Hace unas semanas, The Street informaba de la venta de un gran centro comercial en Pensilvania, The Galleria at Pittsburgh Mills, por apenas 100 dólares, más 143 millones de dólares de deuda. Este 'mall', como se conoce a estos complejos allí, fue abandonado por la cadena Sears en 2015 y su ocupación es actualmente de apenas un 55%. Es el penúltimo ejemplo del espectacular declive que sufre esta propuesta comercial, antiguo símbolo del estilo de vida estadounidense.
Desde el estallido de la crisis financiera de 2007, las imágenes de enormes complejos comerciales baldíos son una constante en los medios de EEUU. Se habla de un apocalipsis por el auge del comercio electrónico y los nuevos hábitos de consumo, en un país con una superficie comercial por habitante que quintuplica la de Reino Unido y es ocho veces superior a la española.
El fenómeno viene de atrás –según la consultora inmobiliaria Cushman & Wakefield, las visitas a los mall, unos 1.100 en todo el país, se desplomaron un 50% sólo entre 2010 y 2013– y no ha remitido pese a que la economía estadounidense está cerca del pleno empleo (el paro no llega al 5%).
En mayo, Credit Suisse pronosticaba el cierre del 25% de estos centros, unos 275, de aquí a 2022, y la clausura, sólo en 2017, de unas 8.640 tiendas en todo el país. Una cifra sin precedentes que Cushman & Wakefield eleva hasta las 13.000 para 2018, según estimaciones difundidas por Bloomberg el pasado jueves.
Como resume Víctor Suárez, profesor de Retail de alto desempeño en el ISEM Fashion Business School de la Universidad de Navarra, esta tendencia es resultado de “una sobreoferta superpuesta a través de un exceso de shopping centers y canales comerciales, incluyendo el canal del comercio electrónico, con tasas más elevadas y crecientes”.
Según el Departamento de Comercio estadounidense, la cuota del comercio electrónico en las ventas minoristas en ese país alcanza ya el 8,7% del total (en España está en torno al 2%) y en categorías como el textil es del 17%, según Credit Suisse, que espera que este porcentaje se duplique en 2030.
Cadenas como JCPenney, Macy's, Sears, American Apparel, The Limited o Abercrombie & Fitch han anunciado este año el cierre de centenares de tiendas y miles de despidos en EEUU y más de una decena de firmas del sector en ese país se han declarado en suspensión de pagos desde enero.
Este escenario no parece perturbar a Inditex, que es, a priori, la enseña española más expuesta a esta debacle de los mall, ya que la presencia de otras cadenas nacionales en ese mercado es testimonial.
El grupo, presente en 93 países con 7.385 tiendas a 30 de abril, abrió 93 establecimientos en todo el mundo durante el primer trimestre del año, siguiendo las previsiones anunciadas en marzo por su presidente y consejero delegado, Pablo Isla, de realizar entre 250 y 350 aperturas netas durante este ejercicio. “La situación en Estados Unidos sigue un esquema similar”, dicen fuentes de la compañía, a preguntas sobre este asunto.
En 2016, Zara protagonizó aperturas destacadas en EEUU como la macrotienda (flagship) en el SoHo neoyorquino y la reapertura en la calle N State de Chicago, en pleno distrito financiero de la Ciudad del Viento. Y sus planes de expansión se mantienen, en línea con lo manifestado por Isla en marzo, cuando apostó ante los analistas por mantener en EEUU la actual combinación entre grandes tiendas, establecimientos a pie de calle en ubicaciones de primer nivel y “aperturas muy relevantes en centros comerciales” porque existe “un fuerte potencial de crecimiento en Estados Unidos para este año y los siguientes”.
“No hemos cambiado nuestros planes de desarrollo y expansión en el mercado estadounidense”, subrayó el ejecutivo, que ha acostumbrado a la cadena a batir récords de ventas, beneficios y nuevas aperturas. Desde que Isla aterrizó en la compañía hace más de diez años, Inditex ha sumado a su red más de 4.000 tiendas, a más de una por día.
Según sus últimas cuentas anuales, la multinacional gallega tenía 81 tiendas en EEUU (78 Zara y tres Massimo Dutti) a 31 de enero de este año. Esa cifra, que se ha triplicado en los últimos diez años (en 2007, tenía 24), se mantuvo al cierre del primer trimestre, según la empresa. Aproximadamente el 70% de esos puntos de venta se ubican en grandes centros comerciales, según datos recopilados de su web.
En el caso de Zara, al menos 53 de sus tiendas allí están ubicadas en centros comerciales, concentradas especialmente en los estados de California (16), Texas (7) Nueva York y Florida (4 en ambos casos) e Illinois, Maryland, Nueva Jersey y Virginia (tres en cada uno). La mayoría de esos centros pertenece a grandes operadores como Simon Properties, General Properties (GGP), Westfield y Macerich, algunos de los cuales han sido objeto de las apuestas bajistas de los hedge fund contra su cotización, pese a la buena calidad de sus malls.
En el caso de Simon Properties, el mayor REIT del mundo (equivalente estadounidense a los Socimi españolas, que alquilan inmuebles con grandes ventajas fiscales para sus accionistas) y el casero de Zara en catorce centros comerciales en EEUU que a cierre de 2016 presentaban una ocupación de entre el 93,8% y el 99,3%.
Esas tasas, anteriores a la oleada de cierres de este año, son superiores a la media nacional: según datos de Reis recopilados por Bloomberg, la tasa de desocupación de los mall estadounidenses creció dos décimas en el segundo trimestre, hasta el 8,1%, por el efecto del cierre de 68 tiendas que Macy's anunció en enero. El dato del primer trimestre todavía no recoge los 138 cierres que anunció su rival JCPenney en marzo.
El otro gran casero de Inditex en EEUU es GGP, que en 2010 se sobrepuso a la mayor bancarrota inmobiliaria de la historia de EEUU. Este grupo, el segundo del sector en el país, es el dueño de 12 centros comerciales con tiendas Zara, con una ocupación media del 97,5% a cierre de 2016. La peor tasa (89,9%) correspondía a un mall de GGP en Honolulu (Hawai) que en 2016 era el décimo más rentable del país, según estimaciones de la consultora especializada Green Street Advisors.
El tercer operador en EEUU con más Zara en sus centros es la australiana Westfield. Tiene nueve en la actualidad y en su web anuncia la próxima apertura de dos establecimientos de esta enseña en California: Century City, en Los Ángeles, y San Francisco Centre.
Podar los árboles
En opinión del experto de ISEM, el impacto del declive de los mall para Inditex es “muy relativo”, porque “se cierra y reabre en otro punto que garantice mayores productividades de venta. Esto es un proceso normal y natural de crecimiento lineal que se ha propagado como el fuego”, auspiciado “por los promotores de Real Estate americano, asumiendo que la demanda era infinita”.
Según Suárez, “los árboles han de podarse cada año” y las cadenas deben determinar “dónde concentrar en función de la demanda real, no la nominal que mueven los promotores”. En su opinión, el fenómeno “podría” extrapolarse a España, aunque aquí el destino preferido del consumidor no es este formato, sino las tiendas a pie de calle en los centros de las ciudades.
Mango ya se vacunó de este fenómeno. Su presencia en Estados Unidos es residual tras la ruptura, hace un par de años, de un acuerdo con JCPenney que supuso el cierre de 450 puntos de venta en el país. La cadena de Isak Andic ha reducido su red física en EEUU a apenas tres tiendas ubicadas en Nueva York y en los aeropuertos de San Francisco y Orlando. Tiene acuerdos para vender a través de las webs de Lord and Taylor y Amazon, además de en su propia web, y su estrategia pasa por “consolidar la venta online a través de estos acuerdos”.