El virus de inmunodeficiencia humana (VIH) es un virus que ataca el sistema inmunológico. La Hepatitis C, por su lado, es una infección provocada por un virus (VHC) que daña el hígado. ¿Qué tienen en común ambos?
En España, se calcula que un 30% del total de personas con VIH —entre 130.000 y 160.000— están coinfectadas con VHC. Un hecho que se explicaría porque ambos virus comparten vías de transmisión; en el pasado era común la coinfección por VHC en personas diagnosticadas con VIH, sobre todo entre usuarios de drogas inyectables.
Según el Doctor José Miguel Benito, investigador del Instituto de Investigación Sanitaria de la Fundación Jiménez Díaz (IIS-FSJ/UAM) en el Hospital Universitario Rey Juan Carlos, “en España la vía de transmisión más frecuente al inicio de la epidemia –década de los 80 y 90 del siglo pasado- fue la parenteral en consumidores de drogas intravenosas, lo que supuso que un elevado porcentaje de personas que se infectaron con VIH se infectaron también con VHC”.
En este contexto, y fruto de la preocupación por el impacto que puede tener la infección con VHC sobre el curso clínico del VIH, resulta clave la investigación para determinar si un sistema inmunológico doblemente estresado puede empeorar la salud de las personas con VIH a largo plazo. Para la Doctora Norma Rallón, una de los líderes del estudio y también investigadora del IIS-FJD/UAM en el Hospital Universitario Rey Juan Carlos, “es muy importante la investigación alrededor del tema de la coinfección por el VIH y el VHC no solo por el problema sanitario, dada la elevada prevalencia de infección con VHC en la población VIH, sino por el gran reto para el sistema inmunológico de quienes están infectados por ambos virus y todas las consecuencias que ello conlleva”.
En ello trabaja el equipo de investigación en Enfermedades Infecciosas y Medicina Tropical del IIS-FJD/UAM y de los hospitales universitarios Fundación Jiménez Díaz y Rey Juan Carlos (Móstoles), que ha llevado a cabo el estudio The Era of DAAs: Assessing the Patients. Characteristics, Clinical Impact, and Emergence of Comorbidities in HIV/HCV-Coinfected versus HIV-Infected Individuals, que se acaba de publicar en Journal of Clinical Medicine, con el fin de conocer si la curación de la infección por VHC puede cambiar el curso clínico de las personas coinfectadas con el VIH y el VHC.
El problema de la coinfección VIH/VHC
Por lo general, la coinfección por el VIH y el VHC complica las dos enfermedades: la presencia de ambos virus en una misma persona genera interacciones, de manera que una infección puede alterar el curso clínico de la otra. En el estudio, los investigadores analizan el impacto de la curación de la infección por VHC en personas con VIH, en concreto sobre la incidencia de morbilidad y mortalidad en la población infectada por los dos virus.
Como resalta la Doctora Beatriz Álvarez, primera firmante del estudio, especialista del Departamento de Enfermedades Infecciosas de la Fundación Jiménez Díaz e investigadora del Instituto de Investigación Sanitaria de la Fundación Jiménez Díaz (IIS-FJD/UAM), “las personas con VIH sufren una mayor incidencia de distintas patologías y en edades más tempranas de la vida que la población seronegativa debido a la existencia de inflamación crónica”. Si a esto le añadimos el virus de la Hepatitis C, “este hecho se ve agravado” porque estamos hablando de otro virus que causa infección crónica.
El poder de los nuevos antivirales de acción directa
Los avances que se han conseguido con los fármacos para tratar el virus de la Hepatitis C han dado pasos de gigante en los últimos diez años. Uno de estos avances ha llegado de la mano de los nuevos antivirales de acción directa (AADs), que han conseguido revolucionar el manejo de las personas con la infección por el virus de la Hepatitis C, una infección en auge que cada vez presenta nuevos casos y cuyas causas deberíamos ir a buscarlas “en el consumo de drogas por vía intravenosa y en la transmisión sexual, sobre todo cuando unimos ambos ingredientes, como ocurre con el fenómeno del chemsex —consumo de drogas con fines sexuales— y del slamsex por vía intravenosa”, señala la Doctora Álvarez.
Gracias a estos antivirales, es posible actuar directamente sobre la replicación del virus, lo que permite alcanzar, en solo dos o tres meses, una tasa de curación cercana al 100%, menos efectos secundarios y una excelente tolerancia. “Este avance ha cambiado por completo el escenario de la Hepatitis C, convirtiéndola en una enfermedad con altas expectativas de ser erradicable”, admite la Doctora Álvarez. “Hasta el desarrollo de este tipo de fármacos, solo se contaba con fármacos para tratar el VHC poco eficaces, tóxicos y mal tolerados con los que, para optar a un 50% de posibilidades de curación había que completar un año de efectos secundarios y toxicidad para el organismo”, enfatiza la experta.
Pero ahora los investigadores, tras estudiar un total de 229 personas coinfectados por VIH y VHC junto a un grupo control de personas con VIH de tamaño y características similares, han podido concluir que la eliminación exitosa del VHC mediante AADs mejora significativamente las perspectivas con respecto a las comorbilidades y la supervivencia en individuos coinfectados por VIH/VHC, igualando el pronóstico de estos enfermos al del grupo comparador Tanto que, a partir de ellos, se destaca la importancia de intensificar los esfuerzos para la detección temprana de la infección por VHC y el inicio precoz de un tratamiento curativo, acompañado de la promoción de hábitos de vida saludables. “Este enfoque, no solo influirá sobre la prevención de daño hepático en particular, sino que, de una forma más holística, contribuirá a mejorar el estado de salud integral y de esperanza de vida de las personas afectadas”, apunta la Dra. Álvarez.
Finalmente, la Dra. Rallón subraya la importancia del trabajo multidisciplinar y de cooperación del equipo de investigación, formado por personal de los hospitales universitarios Fundación Jiménez Díaz y Rey Juan Carlos, bajo el paraguas del IIS-FJD/UAM. “Formamos un equipo multidisciplinar integrado por investigadores clínicos y básicos, lo que es fundamental para cualquier investigación traslacional que tenga como fin último la mejora de la calidad de vida de los pacientes”, apostilla, agradeciendo también el apoyo de las entidades financiadoras, otros centros de investigación con los que colaboran y, principalmente, de los voluntarios y pacientes participantes en los estudios.