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Cuando la basura genera empleo

Patricia Camacho

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La ola “verde” que desde hace unos meses se expande por todo el planeta concienciando sobre las catastróficas consecuencias del cambio climático también está favoreciendo positivamente a otras estadísticas, como la del empleo. Pese a que en nuestro mundo cada vez hay mayores procesos automatizados y las máquinas llevan a cabo labores que antes realizaban los hombres, nuevos perfiles profesionales están aterrizando en el sector del reciclaje, que cada vez demanda más personal.

Así apuntalan esta tendencia los datos que se manejan desde plantas de reciclaje como las que tienen las empresas Griñó Ecologic en Tarragona y Lleida, y Plásticos La Red en Alcalá de Guadaira y Sevilla.

La planta de Tarragona proporciona empleo a más de 40 personas y en la de Lleida se acaban de doblar los turnos. Por su parte, en Plásticos La Red, instalación que recepciona los envases que se separan en plantas como la de Grinó para posteriormente transformarlos en nueva materia prima, su director general, Carmelo Justo, señala que en la actualidad emplean a 500 personas de forma directa, además del empleo indirecto.

Según la organización medioambiental Ecoembes, el reciclaje de envases ha generado hasta la fecha en España más de 42.600 puestos de trabajo, 9.400 de ellos de forma directa. Pero el auge del ‘empleo verde’ no solo se limita al propio reciclaje y a las plantas; la ola también se está haciendo extensiva a otros pilares de la sostenibilidad y la economía circular que obtienen un beneficio directo del crecimiento de la conciencia ecológica de los ciudadanos.

Así sucede en el ecodiseño de envases, un concepto que piensa en el proceso del diseño de los productos y sus envases para que el impacto ambiental asociado a su producción, distribución, uso y gestión como residuo sea el menor posible, y que cada vez cala más entre las empresas. “Hacer las cosas bien desde un principio requiere una mayor inversión de recursos y tiempo inicialmente. Si los envases están diseñados para una mejor gestión (reutilización, reciclaje, compostaje…), o reducen el consumo de materiales, se generan más puestos de trabajo en el desarrollo de envases, y también en la gestión de los residuos, pues aumentan los volúmenes de materiales que tras su uso pueden ser aprovechados siguiendo las pautas de la estrategia de Economía Circular”, asegura Carlos Enguix, especialista en ecodiseño del centro tecnológico Ainia. Es la pescadilla que se muerde la cola, aunque, en este caso, la connotación del famoso dicho no es negativa, sino todo lo contrario.

La robotización y automatización solo suman

Es innegable que la automatización y la robotización de ciertos procesos ha traído consigo la eliminación de algunos puestos de trabajo, pero en el otro lado de la balanza encontramos que está generando nuevos, y de mayor cualificación. De hecho, como comenta Albert Mateu, director general de Griñó Ecologic, “estamos incrementando el número de incorporaciones con más formación. Son perfiles de ingenieros para dotar a los equipos de un componente innovador, que con su visión contribuyen al incremento del material reciclado”.

Mateu se refiere al personal que “enseña” a los robots a separar y reconocer los envases, según las diferentes tipologías, ya que no todos los plásticos son iguales en su composición. “La máquina tiene que tener toda esa información en su CPU y para eso necesitamos profesionales expertos en esta materia”, sostiene Mateu.

Carmelo Justo también reconoce esta tendencia: “Se sigue manteniendo el trabajo no cualificado al que damos formación, pero a nivel técnico ha evolucionado mucho porque ahora estamos en un mercado internacional y tienes que invertir mucho en tecnología. Eso significa que hay mucha robótica que clasifica el material. Para eso necesitamos ingenieros informáticos”.

La segunda vida de los juguetes

Además de ingenieros, diseñadores o informáticos, otro perfil muy demandado es el de los químicos, encargados de tratar con los residuos para convertirlos en otros recursos. Una de las cuestiones más interesantes es qué sucede con aquellos que no son envases como, por ejemplo, un juguete, y que no deben echarse a los contenedores amarillos porque entorpecen el proceso de separación de materiales

“Un juguete es un plástico, pero no envase, por lo que para nosotros es un rechazo. Sin embargo, lo aprovechamos para generar un combustible [carbón de coco para hornos y barbacoas] que sustituye al combustible fósil”, comenta Mateu.

De lo que se trata es de minimizar al máximo el vertido de materiales en los vertederos. “Veníamos de plantas manuales que separaban la materia y los rechazos iban directamente al depósito; pero ahora también han surgido otras instalaciones donde tratar esos rechazos, centros que también necesitan equipos de trabajo nuevos”, asegura Mateu.

No obstante, como manifiesta Justo, la automatización y robotización no significa que siempre disminuya el empleo no cualificado o que sea necesario prescindir casi totalmente de él. “Nosotros tenemos un incremento de entre 50 y 60 operarios anualmente, ya que al producir más toneladas, necesitamos a más personas en estos puestos de trabajo”, apunta.