El mayor sindicato del sector del automóvil en los Estados Unidos, United Auto Workers (UAW), ha anunciado esta madrugada el inicio de una huelga indefinida de los trabajadores de General Motors, Ford y Stellantis (propietaria de Jeep y Chrysler). El paro no tiene precedentes: es la primera vez en la historia en que las tres principales corporaciones de la automoción del país -ubicadas en Detroit, la cuna de la producción en cadena ideada por Henry Ford- se ven afectadas por una huelga de manera simultánea.
El paro llega después de que hayan fracasado las negociaciones entre el sindicato, que representa 146.000 empleados, y los tres gigantes del automóvil, la principal industria manufacturera en los EEUU, que supone el 3% de su PIB. Los trabajadores, que piden un aumento del sueldo equiparable al incremento de la inflación y de los beneficios del sector, habían alertado que si no se cumplían sus demandas antes de la madrugada -cuando expiraba el actual convenio- iniciarían esta huelga “histórica”.
Así ha sido. Sin embargo, el paro no es total, sino que es “limitado y dirigido”, según ha anunciado el presidente de UAW, Shawn Fain. Esto significa que el cierre empezará en algunas de las fábricas del llamado Big Three del automóvil, para después irse expandiendo en otros en función de cómo avancen las negociaciones. De este modo, se han seleccionado tres plantas estratégicas: la de GM en Wentzville (Misuri), que fabrica el GMC Canyon y el Colorado; el complejo de Stellantis en Toledo (Ohio), que fabrica el Jeep Gladiator y el Wrangler; y la planta de montaje de Ford en Wayne (Michigan), donde se fabrican el Bronco y el Ranger.
Fain apeló el miércoles en un video a las “raíces” del movimiento sindical para luchar “por unos estándares de vida decentes” y “por un mejor balance entre la vida y el trabajo”. Concretamente, los trabajadores piden un aumento del 36% del sueldo durante los próximos cuatro años -un incremento similar al que han tenido los altos ejecutivos-, acortar las jornadas laborales a cuatro días, compensaciones por la inflación, que se reduzca la temporalidad y que se restauren los beneficios que perdieron durante las negociaciones de 2008.
A raíz de la Gran Recesión, los empleados aceptaron una serie de sacrificios a causa de la mala salud del sector, pero ahora las empresas están consiguiendo beneficios y ellos siguen con las mismas condiciones. Concretamente, en la primera mitad de este año, Ford ha generado 3.700 millones de dólares, GM 5.000 millones y Stellantis 11.900 millones.
“El Big Three ha hecho 250.000 millones de dólares en los últimos diez años y 21.000 millones en beneficios durante la primera mitad del 2023. No nos mantendremos pasivos mientras los ricos y las grandes corporaciones continúan ganando beneficios extraordinarios, mientras nos continúan dejando atrás al resto de nosotros”, aseguró Fain en un video distribuido por el sindicato.
“Luchamos por el conjunto de la clase trabajadora”
Desde el inicio de las negociaciones, en julio, entre las cuatro partes (UAW, GM, Ford y Stellanis), Fain ha logrado importantes concesiones: Ford ofreció durante la última semana un aumento del 20% en cuatro años; GM, del 18%; y Stellanis, del 17,5%. Pero esto sigue siendo la mitad de lo que reclama el sindicato, que asegura que las automovilísticas se pueden permitir un reparto más grande del pastel, después de años de beneficios récord.
La retórica del presidente del sindicato, que ha sido nombrado al cargo este año y ha mostrado un espíritu combativo, enmarca la batalla en la lucha de clases, que va más allá del sector manufacturero. “Luchamos por el bien del conjunto de la clase trabajadora y para los pobres”, asegura, “nosotros no somos el problema, sino la avaricia de las grandes corporaciones”.
La huelga en el principal sector industrial supondrá una prueba de fuego para la economía de EEUU, que está consiguiendo suavizar la histórica inflación sobrevenida por la reactivación del consumo después de la pandemia. Una huelga de diez días de todos los trabajadores de las tres firmas de Detroit podría suponer pérdidas de cerca de mil millones de dólares, según las estimaciones de Anderson Economic Froup. Esta afectación impactaría en 5.000 millones de dólares sobre el conjunto de la economía del país.
En cuanto a los consumidores, la consecuencia inmediata del paro de las fábricas será un aumento de precios y, en el medio plazo, largos tiempos de espera por el desabastecimiento. Ford, GM y Stellantis concentran en la actualidad el 40% de las ventas de coches en EEUU, una cifra que se ha ido reduciendo a causa de la entrada de marcas extranjeras, como Toyota.
Los paros aumentaron un 50% en 2022
La huelga de los trabajadores de la automoción, que podría alentar el paro en otros sectores, llega en un momento de auge de las huelgas sindicales en EEUU, a causa del aumento continuado del coste de vida y la pérdida de poder adquisitivo. Este jueves, sin ir más lejos, otros 85.000 trabajadores de la sanidad de California han aprobado iniciar una huelga indefinida el próximo 1 de octubre, con la demanda principal de un aumento de los salarios.
El año pasado, hubo más de 420 paros, un aumento de más del 50% respecto el año anterior, según un estudio de la Universidad de Cornell. Algunas de estas huelgas, como la de los camioneros de UPS, han terminado con mejores condiciones para los trabajadores; otras, como la de los guionistas y los actores de Hollywood, siguen vigentes, con importantes pérdidas para la industria mientras avanzan las negociaciones.