Junio se acerca con su promesa de traer el verano: el día cada vez dura más horas y el tiempo se va aclarando, aumentando el calor y la cuota de sol. No es necesario que vayamos a la playa o a la piscina a dorarnos expresamente para que el riesgo de contraer un melanoma se dispare con la exposición al sol. Basta con no saber protegernos debidamente en esta época cuando salimos a la calle para que el peligro de padecer este temible tumor aumente.
Según explica el doctor Jorge Angulo Acevedo, jefe del Servicio de Dermatología del Hospital General de Villalba, hay una correlación clara entre la aparición de melanomas y el hecho de exponernos el sol, “sobre todo en algunos tipos de melanoma que son más frecuentes en las zonas más expuestas a la luz solar, como por ejemplo el lentigo maligno, que aparece en áreas de daño solar crónico, como la cara, fundamentalmente”. No es un dato para tomar a broma, porque se ha visto que cada diez-veinte años se duplica la incidencia de este tipo de cáncer. “Se trata de uno de los tumores malignos que más ha aumentado en frecuencia en pacientes de raza blanca”, asegura el doctor Angulo.
El 1,5% de todos los tumores que se diagnostican
Se estima que se producen 3.600 nuevos casos de melanoma al año en España; en torno a 8,75 casos anuales por cada 100.000 habitantes, lo que supone el 1,5% de todos los tumores malignos que se diagnostican. Además, puede aparecer a cualquier edad, si bien hay picos de incidencia en torno a los veinte y a los cuarenta años. “El 50% de los casos se diagnostican antes de los 50 años”, advierte el dermatólogo con el fin de concienciar de que no se trata de una enfermedad solo de personas mayores.
Por otro lado, afecta de distinto modo según sexo o raza. “Es ligeramente superior en el sexo femenino y es más frecuente en pacientes con fototipo claro, sobre todo aquellos no nativos que viven en países con una intensidad de radiación solar muy elevada, como es el caso de Australia o Nueva Zelanda”, explica el médico, que advierte que es el tipo de cáncer de piel más mortífero, “causante del 90% de las muertes debidas a este tipo de tumores”.
El Dr. Angulo explica que el melanoma puede ser extremadamente agresivo porque si se le deja crecer crea metástasis, es decir que pasa a otros tejidos y órganos. “La posibilidad de metástasis es mayor cuanto más grueso sea el melanoma”, añade. Para determinar dicho grosor se usa el índice de Breslow, que mide en milímetros desde la superficie hasta la zona más profunda del melanoma.
Detectar el melanoma pronto, fundamental
El nivel de erradicación del melanoma depende mucho del momento en que se detecte. Hasta tal punto que si se diagnostica en fase inicial (in situ) tiene una curación del 100%, mientras que un melanoma que ya ha dado metástasis puede tener una supervivencia a los 5 años menor del 20%.
En lo tocante a la recuperación, el porcentaje de éxito varía entre sexos. Sin hacer diferenciación del tumor según el estadio, tiene una tasa de superación del 90% en mujeres y 74% en hombres; es decir que aunque la incidencia del melanoma es ligeramente superior en mujeres, estas sobreviven más. La respuesta a este fenómeno es que las mujeres podrían tener más atención sobre su aspecto y su salud: “parece que suele darse un diagnóstico más precoz más frecuente en mujeres”, cuenta el doctor Angulo.
No es un asunto de broma, pues según el médico esta auto-atención es fundamental a la hora de detectar a tiempo un melanoma. De este modo, la autoexploración de nuestro cuerpo es un hábito muy importante que debemos adquirir. Angulo incide en que “todo el mundo debería ser consciente de los lunares y/o manchas que tiene y observarse periódicamente en casa -de dos a tres veces al año- de forma un poco más detallada”.
A este respecto, puede ser muy útil la ayuda de familiares para revisar zonas menos accesibles; “todos deberíamos hacerlo de forma rutinaria, sin dejar de mirarnos los pliegues corporales, plantas y zonas que son más difíciles de verse en el día a día”, afirma el galeno. Aunque el melanoma suele manifestarse con mayor frecuencia en las zonas más fotoexpuestas, como cara, brazos o piernas, puede aparecer en cualquier parte del cuerpo, incluso en zonas donde no incide el sol. De hecho, en mujeres es más frecuente en extremidades inferiores, pero en hombres en el tronco.
Usar cremas protectoras, pero también gorros y manga larga
En las últimas décadas se ha conseguido una mayor concienciación en la población respecto al melanoma, pero continúa siendo indispensable aplicarse fotoprotección en cualquier época del año, no solo en situaciones de exposición al sol: “debemos concienciarnos de usar la protección solar de forma rutinaria porque la radiación solar está presente en el día a día, y tenemos que hacerlo desde la infancia”, declara el médico.
Pero protegerse del sol no implica sólo ponerse una crema solar, también significa usar medidas físicas de protección como gorras, gafas de sol y ropa y, lo más importante de todo, no abusar de dicha exposición solar, incluso aunque estemos usando protección adecuada.