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Mascarillas Béjar fabrica las mascarillas transparentes que permiten la identificación facial sin perder protección contra la COVID

Dos personas usando las mascarillas Oliv.

E. García

En la coyuntura actual de la pandemia, cuando por fin estamos en un proceso de inmunización paulatina y elevada de los grupos de riesgo, consiguiendo poco a poco una situación de bajas incidencias, sigue siendo de vital importancia el uso de las mascarillas.

Y en esto han estado trabajando precisamente en el departamento de I+D de Mascarillas Béjar de producción íntegramente española, para crear las mascarillas transparentes Oliv, fabricadas en policarbonato reciclable 100 %, con filtros Anti-Covid de grado Quirúrgico IIR y sellado de seguridad con silicona de perfil alimenticio Skincare. Se trata de un material ecológico que ahorra residuos al medioambiente, los océanos y todo el costoso proceso de reciclado, ya que una sola unidad puede ser de largo uso si se sigue un correcto mantenimiento.

La mascarilla puede durar hasta 25 años por sus componentes y la firma ofrece con el pack inicial las toallitas higienizantes y anti vaho imprescindibles, así como los 61 filtros para su cambio diario pues permite el uso de ocho horas máximo cada cambio de filtros. Posteriormente Mascarillas Béjar da la opción de suscribirse para ir recibiendo cada mes o cada tiempo elegido los packs de filtros y toallitas.

Ni que decir tiene que el modelo se atiene a las exigencias sanitarias de calidad y confort, pero, además, a nivel ergonómico, han logrado una confortable adaptabilidad al rostro gracias a su diseño y sus diferentes tallas (XS, M, L).

Bocas visibles para todos

Gracias a su transparencia, el diseño se erige como un aliado para las personas que dependen de la lectura de labios para su correcta comunicación, después de un año y varios meses de dificultades relacionales y conversacionales teniendo que adaptarse a duras penas a la realidad que les ha suscitado la pandemia. 

Además, Oliv permite el reconocimiento facial en instituciones, bancos, notarias, aduanas, controles de identificación, seguridad ciudadana etc. sin tener que retirarla de la nariz y la boca, algo que previene el contagio por aerosoles. 

Educadores y alumnos también pueden aprovechar las características de estas mascarillas para ejercer la gesticulación y la comunicación de ida y vuelta sin barreras visuales ni interferencias. En general, son una opción a tener en cuenta para instituciones educativas, charlas, conferencias, discurso público, encuentros sociales, políticos, económicos y situaciones cara al público, así como en trabajos de atención directa como hoteles, recepciones de congresos, restaurantes o aeropuertos.

A nivel estético, por último, la eliminación de la barrera solar que nos dejaba la marca blanca durante el verano y, quizá también, el hecho de poder volver a pintarse los labios y lucirlos, generando ingresos nuevos para la industria cosmética y bienestar personal, es muy interesante. 

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