Optimismo. Con una sola palabra define el sector turístico sus previsiones para los próximos meses. No importa que haya una guerra a las puertas de la Unión Europea y un conflicto que desestabiliza todo Oriente Medio.
Esa sensación de que hay buenos resultados en el horizonte la constatan las aerolíneas, que pueden adelantar datos y percepciones basándose en las reservas de vuelos para el futuro más inmediato. Reconocen que sus clientes se han vuelto más prudentes, que no compran con tanta antelación, pero no tienen dudas.
“El crecimiento de ingresos viene de los vuelos internacionales, hacia el Caribe y transatlánticos”, reconocía este jueves el consejero delegado de American Airlines, Robert Isom, en la presentación de resultados trimestrales. “También, que las reservas que tienen de cara a la próxima temporada navideña son buenas. De momento, solo la estadounidense United Airlines se ha mostrado precavida respecto al posible impacto de la guerra entre Israel y Hamas, pero más por el previsible incremento del precio del combustible y después de que sus ingresos por pasajeros hayan aumentado un 15% entre julio y septiembre.
Pocas consecuencias en España
“El impacto es poco”, aseguró en un encuentro con medios de comunicación, Javier Gándara, presidente de la Asociación de Líneas Aéreas (ALA). Señaló que los vuelos entre España e Israel solo son el 0,2% del total. “Pasó lo mismo con Ucrania y Rusia, que eran un 2%” de las operaciones de los aeropuertos españoles, reconoció.
Hay otra derivada que puede venir bien a los destinos turísticos españoles, porque se puede producir un cambio de preferencias sobre dónde ir de vacaciones invernales. Puede haber “menos gente que opte por destinos de la zona y opte por otros más seguros como pasó con la primavera árabe”. “El deseo es que se resuelvan los conflictos y la situación geopolítica sea estable”, matizó el responsable de las aerolíneas.
Las empresas tampoco temen que la escalada militar derive en un incremento de los precios del petróleo. Simplemente, porque dicen estar acostumbradas a la alta volatilidad y a operar el barril tanto a 30 como a 150 dólares.
Con ese escenario de fondo, las aerolíneas que operan en España tienen programados para este invierno -de octubre a marzo- 127 millones de asientos. Es un 13% más que en 2019, el año prepandemia que sigue siendo la referencia porque fue el mejor de la historia. Hay tres destinos españoles donde ese porcentaje es considerablemente mayor, Canarias, Alicante y Andalucía. En estos dos últimos, el número de asientos programados se ha disparado más de un 20%; y en el archipiélago, más de un 24%.
Lo que sí se ve es un cambio en quiénes vienen a España de vacaciones. Los mercados alemán y británico sufren el impacto de la inflación y del frenazo económico y nos visitan entre un 6% y un 11% menos que antes de la pandemia. Sin embargo, franceses e italianos han ocupado el hueco, así que, en el cómputo general, no se nota.
Si se salta al conjunto de la industria turística, la asociación que agrupa a hoteleras y empresas de transporte de pasajeros, Exceltur, es aún más optimista. Esta organización también realiza un ejercicio de prospectiva entre sus asociados que prevén que en este trimestre final del año sus ingresos crezcan un 15,8%, en parte porque sus precios se mantienen al alza respecto a 2019. Desde entonces han subido más de un 17%.
De nuevo, no hay temor a un impacto del conflicto entre Israel y Hamás. En la presentación de este informe, el vicepresidente ejecutivo de Exceltur, José Luis Zoreda, reconoció que este conflicto “no parece que tenga unos efectos dramáticos en el sector turístico español” y, de nuevo, que puede suponer un trasvase de turistas que se hayan planteado viajar a Turquía, Egipto o Jordania y ahora prefieran decantarse por destinos españoles.
Las previsiones más halagüeñas son las de los empresarios turísticos canarios, que prevén una mejora de ingresos del 26,3% en el cuarto trimestre. También, los de Illes Balears (con un alza del 23,7%), litoral andaluz (17,9%) y las costas de la Comunitat Valenciana (17,6%).
Ganas de viajar
A nivel intencional, que los próximos meses se perfilan como positivos lo anticipan varias organizaciones internacionales. Por ejemplo, el Airports Council International (ACI), la asociación que agrupa a los aeropuertos. “El año 2024 será un hito en la recuperación del tráfico aéreo. Se alcanzarán los 9.400 millones de pasajeros, superando los 9.200 de 2019”, reconocía hace unas semanas. Como comparación, este año se cerrará con 8.600 millones de viajeros en todo el mundo.
También la Organización Mundial del Turismo, que depende de Naciones Unidas, realiza prospectivas. En su último barómetro, apunta que el 37% de los operadores que consulta prevé que 2024 sea mejor que 2019.
Esta organización también apunta a factores de posible desestabilización, como la inflación, el frenazo del crecimiento económico, la guerra y las tensiones geopolíticas. Sin embargo, al menos de momento, no han tenido consecuencias de calado.
“Se espera que el turismo internacional continúe recuperándose hasta diciembre de 2023 impulsado por una demanda reprimida y el aumento de las operaciones aéreas, aunque sea a un ritmo más moderado que la temporada alta de verano”, ahonda la Organización Mundial del Turismo en su último barómetro.
“Las prioridades de viajar son muy altas”, justificaba a los medios de comunicación el responsable de ALA, Javier Gándara. Hay ganas, a pesar de que sea más caro. “Viajar se daba por hecho y ahora le damos más valor. Con el dinero que tiene, [la gente] lo prioriza”.