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La UE acuerda el fondo de recuperación tras superar el bloqueo de Holanda y sus aliados

Andrés Gil

Corresponsal en Bruselas —
21 de julio de 2020 05:29 h

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Un fondo de 750.000 millones, 390.000 millones en ayudas directas y 360.000 en préstamos, para responder al descalabro económico causado por la crisis del coronavirus. Es lo que han acordado –tenía que ser por unanimidad– este martes de madrugada los líderes de la UE reunidos durante cinco días consecutivos en Bruselas, junto con el presupuesto para 2021-2027 de 1,074 billones de euros. En total: 1,82 billones de euros. Un acuerdo calificado por el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, como “inédito”, que concede a España 140.000 millones, de los cuales 72.700 son en ayudas directas.

Será la primera vez que la Comisión Europea emita deuda por semejante volumen con el respaldo del presupuesto comunitario (triple A en los mercados) para transferirlo a los Estados y, también por primera vez, se establece que la UE tenga recursos propios en forma de nuevos impuestos y tasas –carbono, plástico de un solo uso, digital...– para financiar el repago de esa deuda.

Toda esa arquitectura se construye desde cero a partir de este martes. Ahora bien, ha sido a expensas de un cúmulo de cesiones durante una cumbre que pasará a la historia por haber sido la más larga –si se descuenta el acto previo protocolario de la de Niza en 2000–. Así anunciaba el acuerdo el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, a las 5.31 de este martes. “Lo hemos conseguido”, decía Michel en la rueda de prensa tras el Consejo Europeo: “Es mucho más que dinero, tiene que ver con la salud, el progreso y el trabajo. Nos lleva al futuro, es la primera vez que en la historia europea el presupuesto está vinculado a los objetivos climáticos, la primera vez que se vinculan los fondos con el Estado de Derecho y la primera vez que se moviliza un fondo para una crisis”.

La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, ha afirmado: “Quiero dar las gracias a Angela Merkel, que nos ha ayudado mucho, hemos negociado 90 horas seguidas, pero ha valido la pena. El NextGenerationEU [el fondo de recuperación] es el mecanismo de una Europa más sostenible. Los nuevos recursos propios van a reforzar al UE a largo plazo y permitirá que los Estados miembros no tengan que aportar más dinero para los repagos de la deuda. A diferencia de crisis anteriores, esta vez los Estados miembros no han optado por un acuerdo intergubernamental, sino que han encargado a la Comisión Europea que se ocupe de la recuperación”.

El primer ministro italiano, Giuseppe Conte, ha afirmado que Italia utilizará el dinero de recuperación para impulsar las reformas: “Tendremos una gran responsabilidad. Con 209.000 millones tenemos la posibilidad de reiniciar Italia con fuerza, para cambiar la cara de nuestro país. Ahora tenemos que correr, tenemos que usar este dinero para inversiones, para reformas estructurales. Necesitamos seguir ese camino de crecimiento económico y desarrollo sostenible que hemos estado buscando durante años sin alcanzarlo efectivamente. Tenemos la posibilidad concreta de hacer que Italia sea más verde, más digital, más innovadora, más sostenible, más inclusiva”.

La canciller alemana, Angela Merkel, ha reconocido que la negociación “no fue fácil”. Y explicó que haber necesitado “tantos días” es una evidencia de que los líderes venían “de diferentes direcciones”. Y añadió: “Lo que cuenta es que terminamos reuniéndonos y que ahora estamos todos convencidos de lo que hemos decidido hacer”.

Divisiones

Por un lado, países como Francia, España o Italia han ido cediendo desde el inicio de la pandemia, cuando reclamaban la mutualización de la deuda en forma de eurobonos o coronabonos. O cuando España produjo un non paper en el que cifraba el fondo anticrisis en 1,5 billones de euros en transferencias, en la misma línea que algunas resoluciones del Parlamento Europeo, que reclamaban un fondo de dos billones de euros, “la mayoría de los cuales en ayudas directas”.

Pero las ayudas directas no son con eurobonos, sino con bonos emitidos por las instituciones europeas; y tampoco ascienden a 1,5 billones, sino a 390.000 millones de euros, lejos también de los 500.000 millones en trasferencias que proponían Francia y Alemania, cifra que recogía la propuesta de la Comisión Europea y la que llevó a la cumbre el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel.

En ese itinerario, lo que sí hace la propuesta acordada es mantener el paquete en 750.000 millones, aunque sea reequilibrando entre ayudas directas y préstamos, pasando de un 66%-33% a un 52%-48%, lo cual aumentará la deuda acumulada de los países al aumentar el peso de los préstamos y genera dudas sobre el impacto macroeconómico de haber reducido de 500.000 a 390.000 millones las transferencias.

“Garantiza que los países más afectados sean financiados para su plan nacional de recuperación”, decían por la noche fuentes diplomáticas francesas: “La financiación de la deuda es de carácter histórico, y da fe de la confianza depositada en el proyecto europeo por los Estados miembros, a pesar de que este principio de deuda común parecía impensable hace unos meses. El presupuesto europeo, así, se ve revitalizado al duplicar el monto del plan de estímulo (casi el 2% del PIB) y un cambio en el paradigma presupuestario”. Así, el presidente francés, Emmanuel Macron, celebraba el día como “histórico para Europa”.

“Con Alemania, hemos hecho posible el plan de recuperación”, ha dicho Macron: “Desde la creación del euro, no hemos visto un avance igual. Se ha acordado un plan de recuperación masiva: una deuda común para responder a la crisis de manera unida e invertir en nuestro futuro. Nunca hicimos nada igual, y Francia ha llevado implacablemente esta ambición”.

Un acuerdo también saludado por la presidenta del Banco Central Europeo, Christine Lagarde.

En el lado de enfrente durante las negociaciones desde el viernes, el ocupado por los autodenominados frugales –Países Bajos, Austria, Dinamarca y Suecia– y Finlandia, han visto cómo se ponen los cimientos de un instrumento que no querían –que la Comisión Europea emitiera deuda para dar ayudas directas– con un volumen que tampoco deseaban –750.000 millones–. Por tanto, la batalla en la negociación ya no se ha centrado en la mera existencia del instrumento, sino en sus características.

Mientras se ha mantenido su volumen inicial, pero no la proporción de ayudas y créditos, lo que también han conseguido los llamados frugales ha sido endurecer la condicionalidad y la gobernanza, logrando que cualquier país pudiera tirar del “super freno de emergencia” si cree que no se están aplicando las reformas comprometidas para bloquear un desembolso durante semanas hasta que la cumbre de líderes –Consejo Europeo– dilucide, lo cual, además de ser engorroso, da capacidad de bloqueo y puede retrasar hasta tres meses proyectos urgentes.

No obstante, las fuentes francesas insisten en que “se ha descartado cualquier veto; un Estado miembro podrá remitir el asunto al Consejo Europeo en caso de dificultades, sin bloquear el proceso de implementación del plan de recuperación”.

La última redacción de este capítulo, adelantada por Politico, dice así: “Si, excepcionalmente, uno o más Estados miembros consideran que existen serias desviaciones del cumplimiento satisfactorio de los hitos y objetivos pertinentes, pueden solicitar al Presidente del Consejo Europeo que remita el asunto al próximo Consejo Europeo”, según el texto, que señala que “la Comisión adoptará una decisión sobre la evaluación del cumplimiento satisfactorio de los hitos y objetivos pertinentes y sobre la aprobación de los pagos de conformidad con el procedimiento de evaluación. Si el asunto se ha remitido al Consejo Europeo, no se tomará ninguna decisión de la Comisión sobre el cumplimiento satisfactorio de los hitos y objetivos y sobre la aprobación de los pagos hasta que el próximo Consejo Europeo haya debatido exhaustivamente el asunto. Este proceso, por regla general, no se alargará más de tres meses después de que la Comisión haya solicitado su opinión al Comité Económico y Financiero”.

Pero no sólo los llamados frugales han conseguido ese reforzamiento del control y la gobernanza, también han conseguido mantener y mejorar los rebates, los célebres cheques compensatorios que arrancó en su día Margaret Thatcher y que estaban condenados a desaparecer tras el Brexit. Pero que Holanda y su club han conseguido incrementar hasta los 52.836 millones de euros en siete años. “No cumple totalmente las expectativas de Francia, pero forma parte del equilibrio de la negociación y el compromiso. Este es un principio al que Francia desea poder volver gradualmente”, afirman las fuentes.

Por otro lado, Holanda y sus aliados han perdido la batalla por que el presupuesto de la UE plurianual fuera de 1,05 billones de euros, en tanto que será de 1,074. Como el fondo cuelga del Marco Financiero Plurianual y la Comisión Europea ha de ir a los mercados para financiar esos 750.000 millones –que no salen de la hucha de ningún país–, el techo de gasto se amplía tanto que los 27 Parlamentos nacionales han de dar el visto bueno, junto con los nuevos impuestos, en un proceso que llevará semanas. Por último, el Parlamento Europeo debe aprobar una operación que se eleva a 1,82 billones, cifra inédita.

La otra condicionalidad que se mantiene, para disgusto de Hungría y Polonia, es la vinculada con el cumplimiento del Estado de Derecho y los valores de la UE pero, para gusto de Hungría y Polonia, más suavizada de lo previsto inicialmente. Así, en una conferencia de prensa conjunta, los primeros ministros de Polonia y Hungría, mostraron su satisfacción. por no existir “un vínculo directo” entre el Estado de Derecho y los fondos. “Este mecanismo, que aún no se ha creado, estará sujeto a la validación del Consejo Europeo. Sin el acuerdo del Grupo Visegrado [Hungría, Polonia, Eslovaquia y República Checa] aquí no pasará nada, porque el Consejo Europeo significa unanimidad”, dijo el polaco Mateusz Morawiecki: “No estoy de acuerdo en acusar a Polonia de violar el Estado de Derecho. Estamos en un diálogo desigual con las instituciones europeas. Estas son dos cuestiones separadas y lo mantuvimos en las conclusiones. Queremos el Estado de Derecho, pero también queremos disciplina financiera”.

“En cuanto a la condicionalidad climática”, afirman las fuentes francesas, “el requisito de un objetivo del 30% para el gasto climático en el presupuesto y el plan de recuperación se ha incorporado a la propuesta para que los planes de recuperación de los Estados miembros incluyan medidas compatibles con los objetivos de transición ecológica y comprometerse a no financiar gastos que tengan un impacto negativo en el clima (principio de ”No dañar“).

En ese juego de trileros, el presidente del Consejo Europeo, para mantener la parte de ayudas directas dependientes directamente de la Facilidad de Recuperación y Resiliencia –que ahora asciende de 560.000 millones a 672.000, repartidos entre 312.500 en ayudas y 360.000 en créditos–, las ha recortado de la aportación que hacía el fondo de recuperación al presupuesto plurianual de la Unión Europea para 2021-2027.

Así, casi 80.000 millones desaparecen, con grandes recortes en el Fondo para la Transición Justa –ideado para ayudar a descarbonizar Europa–, cuya aportación pasa de 30.000 millones a 10.000; toda la aportación al programa de Salud; el presupuesto adicional para Desarrollo Rural pierde la mitad de su tamaño original y se reduce hasta 7.500 millones; el programa europeo de I+D (Horizonte Europa) sólo se beneficiaría de 5.000 millones del fondo de recuperación (frente 13.500 millones que proponía la Comisión Europea) y el programa comunitario de inversiones (InvestEU) recibe 5.600 millones de este plan.

En cuanto a los recursos propios para el repago de la deuda, el último texto menciona las propuestas de la Comisión Europea para la financiación de “recursos propios”: impuesto al carbono, la tasa digital, impuestos al plásticos de único uso, pero no incluye el impuesto a las multinacionales aunque sí el de transacciones financieras.

En relación con el presupuesto plurianual, el documento recoge un aumento de la partida destinada a Mercado Único, Innovación y Digital hasta los 132.780 millones –antes tenía 131.280 millones–; Cohesión, Resiliencia y Valores cae a 377.770 millones –tenía 380.080 millones–; Recursos Naturales y Medio Ambiente ha aumentado a 356.370 –antes eran 355.620 millones–; Gestión de Migración y Fronteras se mantiene constante en 22.670 millones, al igual que Seguridad y Defensa, en 13.180 millones, según ha adelantado Politico. Vecindad se mantiene en 98.420 millones, mientras que Administración Pública Europea se queda en 73.100 millones.

El tiempo dirá si esta herramienta, diseñada para la actual crisis y “temporal” por exigencia de los llamados frugales, tendrá vida más allá de la crisis –además de para el repago de la deuda– y si realmente se aprobarán esos recursos propios y qué recorrido tendrán. “El alcance de este cambio debe medirse: Europa es capaz de duplicar su presupuesto en caso de crisis; y crea una deuda común que permite la solidaridad”, sentencian las fuentes francesas.