¿La invasión rusa de Ucrania arrastrará a Europa a una nueva recesión? De momento, el mantra entre los responsables de Economía de los 19 países de la eurozona y de la Comisión Europea es que la guerra frena el despegue económico, pero no hasta el punto de sumir a Europa en una recesión –dos trimestres seguidos con retrocesos en el PIB–. En efecto, la UE viene de una pandemia, que ha causado una crisis no vista en los últimos 100 años durante 2020 y parte de 2021. A raíz de la crisis del coronavirus, la UE ha puesto en marcha unos fondos de recuperación que empezaron a desembolsarse en la segunda mitad de 2021, y se esperaba que este 2022 fuera el año de la recuperación total, con grandes cotas de crecimiento que posibilitaran las transiciones verdes y digitales.
Pero el 24 de febrero llegó la invasión de Ucrania por parte del presidente ruso, Vladímir Putin, y todas las previsiones saltaron por los aires, como reconoció la propia Comisión Europea recientemente. No obstante, las autoridades comunitarias se esfuerzan en espantar los peores escenarios.
Así, el vicepresidente económico de la Comisión Europea, Valdis Dombrovskis, afirmaba este lunes a su llegada al Eurogrupo en Luxemburgo: “Nuestra evaluación actual es que las consecuencias de la guerra en Ucrania serán una desaceleración, una desaceleración sustancial del crecimiento económico en la UE, pero no una recesión”.
“La previsión generalizada es la de que el ataque injustificado a Ucrania puede tener un impacto en términos de ralentizar la recuperación económica, pero no pone en riesgo esta fuerte recuperación”, tercia la vicepresidenta económica española, Nadia Calviño.
En este sentido, el comisario europeo de Economía, Paolo Gentiloni, afirmaba: “Hay que tenemos que mirar los datos. tenemos un rebote claro y fuerte del año pasado. Y esto es lo que nos mantiene en un territorio positivo, si miramos a 2020 y 2022 en su conjunto. Pero, de todos modos, estamos respondiendo a una agresión militar, no con medios militares, sino apoyando a Ucrania y trabajando para aislar y debilitar a Rusia. Esta es una decisión en la que no estamos entrando en una guerra, no estamos escalando una guerra, pero tiene un coste. Es obvio que tendremos que abordar el coste de estas sanciones y de esta reacción. Esto no es una guerra, pero no es gratis. Si respondemos, tenemos que pagar un precio y estamos dispuestos a hacerlo”.
“Tenemos una inflación muy alta”, dice Gentiloni, “pero todavía tenemos programas de inversiones comunes y el panorama general no debe describirse como una recesión. Por supuesto que hay riesgos, pero también hay mucha energía en nuestras economías para mantener un nivel de crecimiento, aunque reducido”.
¿Preocupa que las nuevas sanciones a Rusia frenen aún más la economía europea? “Este va a ser también uno de los temas de discusión de hoy [por el Eurogrupo de este lunes]”, explica Dombrovskis: “¿Cuáles son las implicaciones para la economía? ¿Qué significa que, por ejemplo, el suministro de gas ruso se corte a la UE por cualquier motivo, ya sea porque la UE decida una sanción o porque Rusia decida cortarlo ella misma? Estamos viendo este tipo de escenarios, pero también hay una conclusión de que, aun sin problemas, es posible hacer frente a una situación como esta”.