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La vieja 'app' española de rutas que se adelantó a Strava y ha despegado con la pandemia

El equipo de Wikiloc

Analía Plaza

3 de enero de 2021 21:58 h

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“En marzo pensamos: esto es el fin. Y en junio no dábamos abasto con las máquinas. Cuando la gente pudo salir se dio cuenta del privilegio que tenemos de país y vimos un gran incremento de la actividad”.

Jordi Ramot es el creador de Wikiloc, una popular web de rutas de senderismo española a la que los meses posteriores al confinamiento sentaron muy bien. Según los datos que compartieron en verano, su actividad —rutas subidas, rutas descargadas y rutas seguidas— creció un 70% y sus usuarios subieron casi el doble de rutas que el año anterior. Catalunya, Aragón y Castilla y León son las zonas con más caminos publicados.

Si partiéramos de cero, esos aumentos no significarían demasiado. Pero hablamos de una de las startups tecnológicas más longevas de nuestro país. “Son 15 años. La etiqueta de startup la hemos perdido por el camino”, ríe Ramot. “Aunque somos 15 personas y seguimos con esa mentalidad. Nuestro reto es hacer algo que la gente quiera usar. Que se dice pronto, pero cuesta”.

Wikiloc ha cerrado 2020 con 20 millones de rutas publicadas, un hito para una pequeña empresa que, como sucedía antaño, nació como proyecto personal. “No era ni proyecto”, reconoce el fundador. “Era una prueba, una afición. Hacía senderismo y bicicleta de montaña con los amigos. Antes de 2005 no había ni smartphones ni Google Maps. Soy informático y había trabajado con mapas y GPS. Pensé que estaría bien ver el recorrido de mis rutas, seguirlo con el GPS y poder hacerlo otra vez. Usaba mapas digitales y fotografías aéreas del Instituto Geográfico Nacional y del Cartográfico de Catalunya, para lo que había que pedir permiso. Era extremadamente complejo, pero me fui animando y poco a poco monté una web para que pudieras acceder a tu perfil y tener un álbum de rutas”.

Quince años después, esa afición es un negocio rentable y sostenible. La sede está en Girona, aunque tras la pandemia se han pasado al teletrabajo 100%. En 2018, Wikiloc cerró con cerca de un millón de ingresos y 320.000 euros de beneficio; en 2017 fueron 750.000 euros de facturación y 240.000 de beneficio. Ramot no comparte los datos de este último ejercicio, pero sostiene que la clave está en que no gastan mucho. “Donde más invertimos es en equipo e infraestructura, algo sobredimensionada para tratar los datos de la gente con cuidado. Tenemos muchas copias de seguridad replicadas y guardamos las fotos en muy alta resolución para que el autor tenga su álbum de fotos”, dice. Hasta la fecha, solo han recibido inversión de Manuel Roca, el fundador de Atrápalo, que les apoyó financieramente en 2010.

El gasto de personal ascendió a medio millón en 2018, sus últimas cuentas disponibles en el Registro Mercantil. Los ingresos proceden de las suscripciones (diez euros al año por acceder a ciertas funcionalidades) y, en menor medida, de la publicidad de Google y de oficinas de turismo o parques naturales que quieran promocionar sus rutas.

“Al no tener equipo de ventas, ni country managers ni hacer mucho marketing, no tenemos grandes costes. Pero es justo ahí donde creo que tenemos que invertir más. Lo que sí puedo decir es que tenemos dinero suficiente en reserva para, en el peor de los casos, aguantar un año sin despedir a nadie. Es lo que creíamos que iba a pasar en marzo y abril. Podríamos haber continuado un año reinventándonos como fuera”.

Una red social española pionera

Google Maps salió al mercado en febrero de 2005 y su versión móvil no llegó hasta 2007. Por aquel entonces existía en Estados Unidos una red similar a Wikiloc que en 2011 terminó comprando Tripadvisor: Everytrail. “Estaba muy bien. Eran más grandes que nosotros. Pero ya no existe. Fue una de estas compras desafortunadas que se cargan el proyecto”, rememora Ramot. Strava —quizá el competidor más fuerte de Wikiloc, aunque el perfil de deportista de Strava es más avanzado que el de la red española— aún no había nacido, solo era una idea incipiente que no tomó forma hasta 2009.

Con la llegada de Google Maps, la barrera para crear aplicaciones basadas en mapas bajó. De hecho, Google montó un concurso para que desarrolladores utilizaran sus mapas y eligió ganador a Wikiloc. “Ahí ya te daban el mapa de todo el planeta gratuito, con una API para pintar rutas y poner banderitas en puntos. Me volqué en Google. Y el concurso nos dio mucha visibilidad”. El lanzamiento de los smartphones y las tiendas de aplicaciones hizo el resto: ya no era necesario ir con el GPS y la cámara, llegar a casa y subir la ruta y las fotos, sino que todo todo se resolvía desde el móvil. Y más tarde desde el reloj. En 2019, Apple les invitó a su sede en Cupertino para preparar la app de Watch.

“Lo podemos contar ahora que el acuerdo de confidencialidad ha vencido. Pero sí, estuvimos allí en un sótano y al volver no pudimos ni compartirlo con el equipo. Fue una experiencia chula”. Más tarde, la multinacional les sacó en su Keynote, otro gran logro para una pequeña aplicación.

Wikiloc es popular en España. Su segundo país es Brasil. “Y en Islandia hay una comunidad bestial: al ser una isla, todos los que hacen senderismo se conocen”, continúa Ramot. Su base —como en toda red social— son los usuarios que comparten contenido, una comunidad a la que procuran cuidar “tratando a todo el mundo por igual. Nuestra norma es que todos los días durante una hora todos los empleados responden en el centro de soporte. E intentamos ser inclusivos, que esto no sea solo para atletas sino también para el que quiere hacer una ruta por su ciudad”.

La competencia actual es “feroz”, según describe el fundador. No solo está Strava. De Estados Unidos también es AllTrails. En Alemania, Outdoor Active. “En cada país hay un competidor. La mayoría tienen capital riesgo y un músculo financiero muy fuerte”, concluye Ramot.

La empresa no descarta vender algún día —“si los valores del comprador son afines, porque un exit puede ser el triste fin de un proyecto”— ni entrar en la rueda del capital riesgo. “Nos contactan fondos, aunque ahora no es el momento. Podemos continuar así, a no ser que llegue un socio muy afín. Es una vía totalmente válida, porque nosotros hemos dejado por el camino un rastro de sudor y sangre que no es fácil. Tener inversión es una forma más segura de hacer bien las cosas y crecer”.

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