Un emprendimiento social no llega así como así. En ocasiones es la chispa y el trabajo de una o varias personas que ven una necesidad y tratan de cubrirla sin recurrir a las, ahora tan escasas, ayudas públicas. Pero otra vía habitual es la transformación o, mejor dicho, evolución de un proyecto que nace asociativo y comprueba que su palanca de acción se hace más poderosa si se autosostiene. Situar a grupos sociales desfavorecidos, desestructurados o exlcuidos en la línea de salida del mundo laboral es una de esas parcerlas y es el proceso que ha vivido A Puntadas, en Elche.
Después de tres años de trabajar en un proyecto de inserción de mujeres, PRM, se dio cuenta de que era “el momento de dar un paso más para crear un marco totalmente profesional, que pueda dar una oportunidad a más colectivos en riesgo de exclusión”. A Puntadas Empresa Social S.L está enfocada principalmente a la confección textil. Sus objetivos al conformarse en sociedad era “poner en marcha una empresa social dedicada a la producción textil y de complementos, socialmente responsable y económicamente sostenible. el consumidor en este nuevo siglo pide transparencia en la gestión y producción de las empresas”.
Contando con estas premisas, el proyecto trata de crear una línea atractiva y de producción “respetuosa” con el medioambiente e incluso en contacto con cooperativas de países en vías de desarrollo. Su dinámica hace que cuenten con una batería de profesionales que se dedican a preparar a la mujeres que luego sostendrán la producción de prendas. Para este equipo, el “mayor logro” viene dado por el hecho de haber podido poner en pie una marca propia, Malas Meninas, con las que darse a conocer y a comerciailzar. Además, fieles a sus orígenes, mantienen una especie de división formativa con “cursos de formación específica para nuestra producción empresarial. Esta área es independiente de la productiva”, señalan. Su proyecto cala en su comunidad por vincularse con su sociedad.
Desde A Puntadas, explican que sus clientelas se diversifican entre las empresas de distribución, las que quieren mantener vías de responsabiildad social corporativa pero “también clientes particulares”. Al fin y al cabo, la dinámica de estas “empresas sociales” es trabajar dentro de los circuitos normales de mercado pero con un doble horizonte. El normal y más pecuniario es el de subsistir económicamente. Pero todo esto con el propósito de constituirse en una manera de dar solución a conflictos sociales. En el caso de estas líneas trabajar con los colectivos en peligro de quedar fuera de la dinámica social mediante “el acompañamiento individual y un trabajo remunerado, que proporciona a los más desfavorecidos una oportunidad de aprender y se les facilita el acceso al mercado laboral ordinario”.
La gente de A Puntadas resalta la ayuda de un socio en este viaje “que ha aportado su experiencia” como es la Fundación de Juan Peran-Pikolinos