente religioso que te ayuda mucho al dar un sentido de trascendencia a la vida, y tienes que buscarlo en otras cosas y este libro es un paso en esa dirección”.
“Toda pérdida causa dolor y desgarro, y lo que te ayuda a mitigarlo es el paso del tiempo, pues no creo que haya fórmulas mágicas y cada uno debe elegir la suya”, afirma.
Por Luis de León Barga