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Mi experiencia personal con un estimulador de clítoris más certero que un puntero láser

Querida lectora, te voy a ser muy honesta para empezar: acabo de tener tal orgasmo que casi me quedo colgada ahí en alguna de las estrellas del firmamento y no vuelvo a la Tierra para contártelo. El responsable ha sido el innovador LELO DOT™ que, más que un estimulador de clítoris, parece un puntero láser, por la precisión que tiene para hacerte vibrar justo donde tú sabes que te gusta.

Cuando abrí el envoltorio, a pesar de su elegancia, pensé que el diseño era una locura, porque la punta es verdaderamente puntiaguda. Y una, conociendo su cuerpo como lo conoce —que es para lo que usamos juguetes sexuales sobre todo—, podía sospechar que eso iba a ser demasiado directo.

Como bien sabrás por tus tanteos (y si no, ha llegado la ocasión definitiva) el clítoris es un órgano hipersensible especialmente diseñado para obtener placer. Pero si te pasas de presión o de estimulación directa, sin utilizar el capuchón de la vulva como escudo protector, podría resultar molesto. Eso era lo que me causaba más reparo. 

Pero tampoco me iba a frenar porque sé que los diseñadores de la marca sueca LELO no dan puntada sin hilo, así que lo he cargado con el USB, lo he lavado con agua templada y jabón neutro, he aplicado lubricante a base de agua en la zona genital y me he dispuesto a jugar con el DOT entre las piernas. Y oye, ni mano de santa.

La puntita ejerce un movimiento elíptico que puedes aumentar o disminuir de ritmo según tus necesidades, pero lo hace de una forma sutil, suave, nada invasiva; y permite jugar a lo largo de todo el clítoris que, por si no lo sabías, es como una especie de puntero dentro del pubis y adherido a la vagina. Esta es la razón por la que el orgasmo siempre ha cargado con la dicotomía de si es vaginal o clitorial.

¿Eres clitoriana o vaginal?

Eres clitoriana. Te lo digo yo, con el apoyo de Alfonso Antona, sexólogo con quien escribí el libro de Sexmentiras, donde desmontábamos, entre otros muchos mitos, este, que es el mito sexual por excelencia. 

Para que quede claro de una vez por todas, categorizaba Alfonso: “solo hay un tipo de orgasmo, otra cosa es cómo se consigue, sin que sea necesario devanarse demasiado los sesos. El orgasmo llega por estimulación directa o indirecta del clítoris, sin más”. 

Coincido plenamente con él, y estoy convencida de que tú también, en que “si el clítoris no recibe el oportuno rozamiento, a la mujer se le complica bastante la posibilidad de acabar retorciéndose de placer. Es decir, si eres capaz de llegar al orgasmo sin tocamientos, enhorabuena, pero que sepas que es una afortunada rareza”. 

Siempre es mejor contar con un juguete cálido y aterciopelado con el que dirigir las oscilaciones para estimular cualquier zona erógena meticulosamente a tu conveniencia. Mi nuevo amigo DOT, en concreto, posee ocho patrones de vibración con distintas intensidades que van desde un suave murmullo a pulsos más que estimulantes. Echas a volar tus fantasías eróticas y, hale hop, en cohete.

Tócame con la varita mágica 

Antona considera que “en el mal denominado orgasmo vaginal, lo que ocurre es que se está rozando, desde el interior de la vagina, el clítoris, un miembro similar al pene en cuanto que también se pone en erección y consta de glande, cuerpo y raíces. Es más, puede ser de mayor tamaño inclusive”. 

En efecto, aunque solo se vea la puntita, lo que vendría a ser el glande, esta varita mágica femenina puede medir hasta 13 centímetros. La gran diferencia con el miembro viril es que por él pasa también la uretra para orinar, lo que quiere decir que las mujeres tenemos este órgano única y exclusivamente para gozar.

Por eso también considero que el LELO DOT puede ser un gran aliado en las relaciones sexuales de pareja, para que el otro observe y entienda cómo funciona el clítoris cuando se le estimula adecuadamente. 

Por ejemplo, el movimiento elíptico del aparato es una buena idea a imitar con los dedos o la lengua, porque provoca gratas oleadas de placer de forma constante. La punta extrasuave de silicona orbita alrededor de la zona erógena y cubre todas las terminaciones nerviosas con su patrón en forma de símbolo del infinito, gracias a su tecnología Infinite Loop™.  Y no para hasta que tú no lo apagues porque sientas que ya te has desahogado del todo.

Lo que tienes es un orgasto

Aparte de clitorial o vaginal, existen otras clasificaciones del orgasmo, como fisiológico, emocional o racional. Pero, según me descubría Alfonso Antona, “en la mayoría de las ocasiones tenemos orgastos. Es la respuesta fisiológica, y no siempre placentera, un acto reflejo. Necesitamos contárnoslo y que nuestro cerebro, a nivel cortical, nos informe de lo bien que lo estamos pasando. Y entonces sí que tenemos el orgasmo”. 

Si no nos lo contamos, es como si el orgasmo se nos esfumara de las manos, y la cara de boba que te queda recuerda a la de una niña a quien se le ha escapado el globo en las ferias. Y ya te aseguro yo (porque, a estas alturas del reportaje, ya he probado el LELO DOT varios días más), que, con él, no se te escapa nada. De hecho, vas a poder comprobar que sí, puedes llegar a ser multiorgásmica. 

¿Existe el multiorgasmo?

¿Te ha pasado alguna vez que, después del orgasmo, te ha causado mucha molestia e incluso grima que te volvieran a rozar el clítoris? Pues, con este juguete, puedes seguir haciéndote cosquillas por la vulva, jugando con los ocho modos vibratorios. 

Y si vas adaptando bien las posturas y la presión, te sigue generando espasmos y notas cómo exprime el orgasmo hasta que ya no te quedan más suspiros en la recámara, de forma que, en vez de un estallido energético, te lo alarga como en un oleaje continuo, lo que la sexóloga Carme Sánchez denomina “un orgasmo secuencial”. 

A ver cuántos aguantas tú, porque el aparatito carga batería de sobra para darlo todo. Ahora bien, lo importante, según la experta, eres tú: “tu clítoris aguanta lo que a ti te apetezca, sobre todo, si usas lubricantes, especialmente, con juguetes, para alargar más el proceso, ¡pero sin ninguna obligatoriedad!

Lo remarca porque muchas parejas, en su consulta, pretenden conseguir el multiorgasmo como señal de calidad de su relación sexual, cuando eso “depende de la intensidad que tú le pongas, de cada momento y de cada mujer; ni tú misma ni nadie te tiene que obligar a ser multiorgásmica, es cuestión de que te apetezca seguir o de que surja naturalmente”, concluye Sánchez.