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Contradicción en la agricultura ecológica: España es el país europeo con más hectáreas bio, pero a la cola en consumo

El mercado ecológico no para de crecer a nivel mundial, en el último año se incrementó un 20,7% y ya acumula un crecimiento impresionante del 533% en los últimos 20 años. Ayudado por los fondos europeos y sustentado por un cambio en el hábito de consumo, la demanda y producción de productos ecológicos cobra cada vez más peso en la Unión Europea, quién se sitúa como el segundo productor a nivel mundial.

De los 92.000 millones que mueve el sector ecológico, el mercado español representa el 2,07% y se sitúa como el décimo a nivel mundial, según Ecovalia (Asociación de valor ecológico). En cuanto a la producción, España es el quinto del mundo en número de industrias eco, el cuarto en superficie ecológica y el primero a nivel europeo. Sin embargo, respecto al consumo, ocupamos el décimo puesto a nivel mundial y el séptimo a nivel europeo. Esto explica que el aumento de la producción ecológica haya venido acompañado de un aumento del 49% en las exportaciones. Actualmente, el 80% de la producción ecológica de España se exporta a países del norte de Europa.

El crecimiento del sector ecológico sigue constante y para este año el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación (MAPA) estima un crecimiento del 6% en el número de operadores, de un 5% en superficie de producción ecológica y de un 11% en industrias bio. Con más de dos millones de hectáreas de producción ecológica, España se distancia de sus vecinos europeos. Le siguen Italia, con un 8% menos de superficie ecológica, Francia con un 16% menos y Alemania con un 45%. Si lo analizamos de manera proporcional, España representa el 17% de la producción ecológica de la UE, Italia el 15%, Francia el 14% y Alemania el 9%. Dentro del territorio español, las comunidades autónomas de Andalucía, Castilla-La Mancha, Cataluña, Comunidad Valenciana y Extremadura aglutinan el 83% de la superficie destinada a la producción ecológica.

Cada vez son más quienes deciden optar por un cultivo sostenible y respetuoso con el medio ambiente. En los últimos diez años el número de productores, elaboradores y comercializadores que se ha pasado al sector ecológico ha aumentado un 51% y ya son 41.871. El mayor grueso lo representan los productores, quiénes han pasado de ser 18.220 en 2007, a 37.710 en 2017, un aumento de casi el 52%. De ellos, la mayoría son productores agrícolas (86% del total) y lo que más cosechan son cereales, seguidos del olivo, los frutos secos, los viñedos, las legumbres y, finalmente, las hortalizas.

“La agricultura del futuro será ecológica o no será”

Para Concha Fabeiro Cortes, presidenta de la Sociedad Española de Agricultura Ecológica (SEAE), la conversión se produce por “la esperanza de alcanzar una buena rentabilidad, produciendo alimentos de máxima calidad y trabajando de una manera más sostenible, que les hace sentirse más orgullosos, satisfechos y dignificados”. Por ello, aquellos que superan los “primeros y más difíciles años de conversión siguen porque están convencidos de lo que hacen”, afirma. En un contexto de crisis climática y con un futuro de escasez de recursos, en SEAE lo tienen claro, “la agricultura será ecológica o no será”. Además, la consideran una oportunidad estratégica para España desde el punto de vista económico, ya que “la diversidad geográfica, climática y la biodiversidad que presenta España frente a otros países europeos hacen que la producción ecológica sea especialmente factible, viable y exitosa”, comenta Concha.

En cuanto a las ayudas a la producción ecológica, las principales son los fondos de la Unión Europea de la Política Agraria Común (PAC), gestionadas por la Comunidades Autónomas. “Las especies subvencionables dependen de lo que sea más habitual en la zona, o se haya considerado estratégico promover, y las primas dependen de los fondos que cada comunidad estime conveniente dedicar a esto”. También se puede percibir otros fondos compatibles con la PAC, como el resto de los agricultores tradicionales, solo que en algunas comunidades “la agricultura ecológica se ha incluido como elemento prioritario”, afirma.

De 6 a 42 euros per cápita en consumo

Aunque aún estamos lejos de países como Suiza (274 euros per cápita), Dinamarca (227 euros) o Suecia (197 euros), entre los años 2007 y 2017 el consumo de productos con algún tipo de certificación ecológica creció un 85% en España. Actualmente, los españoles gastan 42,2 al año, muy lejos de los cerca de 6 euros per cápita registrados hace una década. En este periodo, la salud y la sostenibilidad se han convertido en factores determinantes a la hora de llenar el carro de la compra. Un 60% de los consumidores “se esfuerza por realizar una compra saludable” y un 46% “prefiere comprar productos sostenibles”, según el informe elaborado por la compañía de medición y análisis Nilsen. Además, el 57% de los encuestados afirma que “estaría dispuesto a pagar más por productos de calidad, entendiendo como tales productos premium, artesanales o con una mejor experiencia de compra”.

En el auge de los productos ecológicos los supermercados aglutinan el 20% de la venta. “La apuesta de los hipermercados por incluir un surtido más amplio de alimentos ecológicos, dedicarles más zonas de venta y desarrollar su marca blanca bio, han dado más visibilidad a estos alimentos”, señalan un informe del Ministerio. Desde la Asociación Nacional de Grandes Empresas de Distribución (Anged), afirman que en algunos de los lineales de sus asociados “hay 1.200 referencias con certificación sostenible y se han conseguido que en torno al 75% de los productos de alimentación provengan de proveedores locales y regionales”.

“Si no hiciera agricultura ecológica cambiaría de oficio”

Jesús Ochoa, de 62 años, fue uno de los pioneros en optar por este tipo de producción hace veinte años. “Parecíamos bichos raros y ahora hay mucha más aceptación”, afirma. Su pasión por la formación agroecológica y el cuidado con el medio ambiente no está reñida con los números. “En este tipo de cultivo ecológico los gastos y el nivel de endeudamiento son menores que en el convencional”, afirma Jesús, quién alienta y aconseja que nuevos agricultores se pasen a dicho tipo de cultivo. “Que haga sus números en el modelo de agricultura, su aportación a los suelos en relación con el cambio climático, y sobre todo que hable con gente del entorno ecológico, como lo hace, qué métodos utiliza”.

Para Chema Pérez, de 46 años, la vocación, el compromiso con la sostenibilidad y las ganas de cambiar el modelo productivo son requisitos fundamentales para triunfar en la agricultura ecológica ya que los consumidores lo notan. En su caso, tras estudiar Ingeniería técnica agrícola se dio cuenta que no se identificaba con las ideas convencionales y quería apostar por otro modelo más sostenible. “Es el renacimiento de la agricultura, la vuelta a lo tradicional”, afirma Chema, que aconseja a los agricultores nuevos que inviertan mucho tiempo en formación, la cual es gratuita mediante las cooperativas y asociaciones del sector.

Tras ver como una lata de aceite vendida a 28 euros la encontraba en los establecimientos a más de 40 euros, Chema decidió dar un paso más allá. Desde Toledo distribuye, en el mismo día, el producto en Madrid directamente en casa de los clientes. “Es una paliza, pero el vínculo que creas con el cliente no tiene precio”, afirma. Chema también advierte que ha visto a gente que les ha ido mal porque “se han metido por moda y el consumidor de este tipo de productos está muy concienciado. Ya puede tener un producto alucinante que como no ofrezca garantías al cliente no tiene nada que hacer”.

Tres maneras de plantear el proceso de conversión

A la hora de plantearse el proceso de conversión, desde SEAE advierten que muchos agricultores tienden a reproducir las mismas técnicas, pero sustituyendo los productos sintéticos por otros de origen natural autorizado, lo cual es un error. “Para realizar la conversión a la producción ecológica se necesita conocer muy bien la agricultura, conocer el funcionamiento del suelo, del ecosistema, los ciclos de las plagas y enfermedades y de sus enemigos naturales”, comenta. Según el informe elaborado por el ministerio de Agricultura, la conversión se puede plantear de tres maneras distintas.

El periodo de conversión legal mínimo es variable dependiendo del tipo de cultivo y de ganadería, pudiendo ser de dos a tres años en agricultura y de seis semanas a dos años en ganadería. Si se empieza desde cero o con cultivos que necesitan un largo periodo para empezar a producir, la conversión total es la mejor opción, ya que se efectúa en toda la explotación a la vez.

También se puede acometer de forma gradual u horizontal, iniciando el proceso en una parte de la explotación e ir aumentado su superficie a medida que pasa el tiempo y se adquiere experiencia. Otra opción es acometerlo de forma vertical, los productores van introduciendo técnicas de producción ecológicas y reduciendo los agroquímicos poco a poco. El principal inconveniente es que, a efectos de los Órganos de Control de agricultura ecológica, no se considera como transición y los productos se consideran convencionales hasta que se obtiene la certificación.