Han empezado a caminar hace apenas un mes y ya tienen más de 330 socios. En dos semanas han recibido 85 solicitudes para instalar el servicio en particulares y otras seis de personas jurídicas. Parecen cifras pequeñas comparadas con las grandes compañías de telefonía pero no lo son para la primera cooperativa que se ha constituido en España para ofrecer servicios de telefonía y conexión a internet.
Eticom-Somos Conexión lo deja claro desde la primera línea de su declaración de principios: “Se integra dentro del ámbito de la economía social y solidaria. Somos una cooperativa sin ánimo de lucro, de construcción participativa y comunitaria”. “Lo que queremos es ir cambiando el mundo poco a poco desde abajo y esto no sólo se hace hablando sino haciendo”, cuenta Mercé Botella, quien forma parte del Consejo Rector de la cooperativa. Explica que varias personas procedentes, como ella, de entidades de la economía social venían desde hace tiempo hablando que había que crear una cooperativa para servicios de telefonía. El modelo a seguir era Som Energía, una cooperativa de energías renovables, que en tres años tiene casi 14.000 socios y gestiona 13.577 contratos de luz. “Nos encontrábamos varios, y nos decíamos venga, hay que hacerlo”, dice Botella. Hasta que dos entidades relacionadas con la telefonía como Eticom y Som Conexió se juntaron y nació la cooperativa.
“Cada socio”, explica Botella, “tiene que poner inicialmente un capital de 100 euros”. Y cada uno de los participantes puede tener hasta cinco contratos de líneas diferentes. Una pyme del País Vasco, Nubip, que se ha convertido en su socio tecnológico, es quien proporciona los servicios y con el tiempo la intención de la cooperativa es adquirir esta empresa. Las infraestructuras las alquilan a Orange. “Somos conscientes que esta es la compañía que genera más quejas entre los clientes y en las que peores condiciones están los trabajadores, pero cuando tengamos un volumen suficiente la intención es negociar las condiciones con ellos”, señala Botella.
Por ahora, lo que han hecho es una compra de un paquete cerrado de minutos y datos y a partir de ahí van ofreciendo sus propios servicios adaptados a las necesidades de los socios. “Una conexión a internet de un giga cuesta 25 euros”, indica Botella.
También han mostrado su interés pequeños ayuntamientos, pero son sobre todo los particulares que buscan otra manera más justa de consumo. “Nos han llamado desde una urbanización que se está construyendo en Pamplona y que quieren formar parte de la cooperativa incluso con infraestructura”, explica Botella, quien señala que para los que piden una infraestructura la inversión es un poco mayor, pero el beneficio más a largo plazo es común. “La idea es que esas infraestructuras puedan utilizarlas más gente, incluso alquilarlas, y que sea posible una explotación por el bien común”, aclara Botella.