Igualdad y avances en derechos fundamentales: lo que está en juego en las elecciones europeas
El nueve de junio hay una cita que va más allá de decidir quién gobierna en Europa. Las elecciones europeas son también un ejercicio de responsabilidad y sentido común para garantizar un continente fuerte que siga avanzando en derechos e impulse políticas que protejan el futuro de las generaciones más jóvenes.
En este sentido nace ‘Votamos las europeas’, una campaña que busca promover de forma apartidista el voto en las próximas elecciones al Parlamento Europeo, activando palancas emocionales que movilicen a las personas abstencionistas sensibles en torno a unos valores comunes y mayoritarios sobre lo que define a Europa.
El voto femenino, que ha marcado la conquista de derechos fundamentales para la ciudadanía, es el eje clave de esta campaña impulsada por Madres por el Clima, Demos Lab y Equipo Europa, a la que también se han adherido teta & teta, We Move Europe, Marea Deliberativa,Talento para el Futuro e Impacto de género ya. Ante estas elecciones al Europarlamento, las mujeres están llamadas a jugar un papel determinante para consolidar derechos y libertades en un momento en el que muchas de las políticas europeas en materia de igualdad están en riesgo
Desde la consecución del voto femenino, las mujeres han sido las protagonistas de las grandes transformaciones sociales, equilibrando la balanza hacia un mundo de progreso, igualdad y democracia. Europa fue clave a la hora de fraguar la base de legislaciones que nos protegen en los ataques a los derechos en los Estados miembros, e ir a votar el 9J contribuye a una Europa que proporcione seguridad, ofrezca certidumbre y continúe protegiendo las libertades fundamentales, protegiendo a las generaciones más jóvenes y su futuro.
La clave de la participación femenina en las europeas
En las elecciones del nueve de junio no está solo el reconocimiento a las mujeres y generaciones que vivieron sin derechos, sino también mantenerlo ya conquistado. La participación de las mujeres en las elecciones ha aumentado en los momentos en que están en juego derechos como el aborto. Según OXFAM Intermón, las políticas de igualdad de género adoptadas recientemente por la Unión Europa están amenazadas por el ascenso de movimientos antidemocráticos. Este dato además se acompaña con otros del Parlamento Europeo que citan el retroceso de los derechos a la salud sexual y reproductiva en varios Estados miembros, y que urgen al Consejo a incorporar la asistencia sexual y reproductiva y el derecho a un aborto seguro y legal a la Carta de los Derechos Fundamentales de la UE.
Otro de los aspectos a destacar sobre la consecución de derechos afecta al ámbito laboral. En España, según el European Institute for Gender Equality, las desigualdades de género son más pronunciadas en el ámbito del trabajo (75,4 puntos), y nuestro país ocupa el puesto 17 de la Unión Europea en esta lucha. Dentro del subámbito de segregación y calidad del trabajo, España obtiene una puntuación de 69,0 puntos, noveno lugar en la UE. Estas elecciones son, por tanto, una oportunidad para que la voz de las mujeres españolas llegue a Bruselas y se atajen estas brechas laborales que afectan a las trabajadoras de nuestro país.
Desde la década de los 90, Europa persigue el objetivo de promover una participación equilibrada de mujeres y hombres en la toma de decisiones a nivel local, regional y nacional, como parte de su compromiso con la igualdad de género y con el recuerdo de que nunca hay que dar por sentada la democracia. Este objetivo ha recibido prioridad en la estrategia de igualdad de género 2020-2025 de la Comisión Europea, que establece medidas para promover la participación de las mujeres tanto como votantes como a candidatas en las elecciones de este 2024.
Según el Eurobarómetro del Parlamento Europeo de primavera, el número de europeos que muestran su interés en participar en las elecciones europeas ha aumentado hasta el 71%, un incremento de diez puntos con respecto a la misma encuesta de 2019. España se sitúa en la media europea con un 70% que se declara abierto a votar, esto es casi 15 puntos más que en 2019, cuando el 56 por ciento veía probable acudir a las urnas, mientras que la participación final se situó en el 60%.
Una transición energética justa también pasa por las mujeres
La preocupación ante las necesidades más básicas, como la vivienda o un salario justo, la emancipación o la posibilidad de crear un proyecto de vida propio, son luchas comunes entre la juventud europea. Además es importante una mirada a la transición ecológica que propone un cambio en los sistemas de producción y consumo, que traerá consigo nuevas oportunidades en el mercado laboral y es clave para mejorar la participación y posición actual de las mujeres en el empleo de estas actividades, con el resguardo de la UE y una directiva de transparencia por la que las empresas deberán compartir información sobre salarios y tomar medidas si su brecha salarial entre hombres y mujeres supera el 5%.
Las medidas climáticas y de transición energética que también están en juego son, además, una oportunidad laboral para las mujeres españolas. Por ejemplo, España se encuentra entre los tres primeros países europeos —y entre los nueve primeros del mundo— en cuanto a empleo en el sector de la energía solar fotovoltaica en 2022, lo que representa una gran oportunidad para las mujeres. Este sector emplea a más mujeres que otras energías renovables y casi el doble que el sector del petróleo o el gas. España, además, es el país europeo que más empleos verdes generará por las medidas para reducir emisiones, según Eurofound.
Según el informe El empleo de las mujeres en la transición energética justa en España, entre los años 2015 y 2021, las mujeres han ocupado cuatro de cada diez nuevos empleos ligados a la transición energética en España, lo que supone 58.136 empleos ocupados por mujeres, un porcentaje ligeramente superior a la media europea, que fue del 34%. Además, según la International Reneweable Energy Agency (IRENA), la diferencia salarial entre hombres y mujeres en este sector es comparativamente menor que en otros: las mujeres ganan un 6% menos que los hombres, frente al 14% en la economía en general.