“Cuanto más tiempo estén los niños alejados de las escuelas, más difícil va a ser que regresen”, afirma Joaquín González-Alemán, representante de UNICEF en Ecuador, donde más de tres millones de niños han caído en la pobreza multidimensional. Es decir, que se han visto privados de una o más necesidades básicas como la educación, la salud, la alimentación, la vivienda, el trabajo o la seguridad social por los efectos de la pandemia.
Este país, junto con Panamá y Perú, ha mantenido las escuelas cerradas durante más de un año. Esto ha generado que aumente la vulnerabilidad de los niños, que al no tener acceso al refugio que supone la escuela se han visto expuestos a la violencia, la explotación, el trabajo infantil y la mendicidad. “En el colegio, de alguna manera, estaban protegidos de la violencia en los hogares, donde se da el 65% de los abusos sexuales”, explica el humanitario. Ahora el reto, según UNICEF, es aumentar la inversión en el sistema de protección social para recuperar el bienestar de las familias y los niños.