Una mala experiencia en un proceso de hospitalización o atención médica no desaparece fácilmente. Para un niño, como para muchas personas, puede ser una experiencia angustiosa. Se enfrentan al miedo a lo desconocido, al sufrimiento y muchas veces les falta información o la que recibe no la entiende.
Y este malestar y angustia aparece muchas veces independientemente de la gravedad de la enfermedad, de ahí que los pacientes pediátricos requieran un nivel extra de atención que se traduce, en la mayoría de los casos, en más paciencia, flexibilidad y adaptación de la información que se les da. De no ser así, es posible que sea más difícil aplicar el tratamiento y, por tanto, que tarde más tiempo en recuperarse, según destaca una investigación publicada en el World Journal of Clinical Pediatrics.
La importancia de hacer de la atención sanitaria una experiencia más amable
Humanizar el cuidado de quien lo necesita es colocar al paciente en el centro, hacerse cargo de él no solo desde el punto de vista médico sino también de su bienestar, de cómo se siente. De esta manera, el paciente se convierte en un participante activo en su proceso de recuperación.
En el caso de los niños, este enfoque es especialmente interesante y necesario y debe extenderse también a la familia: su presencia, su participación, la cercanía al paciente y la interpretación de señales más allá del dolor, la fiebre y otras complicaciones médicas lleva años marcando un nuevo camino de la atención médica.
La Sociedad Española de Pediatría Social (SEPS) reivindicaba el pasado mes de mayo, con motivo del Día Mundial del Niño Hospitalizado, que se cumplan los derechos de los menores, tal como establece la Carta Europea sobre los derechos de los niños hospitalizados, aprobada en 1986 por el Parlamento Europeo.
Estos derechos se fundamentan en aspectos como no ingresar a no ser que sea estrictamente necesario; que este ingreso sea durante el menor tiempo posible, teniendo en cuenta el impacto que suele tener; que el menor pueda estar acompañado en todo momento, siempre que sea posible; o asegurar una información veraz y adecuada a su edad, entre otros derechos.
Cuentos que acercan a la recuperación
En la línea de dar un enfoque más humanizado en general y de ofrecer información adaptada a los niños hospitalizados en particular, el proyecto de humanización pediátrica del Hospital Universitario General de Villalba Educare, persigue, con la creación de cuentos educativos, “ayudar a los más pequeños a entender de una manera entretenida y adaptada el proceso por el que están pasando, adaptado a su edad”, reconoce la Doctora María de la Parte, jefa del Servicio de Pediatría del hospital citado.
Educare es, junto a Coagulín, una iniciativa que ha sido premiada por la asociación Cars for Smiles. Ambos proyectos buscan mejorar la calidad de vida, la educación sanitaria y la experiencia de los más pequeños y sus familiares durante su camino hacia la salud. “Nos sorprende cuando nos dirigimos directamente a ellos, nos responden con su propio lenguaje sobre sus miedos e inquietudes”, reconoce el Doctor Esteban García Prieto, uno de los creadores del proyecto y jefe asociado del Servicio de Cirugía Ortopédica y Traumatología del hospital. Por otro lado, como afirma el doctor, “tenemos que acompañar a los padres, hacerles sentir seguros y partícipes de la salud de sus hijos”.
Un niño que tiene que acudir al hospital se enfrenta a un sinfín de emociones con las que tienen que lidiar él y su familia. Miedo, salir de la rutina, contacto con personas desconocidas que usan palabras que apenas entiende y un entorno más hostil que la comodidad de su casa lo hacen, a él y a sus padres, más vulnerables.
De ahí que, de la mano del proyecto Educare, a través del juego, la educación y la interacción social, los expertos pretendan mejorar la atención médica. “Queremos que sea un libro de cuentos educativos que ayuden a los más pequeños a entender de una manera entretenida y adaptada el proceso por el que están pasando, haciéndolo más amable e incluso divertido”, afirma la Doctora María de la Parte, que admite además que “sabemos que los niños entienden mejor con ilustraciones y los padres podrán usarlo como fuente fiable para informarse sobre el manejo de distintas patologías, como fracturas traumatológicas y patologías pediátricas frecuentes como gastroenteritis, catarros, así como promoción de hábitos saludables como alimentación, sueño, ejercicio físico y exposición a pantallas”.
Cuando el apoyo médico y emocional van de la mano
“El proyecto, que está actualmente en desarrollo, pretende que los cuentos infantiles puedan motivar a los niños a adoptar hábitos saludables, mantenerse activos y conocer cómo será el curso de su enfermedad, dándoles autonomía sobre su cuidado”, afirma el Doctor García Prieto.
Pero no solo eso: los cuentos también brindan apoyo emocional y proporcionan a los padres acceso a fuentes de información médica fiable. Estos cuentos estarán en formato digital, a los que se podrá acceder a través del portal del paciente, y en formato en papel, que se ofrecen en urgencias pediátricas.
Se ha comprobado que, cuando los niños “se sienten valorados y comprendidos, es más probable que sigan las recomendaciones y el tratamiento médico, lo que puede llevar a mejores resultados en salud”, matiza la Doctora De la Parte. Lo corroboran también estudios como el publicado en la Revista Europea de Pediatría, según el cual las intervenciones de humanización en las salas pediátricas tienen efectos beneficiosos en varios aspectos de la recuperación médica.