Uber Eats ya reparte de nuevo con riders autónomos, como Glovo, pese a las advertencias de sanciones por parte del Ministerio de Trabajo. Tras un breve piloto en cinco municipios, Uber Eats ha recuperado el reparto con mensajeros autónomos en todas las ciudades donde opera desde el pasado “miércoles por la noche”, responden desde la compañía. Se trata de un nuevo pulso a la Ley Rider, que el Gobierno aprobó para evitar el uso de autónomos en estas plataformas digitales, que había sido invalidado por la Inspección de Trabajo y los tribunales por fraude en la contratación.
La multinacional de mochilas verdes inició sus primeros movimientos en agosto, cuando comunicó a antiguos mensajeros de la plataforma su intención de volver al reparto con autónomos, un modelo que había abandonado debido a la entrada en vigor de la Ley Rider.
La legislación suponía un nuevo marco jurídico para el sector, la presunción de laboralidad de los riders ante el abuso sistemático de falsos autónomos, pero una de las mayores compañías del reparto a domicilio desafió la norma: Glovo. La multinacional fue la única que mantuvo finalmente a sus mensajeros como autónomos, a través de un nuevo sistema con algunos cambios.
Tras meses con Glovo repartiendo con autónomos, Uber Eats expresó su queja a Trabajo por lo que consideraba que era competencia desleal y un gobierno que “no ha conseguido hacer cumplir la Ley Rider”. Ante la situación de “desventaja”, lanzó una pregunta a Trabajo: “¿Debemos seguir el ejemplo de Glovo y trabajar con autónomos para poder competir en igualdad de condiciones?”.
Trabajo ha avisado de duras sanciones
Lo que entonces sonó a amenaza se ha cumplido. Uber Eats también ha desplegado de nuevo el modelo de autónomos, lo que supone que dos de las principales empresas del sector plantan cara a la presunción de laboralidad de la Ley Rider. Deliveroo se marchó de España, pero antes contrató laboralmente a los mensajeros y les aplicó un ERE, y Just Eat permanece ahora como la única gran compañía que aplica un modelo laboral, sobre todo a través de la subcontratació, pero también con una plantilla directamente contratada por la empresa.
Tras el comunicado de Uber Eats a sus mensajeros en agosto, el Ministerio de Trabajo salió a responder en público de manera tajante, con el aviso de duras sanciones para los incumplidores de la Ley Rider. Incluso el secretario de Estado de Empleo, Joaquín Pérez Rey, planteó la posibilidad de que las empresas tuvieran “responsabilidades penales” ante un incumplimiento “flagrante y anunciado” de la ley.
Hace unos días, la propia ministra de Trabajo insistía en la mano dura ante los incumplimientos. “Ya las hemos sancionado y de manera muy intensa. Y créame, el peso de la ley se les va a aplicar con toda la dureza. Vamos a ver estos días todavía más actuaciones”, avisó Yolanda Díaz en una entrevista en elDiario.es publicada el domingo por la noche. Tres días después, Uber Eats extendió de nuevo el modelo de autónomos en todo el país.
La empresa dice que cumple la ley
Como ocurrió con Glovo, Uber Eats ha seguido sus pasos para justificar que el uso de riders autónomos cumple con la legislación. Dado que sus modelos previos ya habían sido invalidados por la Inspección de Trabajo y por los tribunales, ambas compañías han lanzado nuevos sistemas de autónomos, incorporando cambios en las condiciones de los mensajeros. Por ejemplo, una mayor capacidad para fijar sus remuneraciones, algo que los tribunales habían señalado como muestra clara de su falta de autonomía. Con estos cambios, las compañías aseguran que cumplen con el marco legal.
“Ante el éxito del piloto, lanzamos nuestro nuevo modelo para todos aquellos repartidores que quieren trabajar como autónomos, en cumplimiento de la regulación vigente, en el resto de España. Este nuevo modelo incluye importantes cambios que le ofrecen al repartidor mayor control sobre su actividad, como por ejemplo la posibilidad de establecer su tarifa libremente”, indica un portavoz de Uber Eats.
La multinacional ha publicado en su web algunas de las nuevas condiciones para los mensajeros autónomos, como que los riders puede “determinar el precio mínimo por kilómetro en cada pedido y recibir únicamente ofertas que sean iguales o superiores a la tarifa elegida”, así como que pueden “cambiar esta tarifa en cualquier momento y tantas veces” como el mensajero quiera.
Como ha ocurrido con Glovo, ahora la batalla sobre la legalidad del modelo de contratación de estos mensajeros pone el contador a cero. La Inspección de Trabajo se enfrenta a un nuevo modelo que evaluar y analizar, un proceso que lleva tiempo, como ha demostrado el ejemplo de Glovo, que lleva un año repartiendo con autónomos sin que haya sido sancionada.
El Ministerio de Trabajo ha anunciado que hay nuevas sanciones al caer (se intuye que sobre Glovo), pero ahora habrá que ver cómo evoluciona el conflicto. Si con una nueva y larga batalla con recursos y denuncias cruzadas en tribunales, o si el Gobierno despliega alguna otra estrategia ante las multinacionales insumisas.