La receta es sencilla: si un festival quiere generar impacto positivo no debe generar residuos evitables, debe reducir al mínimo sus emisiones de CO2 a la atmósfera, colaborar con proveedores locales y apostar por la creación de oportunidades. Si a todo ello se suma una programación enfocada a concienciar al público en materia medioambiental, el resultado es una propuesta casi utópica. No obstante, existe un evento con estas características en España y, además, no es nuevo porque acaba de celebrar su sexta edición. Su nombre es SON Estrella Galicia Posidonia y lo disruptivo de su planteamiento no concluye en los apartados de responsabilidad y compromiso con la naturaleza y las personas, ya que su cartel permanece en secreto hasta el mismo día de cada actuación y, junto a su amplio catálogo musical, igualmente ofrece rutas, talleres y alta gastronomía. Todo ello aderezado por el paisaje marino de Formentera, en las Islas Baleares.
Para su celebración, la organización puso a la venta únicamente 300 entradas que se agotaron en 45 minutos, pese a tener un importe más elevado que cualquier festival tradicional (310 euros más gastos). Los asistentes a la cita, celebrada durante tres jornadas a principios del mes de octubre, pudieron disfrutar del directo de Lori Meyers, Pongo o Israel Fernández, aunque el cartel, comisariado por Sinsal, se completó con otras bandas y artistas como Depedro, TootArd, YĪN YĪN, Guada, María de la Flor y Santi Araújo. Al mismo tiempo, la propuesta gastronómica corrió a cargo de Pepe Solla y Diego Guerrero, reconocidos chefs galardonados con estrellas Michelín y soles Repsol, mientras que el apartado de rutas por la isla los llevó a recorrer Cala Saona, la playa Ses Illetes o el Camí de Sa Pujada.
Precisamente, uno de los atractivos del festival es la combinación de propuestas musicales, gastronómicas y naturales. Así, la práctica senderista se pudo combinar con conferencias medioambientales y concluir con un concierto acústico en una gruta marina. “Con este tipo de iniciativas buscamos concienciar al público de la necesidad de que todos debemos aportar lo que esté en nuestras manos para cuidar y respetar el planeta”, aseguran fuentes de SON Estrella Galicia. Tanto es así, que los vasos y platos utilizados en cada una de las actividades eran reutilizables o estaban elaborados con material reciclado. Como también lo estaba el mural confeccionado gracias a la colaboración y cuya materia prima fue el plástico rescatado del mar por los propios asistentes.
Pero los participantes en el festival no caminaron solos por la isla, sino que estuvieron acompañados por expertos en disciplinas como la arqueología submarina, la gestión forestal, los sistemas dunares, la ornitología o la fauna acuática. “De esta forma, pudieron entender un poco mejor y de primera mano cómo funciona el entorno natural”, indican desde la cervecera.
En paralelo, como en anteriores ediciones, la organización ha destinado parte de su recaudación a Save Posidonia Project, iniciativa que trabaja para preservar la planta marina que da a las aguas de la isla su característico color azul turquesa, pero a la vez ha colaborado con artesanos locales —las pulseras de cuero que daban acceso fueron confeccionadas por Helena Amaral— y ha garantizado la neutralidad en emisiones de carbono de todas sus actividades. “Esta vez, la idea de generar un impacto positivo la hemos llevado al propio título de esta edición: Inconformismo. Reconocemos que no somos perfectos pero nos comprometemos a levantarnos cada día pensando y actuando para ser mejores y generar más impacto positivo. En esta edición queríamos demostrar nuestro espíritu luchador y el ansia por originar una experiencia que fuera diferente a cualquier otra”, precisan los responsables.
Alta gastronomía y talleres sobre cerveza
Sin embargo, el leitmotiv del festival no fue únicamente medioambiental, sino que asimismo tuvo protagonismo el componente cultural, especialmente de la mano de la gastronomía. Este reto recayó sobre los cocineros Diego Guerrero y Pepe Solla, quienes diseñaron “un auténtico abrazo entre las cocinas gallega y mediterránea”, tal y como apuntan los promotores. El resultado fue un menú maridado con diferentes tipos de cerveza y compuesto por platos tan atlánticos, como mediterráneos: tacos de cerdo negro mallorquín, bikini de tartar de rubia gallega, chorizo txacolí, navajas con emulsión de pimiento de Padrón, vieiras en escabeche cítrico, arroz seco marinero, nigiri de atún y boniato con wasabi o brioche de chipirones fritos con salsa tártara de ajo negro, entre otras muchas propuestas culinarias.
El protagonismo del espónsor principal fue más allá del nombre del festival y del hecho de que muchas de las elaboraciones gastronómicas de los chefs tuvieran como ingrediente su propio producto. Y es que también se celebraron varios talleres bajo el título de ¿A qué suena tu cerveza?, en los que los amantes de este precioso líquido “transitaron por el proceso creativo de su elaboración a partir de la música, aunando sabor y rock‘n’roll a partes iguales, con el trasfondo de los maravillosos atardeceres de la isla”, aseguran los portavoces de una cervecera que ya tiene la mirada puesta en el próximo año: “No podemos adelantar nada porque el factor sorpresa es uno de nuestros puntos fuertes, pero sí habrá una novedad importante para nuestros seguidores y todos aquellos que se quieran sumar a esta experiencia única”.