Hagamos una prueba: piense y visualice el acto de reciclar. Seguramente lo que se ha imaginado es a una persona depositando un envase, un cartón o algún otro producto en un cubo en casa o llevando una bolsa al contenedor correspondiente. El último estudio de Kantar para Ecoembes revela que 8 de cada 10 hogares afirma tener más de un espacio para clasificar sus residuos y uno de ellos siempre está destinado a los envases de del contenedor amarillo. Además de separar en los contenedores de la calle, Ecoembes cuenta con acuerdos con convenios con 81 gestores privados mediante los que facilita la recogida selectiva en mas de 17.000 emplazamientos, como centros penitenciarios, hospitales, universidades, centros deportivos..., además 300 máquinas RECICLOS —que ofrecen un sistema de devolución y recompensa SDR— situadas en lugares de gran afluencia de público como estaciones de trenes, centros comerciales u hospitales.
Gestos cotidianos también en el trabajo
Adrián Silva acude a uno de esos lugares de gran afluencia, el estadio Santiago Bernabéu (Madrid). “Llevo tiempo viendo allí las papeleras para reciclar. Estoy tan habituado a verlas y a usarlas que me parece increíble que en algún momento no estuvieran”, explica mientras hace memoria. El Real Madrid es uno de los más de 20 equipos de fútbol español que colabora con Ecoembes en acercar el reciclaje a través de más de 3.000 papeleras y contenedores instalados en sus campos. Para Silva, que trabaja en una consultora ubicada en el centro de Madrid, estos recipientes de colores son un elemento imprescindible del paisaje también en su trabajo. “En la oficina empezaron con las azules, para el papel, pero ahora también tenemos amarillas —para envases— y verdes —para el vidrio—”, asegura. Para él, seguir reciclando más allá de su casa es lo más natural. “Cuando se trata de hábitos tan cotidianos, es fácil continuar con ellos también en la oficina”, concluye.
Algo parecido le sucede a Beatriz Moreno que aún recuerda cuando solicitaron que en su oficina pusieran una papelera de reciclaje de papel. “Trabajo en una gestoría, imagina la cantidad de papel que usábamos, así que pedimos poder reciclarlo. Nos trajeron las papeleras azules y nos dieron una pequeña formación para no malgastar tanto”, recuerda. Ecoembes cuenta con una iniciativa para poner en marcha Centros de Trabajo Sostenibles que lleva la recogida selectiva a aquellos lugares de trabajo interesados en separar sus envases.
Reciclar también en los lugares de estudio y ocio
El trabajo no es el único sitio, además de su hogar, en el que Moreno puede reciclar y pone como ejemplo el centro deportivo municipal al que acude, dos veces a la semana, a practicar natación y los fines de semana a ver los partidos de baloncesto de su hija, Andrea, la “verdadera activista de la familia”, como la define Moreno. Estudiante de biología, Andrea no comprende que haya quien no recicle. “Hoy en día es casi más difícil no hacerlo que hacerlo. Hay papeleras y contenedores por todos lados y un montón de información para no equivocarse”, explica a la vez que señala las dos papeleras —azul y amarilla— que hay en el pasillo del centro deportivo y que ella, explica, apenas usa porque normalmente lleva a entrenar su propia botella de agua reutilizable.
Sin embargo, sí recicla habitualmente en la universidad y sobre todo, en la biblioteca en la que suele ir a estudiar. “Cuando se acercan los exámenes, paso allí más tiempo que en mi casa y, si en casa separo y reciclo, está claro que también lo voy a hacer en la biblioteca o donde quiera que vaya”, responde categórica.
El camino a seguir es que todo el mundo lo tenga tan claro como Adrián y Andrea, y que incluso quienes tienen el hábito de reciclar en casa se conciencien todavía más y hagan lo mismo allá donde les lleve su rutina. Solo así tendrá sentido sumarse al cambio.