La vuelta de tuerca definitiva del BCE a la economía: dejar los tipos de interés por encima de la inflación

Daniel Yebra

14 de junio de 2023 22:06 h

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El Banco Central Europeo (BCE) prepara una vuelta de tuerca definitiva para dañar la economía: dejar los tipos de interés por encima de la inflación durante el tiempo suficiente para bajarla a su objetivo del 2%.

Según las previsiones de los expertos, la institución elevará el 'precio' oficial del dinero al menos otros 0,5 puntos porcentuales (0,25 enteros este jueves y otros 0,25 en julio), hasta el 4,25% (desde el 0% de julio), para completar el endurecimiento de la política monetaria más agresivo de la historia de la eurozona. Este miércoles, la Reserva Federal decidió frenar su ciclo de encarecimiento de la finanaciación en el rango del 5%-5,25%, con los precios aumentando al 4,1%.

Mientras, la inflación se moderó al 6,1% en mayo en la eurozona, y hasta cerca del 3% en España. Y se espera que siga reduciéndose, principalmente por el abaratamiento de la energía respecto al año pasado.

Llevar y dejar los tipos de interés por encima de la inflación (en el gráfico se observa el cálculo del Banco de España para el corto y el largo plazo) significa que las familias, las empresas o los estados tienen que lidiar con tipos de interés “reales” positivos. Es decir, que a las familias les sale muy caro pagar sus hipotecas, o cualquier préstamo para hacer una gran compra (un vehículo, electrodomésticos...). Que las empresas tienen menos incentivos para invertir. O que los estados podrían tener problemas para financiar con deuda el gasto público que excede a sus ingresos (el déficit presupuestario).

La teoría dice los tipos de interés “reales” negativos [tipo de interés inferior a la inflación a plazo equivalente, según calcula el gráfico del Banco de España en el gráfico de esta información] impulsan la actividad económica y la creación de empleo. Principalmente, porque el empresario a la larga no paga sus inversiones, sólo las financia. Se endeuda en una cierta cantidad de euros, pero el valor real de lo que acaba devolviendo es inferior. Cada euro vale menos cuando lo va devolviendo respecto a cuando se endeudó para realizar la inversión.

Efectivamente, las etapas de crecimiento económico suelen coincidir con ciclos de tipos de interés negativos. En esos periodos, la otra cara de la moneda son los ahorradores: si la inflación supera el tipo de interés, se tienen que asumir más riesgos para que las inversiones rindan algo en términos netos. Esa situación se vivió entre 1998 y 2008, y desencadenó el 'boom' del ladrillo, al ser considerada la vivienda una inversión financiera. La única con una rentabilidad atractiva.

Objetivo del BCE: ahogar la economía

Menos consumo, menos inversión, menos gasto... menos inflación. Estos son los objetivos del BCE y del resto de bancos centrales con el endurecimiento de la política monetaria. Porque, según defienden, son más dañinas las subidas de precios durante meses y meses que una recesión (una caída de la actividad), como ya está ocurriendo en Alemania o en el conjunto de la eurozona, aunque finalmente conlleve destrucción de empleo.

El análisis del BCE parte de que las economías estaban “sobrecalentadas” desde 2021. Se basa en varios factores: por un lado, en la explosión de demanda de la salida de la pandemia, tras meses de hibernación por los confinamientos y las restricciones. Por otro, en los históricos estímulos fiscales (con el Plan de Recuperación como mayor ejemplo) y monetarios (las adquisiciones masivas de deuda del propio BCE). Por último, en el “shock de cantidades” por los cuellos de botella y el impacto de precios de la energía por la invasión rusa de Ucrania.

“La eurozona se ha mostrado mucho más resistente de lo esperado ante unas perturbaciones sin precedentes”, según enfatiza Frederik Ducrozet, director de análisis macroeconómico de Pictet WM. Con economías como la de nuestro país que incluso están creciendo por encima de su potencial (el Banco de España sitúa este potencial en el 2% con el Plan de Recuperación y BBVA Research estimó este martes que el PIB avanzará un 2,4% en 2023).

“De hecho, es muy poco probable que el BCE revierta su rumbo de ajuste mientras el desempleo se mantenga cerca de mínimos en este ciclo”, advierte Frederik Ducrozet. “La situación del mercado de trabajo actualmente es muy positiva”, confiesa un alto funcionario de España, que trabaja en un organismo internacional y que prefiere no ser citado.

¿La única manera de luchar contra la inflación?

Los bancos centrales insisten en que no hay otra herramienta para moderar la inflación que las subidas de los tipos de interés. Pero su estrategia choca con distintas realidades de esta crisis de inflación. Por un lado está la necesidad de proteger a los más vulnerables y a los salarios en general de la pérdida de poder adquisitivo. Por otro, no se ha tenido en cuenta el éxito que han tenido medidas como el tope al gas para frenar la escalda del precio de la electricidad. Esta política monetaria tiene el riesgo último de provocar una recesión profunda y no tiene en cuenta ni el origen geopolítico del shock energético ni tampoco la relación de su segunda fase, la actual, con los beneficios de las empresas (la inflación por avaricia o expansión de los márgenes de ganancias, al trasladar todo o casi todo el aumento de los costes al consumidor).

Recientemente, el Banco de España admitió que el endurecimiento de la política monetaria apenas bajó 2 décimas la inflación en 2022, que de media fue en nuestro país del 8,4%. El golpe al crecimiento económico fue de 6 décimas (se quedó en el 5,5% el año pasado) y llegará a restar 1,1 puntos al avance del PIB en 2024 (se estima alrededor de un 2%).

Además, “la transmisión de los cambios en la política monetaria ha sido mayor en el coste de financiación y más lenta en la remuneración de los depósitos”, reconoció esta semana el equipo de analistas de BBVA Research. “Durante los próximos meses, puede haber una convergencia conforme disminuya la elevada liquidez y le sea rentable al sector financiero remunerar el ahorro”, continuaron desde esta firma de análisis.

Otros datos recopilados por BBVA Research muestran que mientras entre enero y junio de 2022 se vendieron 62.812 viviendas de media al mes, desde que el BCE comenzó subir los tipos de interés desde el 0%, en julio del año pasado, la media de viviendas vendidas al mes ha bajado a 57.237, con datos hasta abril. Por otra parte, las hipotecas firmadas para la adquisición de viviendas en este agresivo ciclo de subidas de los tipos de interés fue de 26.657 al mes, en promedio. En los seis meses anteriores, esta media fue un 17,5% superior, hasta las 31.330 hipotecas nuevas.

La visión más optimista es que “el aumento en la carga financiera de las familias estaría limitado por la próxima finalización del ciclo de subida de los tipos de interés, el mayor peso de las hipotecas a tipo fijo y el repunte de las amortizaciones”, continúan en la firma del banco. Esta carga financiera fue del 8% de la renta disponible de las familias en 2022, será del 9% en 2023 y se estancará en 2024, según las previsiones, que se quedan muy lejos del 17% que se alcanzó de medio en 2008.

La renta disponible [de las familias] crece gracias a la creación de empleo y a la revalorización de los salarios. Además, el ahorro ha vuelto a crecer, generando cierto espacio para apoyar al consumo durante los próximos trimestres”, concluyeron desde BBVA Research.

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