Las mujeres maltratadas que consiguen romper el muro en el que están encerradas se ven ante un abismo una vez que han conseguido escapar de su agresor. ¿Por dónde continuar la vida? Cuántas veces, las palizas se han prolongado durante años porque las víctimas dependían económicamente del maltratador. Cuántos empujones, puñetazos, golpes y humillaciones se han repetido porque las mujeres no tenían ni fuerzas para irse. Ni se veían capaces de salir de ese círculo. Ni con valía para rehacer su camino.
El trabajo es una medicina de primer orden. No sólo proporciona independencia económica. Es una inyección de autoestima de efectos revitalizadores casi inmediatos. Y un potente agente para restañar conexiones con la sociedad. Nueva relaciones, nuevas vidas. ¿Quién ayuda a eso?
Una respuesta rápida lleva la mente a las instituciones. A los llamados servicios sociales. Pero la propia sociedad por sí misma también tiene en la mano muchas llaves. Ahí es donde ponemos hoy el foco. Catering Solidario, de la Fundación Ana Bella, está metido en esa idea: emplear a mujeres víctimas del terrorismo machista. Abrir esa puerta para que ellas mismas la traspasen y se valgan por sí mismas.Desde que arrancó en 2006 han ido pasando más de 60 mujeres maltratadas para, como explican, ejercer de camareras despues “haber recibido su formación y con disponibilidad para trabajar según la demanda. Un equipo comprometido que entiende su trabajo como una labor colectiva que puede cambiar la vida de otras mujeres”. Sus servicios se dan, actualmente, en Sevilla, Málaga, Huelva, Cádiz y Badajoz. Estas camareras son algo más que simples camareras. Son un ejemplo de que se puede quebrar el círculo del maltrato. Y de que se puede montar una empresa que colabore al tiempo que se hace negocio.
Catering Solidario (apoyado por Momentum Project, impulsado por BBVA y Esade) trabaja con productos de comercio justo. Así la dimensión social de la empresa se hace más sólida. Los eventos que las contratan obtienen un doble servicio, claro está: buen servicio y acción social. La empresa considera que hay hueco para ampliarse. Para crecer en cuanto a instalaciones y flujos de trabajo. Y para contratar a más mujeres y poder ofrecerles unos trabajos más estables. Un pasaporte para la independencia, la base de su nueva vida.