El Tesoro mantiene el objetivo de emisión de deuda en 70.000 millones en 2023 por la “elevada incertidumbre”
El Tesoro Público ha presentado este jueves la estrategia de financiación del Estado con el mismo objetivo de emisión neta de deuda en 2023 que en 2022: 70.000 millones de euros. Una meta “conservadora”, que responde a “elevada incertidumbre” y que podría ser revisada a la baja a lo largo del año. Y también un objetivo “flexible”, que se adaptará al desembolso de los fondos europeos ligados al Plan de Recuperación, según ha explicado Carlos Cuerpo, secretario general del Tesoro y Financiación Internacional.
El Estado necesitó 110.000 millones en 2020, 100.000 millones en 2021 y 70.000 en 2022. Este año parte de nuevo con una meta elevada de financiación en comparación con objetivos previos al COVID, que raramente superaron los 30.000 millones.
España saldrá a buscar esos 70.000 millones a los mercados financieros a unos tipos de interés que no han parado de aumentar en el último año y con el Banco Central Europeo (BCE) en retirada, tras años de omnipresencia para favorecer primero la recuperación de la crisis financiera y después del shock de la COVID.
Aún así, el Tesoro acentúa que el coste medio de la deuda se mantendrá contenido, que se avanzará en la reducción del déficit (el desequilibrio entre ingresos y gastos que se financia con esta deuda) por el crecimiento económico y que la prima de riesgo (el diferencial entre el bono de referencia de nuestro país y el de Alemania, considerado el socio del euro más fiable) seguirá sin dar sustos (el BCE guarda en la récamara un mecanismo, el TPI, para evitarlo).
“El Tesoro ha conservado una buena tónica en el acceso a los mercados de deuda, a pesar del endurecimiento de las condiciones de financiación y del fin de las compras netas de bonos de los estados del BCE”, ha destacado Carlos Cuerpo.
La era de los tipos de interés en mínimos históricos y del extraodinario apoyo de la institución acabó con la crisis de inflación exacerbada por la invasión rusa de Ucrania. Pero el secretario general del Tesoro ha incidido en que “ya hemos vivido antes sin la participación del BCE en el mercado, y ahora esperamos que la progresiva retirada de la institución vaya coincidiendo con la llegada de nuevos inversores que vayan ocupando su lugar”.
Actualmente, el BCE tiene cerca de un 33% de toda la deuda de España, y el Tesoro confía en que los bancos nacionales (menos de un 15%) sean uno de los principales actores que vaya sustituyendo a la institución, “lo que tiene sentido porque la entrada del BCE redujo la particiación de los inversores residentes”.
“También está incrementándose la participación de inversores particulares”, ha añadido, recalcando que existe un “apetito generalizado, porque la deuda de España es atractiva y competitiva, y se ha visto en la primera subasta de bonos de este 2023”.
Elevada demanda de deuda de España
La demanda de los 7.000 millones que el Tesoro emitió este mismo jueves casi duplicó la oferta, lo que apuntala las afirmaciones de Carlos Cuerpo, quien ha recordado que la media de la tasa de cobertura en 2022 fue de 2,5 veces. Aunque inevitablemente, el coste o el tipo de interés de estas nuevas emisiones es mucho más elevado en estos momentos que hace un año, cuando estaba en mínimos. A cierre de diciembre, este coste medio de la deuda nueva rondó el 3%, muy por encima también del coste medio de toda la deuda del Estado, que está en el 1,7%.
Sin embargo, el secretario general del Tesoro ha insistido en que el traslado de este encarecimiento a esta medio y por tanto a la factura de intereses anual es “contenido”. En los Presupuestos Generales, el Gobierno estimó que esta carga de la deuda será de 31.330 millones de euros, 1.000 millones más que en 2022. Y Carlos Cuerpo ha adelantado que este gasto será inferior.
El traslado “contenido” del encaremiento de las nuevas emisiones al coste medio se debe, por un lado, “a la preparación de la cartera de deuda en los últimos por parte del Tesoro para disverficar la base inversora”. Por otro, “al incremento de la vida media, que llegó a superar los 8 años en 2022”. Un plazo que se traduce en que España solo tiene que refinanciar más cara un 12% de su deuda al año.
Además, “otro factor directamente relacionado es que se han sustituido cupones [tipos de interés] muy elevados que aún coleaban desde la crisis del euro de 2010-2012 por cupones muchísimo más bajo en los últimos años”, ha concluido Carlos Cuerpo.
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