La pobreza severa en España supone vivir con menos de 492 euros al mes en hogares de una persona. 259 euros mensuales por persona en el caso de hogares formados por dos adultos y dos niños. Casi 4,3 millones de personas en el país viven en esta situación, el 9,2% de la población total. “No es una colección de casos particulares, como se ha dicho a propósito del informe del relator de pobreza Philip Alston, es una situación estructural que involucra a millones de personas”, ha destacado este jueves Juan Carlos Llano, autor de un nuevo informe de la Red Europea de Lucha contra la Pobreza y Exclusión Social (EAPN) que ahonda sobre quiénes son estas personas y en qué condiciones viven. Uno de los datos retrata su especial vulnerabilidad para hacer frente a los gastos de la vivienda, que merman sus limitadas rentas mucho más que al resto de la población, en mejor situación económica.
“No es cierto que a estas personas les regalen la vivienda”, ha advertido el experto en la rueda de prensa de presentación del informe, en la que ha tratado de contrarrestar con datos algunos estereotipos y prejuicios que se suelen repetir respecto a las personas más pobres. La investigación analiza los microdatos de la Encuesta de Condiciones de Vida entre los años 2008 y 2018, y separa la muestra en dos grupos según si están en pobreza severa o no, para comparar su situación.
El informe arroja que solo el 11,5% de las personas en pobreza severa reside en viviendas en cesión gratuita, mientras que alrededor del 32% paga alquileres a precio de mercado, el 8% abona alquileres por debajo del mercado y un 16% hace frente a hipotecas por viviendas en propiedad. Por último, alrededor del 33% vive en casas en propiedad sin hipoteca. “España es un país de propietarios, aunque cada vez menos”, ha apuntado Llano.
Afrontar los gastos de vivienda de hecho dejan en una situación económica muy debilitada a estos hogares más pobres. El bocado que se lleva esta partida en sus economías es muy superior al del resto de la población, como evidencia el indicador de cuándo la vivienda supone una “carga elevada” para el hogar (la suma de todos los gastos de la vivienda representa el 40% o más de la renta disponible total del hogar). El 57% de las personas en pobreza severa viven en hogares que dedican más del 40% de su renta a estos gastos, mientras que en el resto de la población el dato es del 4,1%.
La EAPN recuerda además que la carga elevada “no tiene el mismo significado” en unos hogares que en otros. “Los que tienen rentas muy elevadas es perfectamente posible dedicar el 40% o más a los gastos de vivienda y, aun así, disponer de ingresos suficientes para el resto de necesidades”, indican, pero en los hogares en pobreza severa lleva a superar el mes con algo menos de 200 euros en un hogar de una persona.
Las situaciones de carga muy elevada, aquellas en las que la vivienda se come la mitad de los gastos del hogar, también están mucho más extendidas entre las personas más pobres: alcanza al 47% de las personas en pobreza severa, frente al 2,2% de las personas que no están en esta situación.
“Dados los datos anteriores, no puede sorprender que casi para tres de cada cuatro personas en pobreza severa (71,3%) los gastos totales de la vivienda supongan una carga pesada, y que el 8,8% de esas personas sufrió cortes de luz o de gas y dejó de disponer en alguna ocasión de alguna de sus fuentes habituales de energía”, recoge el estudio.
Pobreza severa pese a trabajar o tener estudios medios y altos
Otra de las ideas que Juan Carlos Llano ha resaltado es que muchas personas afrontan esta situación económica crítica pese a “haber hecho los deberes”, es decir, haber completado estudios medios y altos e incluso estar trabajando. De las 4,3 millones de personas que viven bajo el umbral de la pobreza severa, el 36,5% de los mayores de 15 años tienen al menos el Bachillerato: el 21,9% el Bachillerato y el 14,6% tiene educación superior.
El empleo es otro factor muy relacionado con la pobreza, en el que el experto también ha intentado romper algunas ideas preconcebidas: no tener empleo conduce a muchas personas a la pobreza, dado un sistema de protección por desempleo que lo logra proteger de esta situación a los parados, pero trabajar no es un salvavidas siempre para no caer en la pobreza. Algunos trabajos son tan precarios que no impiden salir de esta situación de gran escasez económica.
Entre las 4,3 millones de personas en pobreza severa en edad de trabajar, una de cada tres (el 32,8%) está en paro. Una cantidad no tan alejada, el 30,3%, trabajan, “o sea, disponen de un empleo remunerado, pero con un salario que no les permite disponer de los recursos necesarios para satisfacer sus necesidades básicas”, advierte el informe. Más de un millón de personas que pese a tener un empleo viven en hogares en pobreza severa.
Además, el 8,2% de este colectivo más pobre mayor de 15 años lo componen jubilados y el 28,6% restante lo forman personas en situación de inactividad. Respecto a las personas jubiladas, el presidente de la EAPN en España, Carlos Susías, ha recordado que los mayores de 65 años no podrán ser beneficiarios del Ingreso Mínimo Vital que ha puesto en marcha el Gobierno, por lo que ha llamado a revisar las pensiones de menor cuantía que no evitan que a este colectivo se enfrente a la pobreza más aguda.
Las familias con hijos, las más afectadas
Los hogares más alcanzados por la pobreza severa son además aquellos en los que residen menores, lo que lleva a la organización a afirmar que hoy en día tener hijos es un “factor de riesgo” para enfrentarse a esta situación. El 11,4 % de las personas que viven en hogares con menores están en pobreza severa y la cifra se reduce al 7% en el caso de no tenerlos.
Además, el porcentaje se incrementa a medida que asciende el número de niños en la familia. En el caso de las familias numerosas, es decir, con tres o más hijos, el 20,9 % de las personas está en pobreza severa. Otro hogar especialmente vulnerable es el de las familias monoparentales, con un solo adulto con menores a cargo, que sobre todo están encabezadas por mujeres. En este caso, la tasa de pobreza severa alcanza al 23,9%, mientras que en los hogares con dos adultos con al menos un niño el dato es del 9,7%.
Carlos Susías ha reclamado reforzar la protección de rentas mínimas que reciben estas familias, a través del ingreso mínimo vital pero también de las rentas autonómicas que existían hasta el momento, de manera que sean complementarias, ya que el ingreso mínimo vital no alcanzará a toda la población en pobreza severa. La pretensión del Gobierno es que alcance los 2,3 millones de personas. Además, la EAPN considera necesario que se mantenga la prestación por hijo a cargo “más allá de los umbrales de pobreza”, dada la desprotección de los hogares con menores, y que se refuercen los alquileres sociales y el parque de vivienda protegida para las personas con mayores dificultades económicas.