“Nuestro objetivo es lograr la Economía Circular, que la materia prima que se use para elaborar cualquier prenda de moda sirva como alimento al final de su vida útil a la tierra de donde salió”. Quien habla es Paloma García, impulsora de The Circular Project Shop, la primera tienda física que se abre en Madrid donde solo se puede comprar ropa y complementos que hayan sido elaborados bajo unos criterios éticos y sostenibles. Lleva en marcha hace menos de un mes y encara ahora su primera temporada de rebajas.
García puso en marcha hace dos años una marca de ropa, Elsinvivir, que elabora prendas de algodón ecológico y había participado en varios mercados. “Me di cuenta que lo mejor que funcionaba era el cara a cara”, explica. Empezó a hablar con otras marcas, que como la de ella, ofrecieran a los trabajadores unas condiciones laborales justas y emplearan procesos con el mínimo impacto al medio ambiente, y comenzó a elaborar un estudio de mercado. “Vi que podía ser viable y me lancé a la búsqueda de un local”, explica.
En apenas dos meses encontró el sitio: una pequeña tienda situada en la calle Ventura Rodríguez 22, muy cerca de la plaza de España. “Todo el espacio ha sido diseñado haciendo mucho hincapié en la sostenibilidad, buscando la eficiencia energética y el uso de materiales lo más naturales posibles”, señala para subrayar que todas las marcas que se pueden encontrar en el local cumplen esos criterios éticos y sostenibles que promueve el movimiento Slow Fashion. “Nosotros somos todo lo contrario a la Fast Fashion”, explica en referencia a las grandes multinacionales textiles, sin querer concretar ningún nombre, que fabrican en cadena, a veces en condiciones de semi esclavitud y con unos altos índices de contaminación.
Industria contaminante
“La industria textil es ahora una de las más contaminantes y si no cambiamos esta forma de fabricar y consumir agotaremos las existencias del planeta”, afirma la responsable de la tienda. “Nuestro objetivo es cambiar un sistema que está en marcha desde la Revolución Industrial y que crea unas necesidades donde no las hay”, explica. Y añade: “Siempre decimos que la ropa más ecológica es la que está en el armario porque antes de comprar hay que pensar si realmente lo necesitamos”, subraya.
Con la tienda física, García no solo pretende ofrecer al público un espacio donde sabe que puede comprar ropa que ha sido elaborada bajo criterios éticos y sostenibles, sino que también funcione como una herramienta de concienciación. “La gente tiene que empezar a cuestionarse de dónde viene y cómo está hecha la ropa que compra y preguntarse por qué alguna es tan barata; lo que no puede ser es que una camiseta cueste lo mismo que la bobina de hilo que se ha empleado para fabricarla”, apunta.
Entre las marcas que pueden encontrase en la ropa está Idunnbags, que fabrica bolsos elaborados con piel de pez que se destina al consumo humano y que se trata y trabaja con procesos vegetales. O Sense Nu, un marca de ropa para hombres que elabora las prendas con tejidos ecológicos y las confeccionan en un taller de Apramp, una asociación que atiende a personas víctimas de explotación sexual y de trata de seres humanos. “Todas las marcas que están en la tienda trabajan con personas en riesgo de exclusión social”, señala García, quien añade que “toda la producción es local para que la huella de carbono sea lo más reducida posible”.