Ortorexia, cuando la salud se disfraza de obsesión

Seguir una alimentación saludable es clave para conseguir tener una buena salud. De hecho, cuando se habla de los hábitos de vida saludable, la alimentación es, junto al ejercicio físico, una de nuestras grandes aliadas. Pero, en ocasiones, este deseo por llevar una alimentación saludable puede llevar a una persona a obsesionarse hasta el punto de acabar convirtiéndose en un trastorno que se conoce con el nombre de ortorexia.

Estamos frente a un problema que ha ganado relevancia en los últimos años, sobre todo entre los más jóvenes y que, entre otras causas, puede tener como fondo de escenario el efecto de un uso indiscriminado de las redes sociales, implicadas muchas veces en los cambios de hábitos alimentarios que lo que hacen es confundir lo que sería un estilo de vida saludable con patrones rígidos de alimentación.

Qué es la ortorexia

Desde el punto de vista etimológico, la palabra ortorexia viene del griego orthos —correcto— y arexia —alimentación—. Aunque su definición pueda parecer inofensiva, estamos frente a un “trastorno psicológico complejo que puede derivar en consecuencias negativas para la salud física y mental”, admite la Doctora Teresa Montoya, jefa del Servicio de Endocrinología y Nutrición del Hospital Universitario Infanta Elena

Esta obsesión patológica por la alimentación saludable y por la calidad de los alimentos que se consumen, puede manifestarse en trastorno de la conducta alimentaria y en sufrir un alto grado de estrés y ansiedad, así como anemias y carencias de micronutrientes. 

Introducido por Steven Bratman a finales del siglo XX, el término no consta ni está reconocido en los manuales diagnósticos oficiales como un trastorno de la conducta alimentaria ni entre los obsesivos, pese a que su prevalencia “está creciendo de forma especial en jóvenes y personas menores de 45 años” y afecta a un 1-3% de la población general, una cifra que va en aumento, sobre todo entre grupos de población como atletas o personas con trastornos alimenticios previos. 

La investigación sobre la incidencia de la ortorexia en España es limitada, por lo que, como reconoce la doctora Montoya, “se necesitan más investigaciones para comprender bien la prevalencia de este trastorno en el país”.

Cómo actúa una persona con ortorexia

Aunque ser conscientes y preocuparse por la calidad de los alimentos que consumimos no es un problema en sí mismo, sino más bien todo lo contrario, las personas con ortorexia se obsesionan y se convierten en esclavas de reglas alimenticias restrictivas, algo que puede acabar teniendo “consecuencias negativas para la salud física y mental”, advierte la jefa del Servicio de Endocrinología y Nutrición del hospital valdemoreño. 

Una persona con ortorexia suele comprobar de forma compulsiva las listas de ingredientes y las etiquetas nutricionales; elimina un número cada vez mayor de grupos de alimentos, como azúcar, carbohidratos, lácteos o carne; elimina de su dieta cualquier alimento que no lo considere saludable o se muestra ansiosa si no hay alimentos saludables. Por tanto, lo que en un primer momento puede empezar como un intento inofensivo de seguir ciertas reglas de alimentación saludable, en algunos casos estas reglas se convierten en obsesiones devoradoras.

Todo ello puede llevar a tener deficiencias nutricionales porque se pueden llegar a eliminar ciertos alimentos, y esta “restricción dietética excesiva provoca desequilibrios en vitaminas, minerales y otros nutrientes esenciales para el cuerpo humano”, advierte la especialista. Otro problema añadido viene de la mano de la obsesión por la pureza de los alimentos, que se traduce en una ingesta calórica menor y, por tanto, en “pérdida de peso no deseada e incluso desnutrición”, añade Montoya.

Las consecuencias también cruzan la línea física y van más allá. La huella psicológica que deja se refleja en “ansiedad extrema, estrés y aislamiento social, y a menudo experimentan una sensación de culpa abrumadora cuando se ven obligadas a comer alimentos que consideran no saludables”, advierte Montoya.

Cómo se trata la ortorexia

La ortorexia puede ser difícil de detectar y de abordar. Estamos frente a un trastorno psicológico complejo que necesita tratamiento profesional, especializado e integral, que en la mayoría de los casos requiere terapia cognitivo-conductual que ayude a encontrar una relación más equilibrada y saludable con la comida.

Una de las claves ha sido poder llegar a establecer una conexión entre la obsesión en una alimentación saludable y la depresión o trastorno obsesivo-compulsivo, como este estudio publicado en BMC Psichiatry, según el cual la depresión, la ansiedad y el estrés juegan un papel entre la impulsividad y la ortorexia. Este tipo de hallazgos ayudan en avanzar en la práctica clínica y salud pública porque permiten “comprender mejor la relación entre la ortorexia y otros trastornos psiquiátricos”, según la endocrinóloga, de manera que los profesionales puedan seguir estrategias más efectivas.

Pese a los avances, aún queda camino por recorrer en el tratamiento de la ortorexia para conocer mejor su relación con otros trastornos psiquiátricos que permitan, como concluye Montoya, “abordarla de forma integral”, así como establecer programas de prevención y concienciación para abordar este problema de salud mental cada vez más creciente.