Desde fabricar cochecitos de bebé de lujo a diseñar piezas de robot para fábricas, la impresión 3D es una tecnología usada para crear infinidad de proyectos que, aunque suene lejana, sigue posicionándose como una herramienta potencial para el futuro. Es por eso que hace ya un año que se unieron el Consorci de la Zona Franca de Barcelona y el centro tecnológico Leitat para crear el 3D Factory Incubator, una incubadora de ideas y proyectos que buscaba gestar y dar salida a las start-ups y pymes que utilizan esta técnica pero que no tienen suficientes medios.
Y lo ha conseguido, con muy buena nota. Cabe destacar que es la primera incubadora europea de alta tecnología en impresión 3D y, que al ponerla en marcha, han conseguido despertar el interés de multitud de emprendedores de toda Europa. En solo un año han recibido más de 80 solicitudes de pequeñas empresas que se han esforzado por idear soluciones utilizando la impresión 3D para captar la atención del proyecto y sumarse a él.
Joan Parra, vicepresidente ejecutivo de Leitat, tiene identificado dónde está la clave del éxito de una iniciativa así, pionera en el continente: “Detectar a tiempo una necesidad en el sector y poder ofrecer, a través de la 3D Factory Incubator, el apoyo necesario a todo este talento emergente para el impulso de su negocio”. Y no solo ayudar con los medios, sino guiar a los participantes en el proceso, algo que no es tarea fácil.
Los números hablan solos y casi duplican los proyectos que esperaban
La incubadora empezó a funcionar contando con que el primer año acogerían a unas 20 empresas y sus respectivos proyectos. La realidad es que a día de hoy dan cobijo a más de 30 iniciativas relacionadas con este tipo de tecnología, tanto de ámbito nacional como internacional: un 21% de las solicitudes que recibieron era de empresas extranjeras.
Entre los proyectos que ya son parte de la incubadora se encuentran E4-3D Engineering for Additive Manufacturing, que diseña recambios de vehículos sin importar la marca que sean y Layertolayer, que además de producir ofrece asistencia y mantenimiento de las máquinas de impresión. También han acogido a 3DBide, que no solo fabrica sino que asesora sobre inversiones, e incluso a Designer Pram, que desarrolla productos dedicados a los primeros años de los niños, como los carritos. Son compañías que pasan por varios eslabones de la cadena de producción, pero todas enfocadas en la impresión 3D y su valor.
Al final, lo que la Factory Incubator procura a estas empresas es formación especializada, un amplio lugar para trabajar (sus instalaciones ocupan 600m2), un laboratorio con ocho equipos de producción 3D y un área de post procesos y metrología, sumado a toda la oferta no tangible: experiencia, asesoramiento, gestión, formación y un trampolín para desarrollar los trabajos.
Primeros resultados sobre la mesa: más de 500 servicios de impresión 3D aplicados
Este primer año ha cumplido todas las expectativas de la Factory Incubator, que se ha fijado un plazo de cinco años para acoger hasta 100 empresas que tengan una idea de negocio atractiva vinculada a esta tecnología. Un tercio ya casi se ha ocupado debido al éxito de la convocatoria, pero esperan que el número de peticiones siga creciendo.
No en vano han conseguido hacer que despeguen a nivel empresarial las iniciativas que ya están incubadas, poniendo a su disposición más de 500 servicios relacionados con esta labor. Para ello pusieron a punto uno de los laboratorios de alta tecnología en impresión 3D más completos de Europa con seis tecnologías diferentes de impresión 3D, tanto industriales como de pequeño formato. Aún están pendientes de recibir nuevo material de producción con el que podrán ampliar el abanico de iniciativas a las que dan cobijo.
A lo largo de 2019, además, la incubadora celebró más de 30 jornadas de diferentes temáticas vinculadas a este sector tecnológico. Entre ellas, jornadas de networking, sesiones de formación, de desarrollo de negocio y de financiación: todo orientado a que las start-ups que ya ha adoptado empiecen a rodar y ganen la mayor visibilidad posible.
El proyecto tiene una segunda fase a completar en junio de 2020: la Dfactory 4.0, que será un espacio industrial que ya se está construyendo en el polígono de la Zona Franca. “Será una fábrica del siglo XXI, donde habrá impresión en 3D, robótica, internet de las cosas, inteligencia artificial y blockchain, es decir, acogerá a la nueva economía a través de empresas que ya se han interesado por ocupar estos espacios, con la ambición de que Barcelona sea la capital europea de la economía y la industria 4.0”, asegura el delegado especial del Estado en el Consorci de la Zona Franca de Barcelona, Pere Navarro.