Vanesa se agarró a las cuerdas de su cello construido con materiales reciclados, nada más y nada menos que para agarrarse a la vida. “Para mí la vida no tenía sentido, no tenía ningún motivo, entonces la música me enseñó que sí, me enseñó que, oye, ¡que merece la pena, que hay cosas nuevas por descubrir!”, confiesa ilusionada. Y es que sentir y crear música es su secreto para curar heridas del pasado, afrontar el presente y soñar el futuro.
La biografía de esta joven veinteañera está marcada por una infancia llena de obstáculos que no se lo han puesto nada fácil. Desde muy pequeña vivió con su familia biológica, en un centro tutelado, con una familia de acogida y de vuelta a un centro tutelado. Un periplo vital que deja en ella algunas secuelas pero que, como ella misma reconoce, es capaz de hacerles frente gracias a su fortaleza y a su participación desde los 13 años en la Orquesta de la Música del Reciclaje.
Así es como se conoce al proyecto social de Ecoembes, que la organización ambiental creó en 2014, inspirándose en la Orquesta de Instrumentos Reciclados de Cateura, formada por niños, niñas y adolescentes con escasos recursos procedentes de una comunidad ubicada alrededor del vertedero de Cateura de Asunción, en Paraguay. Dos orquestas hermanadas que, con esperanza, ingenio e ilusión, hacen música con instrumentos elaborados a partir de los residuos, como latas de refrescos o envases de comida. “Yo nunca había tocado ningún instrumento y el primero que me dieron fue reciclado. Estaba hecho de latas, tenedores...”, cuenta Andriy, uno de los violinistas.
Más que una orquesta
Pero, ante todo, La Orquesta de la Música del Reciclaje es un refugio para Vanesa y para los más de 100 músicos del proyecto, chicos y chicas que crecen en entornos vulnerables de grandes ciudades pero que no se rinden. Una orquesta que apuesta por las segundas oportunidades y que demuestra que ni los objetos ni las personas son de usar y tirar.
“Si no tienes oportunidades, es difícil avanzar y lo bonito de este proyecto es darte cuenta de cómo estos niños y niñas han sabido aprovechar esta oportunidad, a través de la música, que la vida les ha puesto por delante”, resalta Víctor Gil, director de la orquesta.
Un canto a la vida que sale de las partituras de este grupo musical y que ahora también se puede leer en las páginas de “Biografías aún por escribir”, una colección biográfica escrita por el periodista Nacho Carretero que narra la vida de cuatro jóvenes integrantes de este proyecto social. Chavales que se han enfrentado a barreras sociales, económicas o familiares, sacando fuerzas entre partituras y melodías.
Vanesa es una de las protagonistas, pero también Cristina, que sueña con ser la primera mujer gitana violinista de España; Andriy, que ha descubierto su capacidad de transmitir con el violín lo que no es capaz de hacer con palabras, y Luismi, que encontró su verdadera vocación en el cajón.
Todos ellos han tenido la generosidad de compartir sus experiencias vitales con Nacho Carretero que, altruistamente, se han encargado de plasmar sus palabras, emociones, retos y sueños en cuatro libros autobiográficos, que ya están disponibles en librerías y en la web de paripebooks y cuya recaudación de ventas está destinada al proyecto social de la Orquesta de la Música del Reciclaje. Una obra donde lo vivido de estos cuatro jóvenes se concentra en unas pocas páginas pero alberga más de 100 hojas en blanco, convirtiéndose así en un libro-libreta, que nos recuerda que en toda historia -también en las de Vanesa, Luismi, Cristina y Andriy- todavía queda mucho por escribir, por recorrer y por vivir.