Córdoba, 27 mar (EFE).- Una tesis doctoral considera que el turismo deportivo de naturaleza es clave para el desarrollo social y económico de las zonas más deprimidas de la provincia de Córdoba al reunir una serie de cualidades que le hacen dinamizar las zonas rurales y afrontar el despoblamiento “sobre todo en la gente joven”.
Así lo ha expresado en una conversación con Efe el autor del trabajo, Francisco Molina Navarro (Córdoba, 1962), que ha obtenido sobresaliente cum laude por su tesis en la que aborda destinos emergentes y rurales de interior y con la que “puede contribuir a la mejora del tratamiento, ordenación, planificación y promoción de esta tipología desde el ámbito de las Administraciones Públicas implicadas”, como destacan los directores del estudio, María Genoveva Millán Vázquez de la Torre y Manuel Rivera Mateos.
Según señalan estos en su informe sobre la tesis, también puede ayudar “desde el ámbito de la cooperación público-privada en la gestión de estos destinos rurales y de naturaleza con potencialidades para el turismo activo” que tiene “en la provincia de Córdoba unos soportes muy atractivos y relativamente variados, infraestructuras, equipamientos, actividades para todos los públicos y unos profesionales con gran vocación y un gran respeto por el medio natural”, enfatiza Molina.
Esto convierte al turismo activo, en su opinión, “en clave para el desarrollo social y económico de las zonas más deprimidas del territorio”, una de las aportaciones claves de esta tesis, que se constituye en uno de los primeros trabajos a nivel provincial sobre la materia.
Para Francisco Navarro, licenciado en Ciencias Económicas por la Universidad de Córdoba e inspector de Tributos de la Junta de Andalucía, ahora en comisión de servicio como asesor técnico en la Diputación de Córdoba, los datos que se han obtenido durante los más de seis años que ha invertido en el desarrollo de la tesis ofrecen unos datos fidedignos, pese a las reticencias de los empresarios, a lo que califica de “muy refractarios” a facilitarlos, por lo que ha tenido que recurrir a fuentes públicas.
Sobre un censo de 44 empresas cuando llevó a cabo el trabajo, “si bien pensaba en un principio que no iba a ser importante” su aportación a la economía, sí descubrió que “está en sus inicios y hay una contribución a lo que lo que es el PIB y al empleo” y “cómo este subsector del turismo ayudaba al desarrollo de las zonas rurales”.
Todo ello, tal y como escribe en la tesis, pese a tratarse de iniciativas económicas “aisladas funcionalmente del resto de la oferta turística, con comportamientos un tanto intuitivos y mal orientados al mercado por una gestión deficiente de su cartera de clientes y escasos conocimientos de gestión empresarial en general”.
Molina, que también es profesor asociado del Departamento Economía, Sociología y Políticas Agrarias Área de Economía Financiera y Contabilidad de la Universidad por la que ahora es doctor, concreta que “este subsector está muy atomizado dentro de la provincia, con más incidencia en la Subbética y Hornachuelos, y lo que predomina es el senderismo, aunque los operadores manifiestan que hay otro tipo de turismo activo que tendría impacto pero que debido al costo, como el parapente, no tiene mucha implantación”.
De hecho, el autor destaca que, aunque haya “empresas importantes en la zona de la Subbética, la mayoría son autónomos que necesitan ayuda, al menos hasta que se implante y vea fruto del trabajo que, además, le gusta mucho, porque la gente se dedica a esto, generalmente, tiene pasión por este trabajo”.
Una acción importante, a su juicio, sería reunir al sector “con las Administraciones públicas e incentivarlo de alguna manera”, un segmento empresarial en el que predomina la queja por “la legislación, que tiene que estar en este caso también para proteger el medio ambiente, ya que si no se protege, posiblemente se masifiquen, se destruya el medio ambiente y el lugar donde se hace este tipo de turismo activo”.
En todo caso, como afirma en su tesis, Molina entiende que “las prácticas turístico-deportivas de naturaleza han pasado de ser meras actividades de ocio a tener una importante dimensión económica, turística, medioambiental y hasta política”.
Eso no impide que el trabajo de campo, de más de año y medio, haya revelado que predominen “”las actividades 'blandas' en la naturaleza como el senderismo (un 75 %), la bicicleta de montaña (61 %) o el turismo ecuestre (un 45 %), con pocas actividades que realmente generan un valor añadido importante por su vinculación con otras ofertas superiores, macroproductos relevantes y puesta en valor de recursos patrimoniales diversos, lo que dificulta no sólo la competitividad empresarial sino también, y por derivación, la propia competitividad del destino turístico“, según afirma la tesis.
Álvaro Vega